Capítulo 21

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Quizá había dramatizado al pensar que Dalila se había muerto, pero ahora me arrepentía de haberlo hecho y solamente saber que Dalila había quedado desmayada.

Su frente estaba roja y el único lugar adonde podíamos llevarla era al cuarto donde el señor Patricio atendía a sus pacientes, a Dalila no le iba a gustar pero teníamos que dejarla reposar y en los sofás de la sala no iba a poder estirarse adecuadamente. Debíamos acostarla en la camilla que el cuarto de Patricio nos ofrecía. Ahora eran dos heridos.

Se le había formado una contusión en su frente arruinando así lo que quedaba de su hermoso maquillaje. Recordé cuando habíamos quedado encerradas aquí gracias a Karen, en este lugar. Ningún gato venía hacia nosotros, todo fue puro teatro de ella para que no sacáramos el escritorio de su lugar. Aunque, ¿qué sentido tenía hacerlo o no si de igual manera arriba nos esperaban los láser? Solamente quería hacernos perder tiempo seguramente, no le hallaba ninguna otra razón.

Dalila permaneció inmóvil en la camilla del cuarto de Patricio, y me ofrecí a cuidarla porque no podíamos dejarla sola. Iván estaba con Hernán haciéndolo recapacitar para que no se le ocurriera intentar activar alguna de las palancas restantes, mientras que Melissa le platicaba a Renato lo sucedido.

A Neus no la había visto desde que permaneció sentada en la sala de espera. Suponía que aún se encontraba ahí de manera quieta.

Observé el rostro sudoroso de Dalila y su contusión formada de un color azul, el golpe había sido demasiado fuerte, temía que le causara daños interiores, daños cerebrales o algo de lo que tardara bastante en reponerse. A veces, el estar en una clínica no significa estar a salvo, podría significar muerte, perdición. Los doctores son los monstruos de los pacientes. 

Observé el interior del cuarto, a pesar de saber de quién era, no podía evitar decir que era agradable, que el olor que los muebles de madera emitían llenaban mi interior de nostalgia. Me hacían sentir en casa, estaba muy fresco e iluminado. Si no estuviera encerrada aquí podría decir que el lugar era de suma confianza, y cualquier paciente pelearía por que lo atendieran en este cuarto, con el doctor Patricio que se veía simpático y agradable, antes de que lo conociera realmente.

Comencé a caminar por el cuarto tanteando los muebles de madera, el escritorio, los estantes de retratos y libros médicos, un cuarto amplio para solamente ser un cuarto médico.

Los gemidos de dolor de Dalila me sacaron de la paz interior que comenzaba a sentir dentro de este ambiente e inmediatamente, como si de vida o muerte se tratara —porque en realidad podría ser así— corrí hacia donde ella estaba para decirle que no estaba sola.

—¿Dalila? —Pregunté. Ella continuaba con sus bellos ojos cerrados haciendo que sus largas pestañas se vislumbraran más. Sus labios estaban resecándose y habían perdido el brillo que tenían desde un inicio. Ella seguía gimiendo de dolor pero no se molestaba en abrir los ojos.

Presioné su sien tal y como lo hizo Hernán con Renato para comprobar que continuaba con vida pero no sentí el pulso, realmente no sabía cómo sentirlo, no sabía absolutamente nada de primeros auxilios y eso me frustraba. Quise salir a avisar que Dalila estaba consciente, pero no quise molestarlos, si yo me quedé de encargada a vigilar a Dalila era porque yo tenía que hacerme cargo de ella, los demás estaban metidos en sus asuntos y no iban a molestarme.

Coloqué mi cabeza en su pecho inclinándola lentamente para así escuchar los latidos de su corazón y Dalila se levantó al instante pegando una gran bocanada de aire y haciéndome retroceder del susto. Dalila había despertado. Me miró con miedo, totalmente fuera de sí, asustada y preocupada.

—¡Mi sesión! —Gritó apresuradamente y se levantó de la camilla. Me observó y observó el lugar donde estaba, parecía desconocerme totalmente. Se llevó la mano a la contusión y cerró los ojos al presionarse delicadamente—. ¿Qué me pasó? —Preguntó, parecía estar a punto de llorar. Estaba desconcertada, no sabía cómo reaccionar, Dalila no me reconocía—. ¿Dónde está Ricardo? ¡Tengo que ir a mi sesión de fotografía!

Clínica (#2 Hospital)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora