No entendía del todo su alegato, pero el profesor parecía estar considerándolo.

—Podemos fijar una hora para volver a este punto si no encontramos nada. Usted puede mantener un hechizo sobre nosotros para rastrearnos si algo va mal —insistió.

Emmeline me miraba con desconcierto, sin terminar de entender qué pretendía hacer Irina. Sin embargo, lo que sea que ella intentaba, hizo que el profesor finalmente accediera a dejarnos ir. Irina nos empujó hacia el norte antes de que nuestras caras de sorpresa nos delataran.

—¿Qué ha sido eso? —Logró preguntar Emmeline.

—Es un tonto —rio Irina—. Nunca nos hace practicar, se la pasa explicando hechizos y teoría. Entró este año y es un desastre. Nos ha dejado ir con la esperanza de que lo encontremos nosotros y se libre de tener que luchar. A pesar de eso recibirá el crédito, así que no le importa.

—Es una broma —replicó incrédulamente James.

—No —le aseguró Irina—. Cualquiera en la clase puede decírtelo, los he oído hablar, es vox populi.

—A veces es escalofriante cómo escuchas lo que todos dicen —murmuró James.

—No siempre —dijo Nina—. Pero aquí siempre he tratado de mantenerme alerta. Y hablando de mantenerse alerta, tenemos que encontrar ese lobo. Kyle, toda tuya.

Sus últimas palabras hicieron que James gruñera en broma.

Lo habíamos acordado antes. Mientras Em y James intentaban probar los hechizos de rastreo que Irina y yo les enseñamos, ella usaba sus sentidos para detectarlo y yo...bueno, mi labor era probar cualquier hechizo de curación que pudiéramos emplear.

Pasamos varios minutos infructuosos. Los chicos no detectaban nada y el cuerpo de Irina seguía rechazando toda posible curación. Lo primero que quedó descartado fue el envenenamiento, que cada espacio de control en su piel reaccionó con normalidad. Ni pestes, ni tumores, ni complicaciones neuromotoras.

Iba a empezar con encantamientos de largo plazo cuando Irina se tensó.

—Allá —dijeron ella y James al mismo tiempo, señalando hacia la izquierda.

—Luego —añadió Irina en mi dirección.

Activé un escudo a mi alrededor mientras Irina se sacudía la sensación de descarga eléctrica que debía haberle dejado mi último hechizo de diagnóstico.

—No se mueve —susurró James de repente moviendo los dedos, trazando círculos en la palma de su mano—. ¿Irina?

—No lo escucho —respondió ella—. Sigue allí.

—¿Avanzamos? —Sugirió Em.

Los dos asintieron y encabezaron la marcha. Emmeline y yo cubrimos la retaguardia, por si aquello era una trampa.

Tardamos unos cinco minutos antes de que Irina y James desaparecieran al mismo tiempo.

—¿Pero qué...? —Se le escapó a Emmeline.

Alisté un hechizo de contacto listo para atacar hasta que oímos la voz de Irina varios metros más allá.

—Chicos, por aquí.

Emmeline bufó.

—Podían avisar que querían dar un efecto sorpresa —gruñó antes de empezar a correr.

La seguí hacia el lugar de donde provenía la voz, sin dejar el hechizo de ataque, por si acaso.

No era una trampa, Irina y James rodeaban a nuestro fugitivo.

Sin embargo, era evidente que había una equivocación.

Este era un lobo pequeño. Ni siquiera era un hombre, probablemente solo un niño.

Podría pasar por un lobo simple, de no ser por la mirada en sus ojos.

Sus movimientos me llamaron la atención: se mantenía mirando entre los arbustos, como si esperara que algo saliera de ellos. Nos enseñaban ese tipo de cosas en Curación Avanzada, estaba despistado y prefería huir en lugar de atacar. Cuando sus cabezazos se volvieron más pronunciados, empecé a preguntarme si tenía dolor de cabeza.

Sin embargo, los demás no lo notaron y se agruparon para cercarlo.

El lobo gruñó, y plantó las patas en la tierra. Seguía moviendo la cabeza pero parecía notar que estaba siendo atacado.

Irina fue la primera en lanzarse; sin embargo, James ya estaba allí, con un hechizo de choque cuyas ondas expansivas nos hicieron retroceder.

Fue cuando Irina intentó volver a acercarse y James no dudó en usar el mismo hechizo, a pesar de que el lobo podía intentar saltar sobre él, que me di cuenta de lo que pretendía.

Lo que pasó en Halloween con él intentando que Irina no arruinara su vestido, la razón por la que fue el primero en quedar abatido por el lobo de Driggers, intentando quitar a Irina del camino, incluso cuando se ofreció voluntario en su lugar, todo cobró sentido: James estaba protegiéndola.

La señal del vampiro (Igereth #2)Where stories live. Discover now