60. Vida

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-¡Wilhem!, ¡Wilhem!- gritaba Abby. Estaba casi en shock, y muy desconcertada al mismo tiempo.
Trató de relajarse un poco, tal vez no había dado tiempo al pulso de su hijo, y esperó.

Tocó la mano de Wilhem, ¡y ahí estaba!, un lento y sutil pulso que indicaba que el muchacho seguía con vida, aunque no por mucho.

Llamó inmediatamente a una ambulancia, y poco tiempo más tarde llamó a Miranda y a Tom.

-¡Tienes que conducir más rápido!, ¡mi hijo se muere!- gritaba Miranda desesperada dentro del coche.

Tom conducía lo más deprisa posible. Mientras llegaban al hospital, marcaron a la casa de los Rajid, en donde Nasir fue el primero en responder.

-¿Residencia Rajid?, ¿Miranda?, ¡¿qué?!, enseguida.... Gracias. Sí.

Nasir colgó con el corazón latiendo a mil por hora, y fue por Anthea, quien estaba en su habitación.

Nasir irrumpió abruptamente y Anthea saltó del susto.

-¿Que no te enseñé a tocar?

-Mamá, habló tu amiga Miranda. Tenemos que ir por Salma, ahora mismo.

-Tu hermana está almorzando con Adul, no debemos interrumpirlos.

-Mamá, es Wilhem. Está en el hospital, y está muy mal.

Anthea palideció.

-Eso no le va a hacer mucho bien a Salma... Y Adul se enojará si interrumpimos su almuerzo por esa razón.

-Mamá, escucha. Adul es un... ¡imbécil!

-¡Nasir!, ¡no digas esas cosas!, a Allah no le gustan.

-Es la verdad, Salma jamás será feliz con él, y eso lo sabes bien madre. Salma debe estar con Wilhem, ahora y siempre. Pido perdón a Allah por darme cuenta demasiado tarde de lo que hace verdaderamente feliz a mi hermana, y por no ser lo suficientemente valiente para aceptar sus sentimientos.

-Ay, hijo. Está bien. Vamos por tu hermana, inmediatamente.

Anthea y Nasir pidieron al chófer que los llevaran al restaurante, y entraron buscando a Salma.

Adul fue el primero en verlos, y se notaba que no estaba muy feliz de que estuvieran ahí.

-¿Se puede saber qué están haciendo?, estoy comiendo con mi prometida, ¿no pueden esperar?

Anthea hizo caso omiso de Adul, y tomó a Salma del brazo, y acercándose a ella le susurró:

-Wilhem está en el hospital, te necesita.

A Salma le valió cominos que Adul se encontraba frente a ella, por lo que se puso de pie, y fue tras su hermano y su madre, hasta el auto que los esperaba fuera.
Adul maldijo, y decidió seguirlos para averiguar qué era más importante para Salma que comer con él.

Miranda entró corriendo a la sala de urgencias, y se encontró con Abby, quien lloraba desconsolada.

-Mi hijo... ¡Se muere!, ¡mi bebé!

Miranda la abrazó, y poco después llegó Angélica a su encuentro.

-¿Quién es la madre del muchacho?

-Yo.- dijo Abby, lanzando una incómoda mirada a su amiga.

-Se encuentra muy mal, señora. Él no va... No va a sobrevivir la noche. Su corazón está muy débil, y necesita un transplante con urgencia. He revisado toda la base de datos, pero no hay donadores. Lamento informarle que de otra manera... Su hijo no va a salvarse.

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