54. Predestinados

4.4K 295 46
                                    

-¿Deberíamos dejarlos solos?- preguntó Miranda.

-Pienso que sí. Necesitan hablar- sugirió Tom, tomando de la mano a su esposa.

Salma alcanzó la puerta del departamento, y tocó frenéticamente.
Pasados unos segundos, abrió Wilhem.

Se veía muy mal. Tenía puesta la pijama, su cabello rubio se encontraba todo sucio y enredado. La palidez del joven denotaba la falta de sol.

-¿Salma?, ¿qué estás-

Salma lo abrazó, para sorpresa de él.

-No me había dado cuenta de lo que quiero realmente. Te quiero a ti. ¿Por qué... Me mentiste?

-Quiero que seas feliz. Que cumplas tus sueños. No quiero ser un impedimento para tu felicidad.

-¡Pero tú eres mi felicidad!

Wilhem le devolvió el abrazo. Al momento del contacto sintió como sus fuerzas regresaban a él, como si su cuerpo se revitalizara. Era lo que tanto había esperado con ansias.

Salma se apartó después de unos segundos, y dijo:

-Le hice una llamada a Adul... Parece que el compromiso va a continuar. Lo lamento muchísimo.

-No. No tienes que disculparte. Es mi culpa. Yo te rompí el corazón, te hice pensar que ya no me importas en lo absoluto, pero no es así. Quiero que seas mi esposa, y no porque estés casada conmigo significa que no vas a trabajar ni cumplir metas personales. Seré tu esposo y amigo, no tu dueño. Te amo. Te amo y te amaré siempre. Y a pesar de ser jóvenes, sé lo que quiero. Una vida sencilla, discreta, perfecta, a tu lado. Estoy dispuesto a esperar por ti, el tiempo que sea.

-Wilhem...

-Y si es necesario, me convertiré a tu religión- dijo él riendo - no van a querer que te cases con un cristiano.

-Wilhem, yo me volveré cristiana. Tú no tienes por qué dejar de un lado tu religión. Además, siempre sentí que no encajaba. No sé qué factores influyeron en mi forma de pensar, pero no quiero empezar desde cero. Encontraré la forma de amar a Allah en otra religión- dijo Salma de forma serena.

-¿Y tus padres cómo van a tomar eso?

-No lo sé. Pero cada persona tiene derecho a elegir sus creencias, y no voy a obligarte a adoptar una religión tan diferente a la tuya. La transición cristiano-musulmán es de las más complicadas del mundo.

-Pero sí sabes que lo haría, ¿verdad?, por ti haría cualquier cosa.

-Lo sé, Wilhem. Ahora solo tenemos que esperar que el padre de Adul nos dé su respuesta. Rezaré mucho para que me niegue. No puedo creer lo precipitado que actué... Debí haber esperado, estaba tan triste, tan sola... Hacemos cosas estúpidas cuando la gente que amamos nos lastima. Buscamos la forma de vengarnos, o de encontrar un mínimo consuelo para el alma.

Wilhem la abrazó una vez más.

-Quédate así, no hables. Si te casas con ese hombre, no importa. Quiero recordarte así para siempre. Mía.

Salma cerró los ojos, aferrándose con fuerza a Wilhem, con los brazos entrelazados por detrás de la espalda de él.

Miranda llevó a la joven de regreso a casa luego de que ésta se despidiera de Wilhem, quien se encontraba exageradamente feliz.

Mohammed recibió a su hija con un fuerte abrazo que duró varios minutos. Anthea besó a la muchacha en la frente, y la hicieron sentarse en el sofá.

Salma sabía que eso solo sucedía cuando algo importante había pasado.

-Mamá, me está dando miedo esto. ¿Qué pasó?

Llantos De Arabia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora