52. Noticias

4K 288 39
                                    

Anthea se vio obligada a contarle a Hada y Fadila lo que Mohammed le dijo que hiciera.

-¿Es tan tonto para creerse que no vas a traicionarlo con él?- preguntó Fadila con despecho.

-¡Fadila!, es la voluntad de Mohammed, y además es la única forma de ayudar a nuestra familia.

-Ya que su hija consentida Salmita puede tener lo que desee en la vida.

-Fadila, cállate- ordenó Hada, harta de sus quejas.

-¿Hada?, creí que odiabas a Anthea... ¡deberías estar apoyándome!

-Estoy harta, Fadila. Ya no se trata sólo de Anthea. Esto nos concierne a nosotras también. Si Harun está dispuesto a ayudarnos, tenemos que aceptarlo. Esto va más allá de nuestra envidia por Anthea, o lo ofendidas que nos sentimos porque nos robó a nuestro marido.

-Sigo aquí...

- Sólo digo, tenemos que comenzar a preocuparnos por nosotras, Fadila. Deja de entrometerte en la vida de Anthea y Mohammed. ¡Piensa en ti!

-Como quieras, Anthea- dijo Fadila- pero te juro que si le partes el corazón a Mohammed, yo misma te arrastraré por la Medina para darte los cien latigazos.

-No me dan miedo tus amenazas, Fadila- repuso Anthea.

Hada se interpuso:

-No sirve de nada pelear. Ahora hay que ver por nuestro bien.

Anthea fue la primera en darse la vuelta para irse a dormir.

La mañana siguiente, otro obsequio apareció en la puerta de ésta. El paquete sí tenía grabado un número. -Anthea sonrió ante la idea de que Mohammed seguía teniendo intención de conquistarla. Abrió el regalo y extrajo un pequeño anillo de plata, con una nota incluida:

"Sé que no compite con el anillo de oro de Harun, pero piensa. ¿Vale más un anillo de oro por una mañana o un pequeño obsequio para cada día de tu vida?"

Anthea sonrió como una niña chiquita, y luego se puso seria. ¿En serio Mohammed estaba logrando desarmar su corazón?, ¿estaba logrando en una semana lo que no hizo en una vida entera?, ¿o era solamente la idea de perderlo lo que la hacía añorarlo?

Harun pasó por la comunidad para recoger a Anthea, quien lo estaba esperando en la entrada.

-No pensé que vinieras - dijo ella.

-¿Por qué no lo haría?

-No te he tratado del todo bien.

Harun le hizo una seña para que subiera al auto, y Anthea lo hizo.
Él la llevó a un restaurante tranquilo para conversar mejor.

Eligieron una de las mesas más alejadas del centro, y Harun ayudó a Anthea a sentarse jalando la silla para que ella pudiera acomodarse.

-Cuando salí de prisión- comenzó a decir Harun- fue gracias a una abogada que me ayudó a comprobar mi inocencia, sin necesidad de recurrir a testigos, o sea tú. Fue un proceso complicado, incluso tuvo que hacerle una llamada a Fadila, quien fue la que me acusó.

-Fadila jamás me contó eso...

-Nunca lo contará. No podría admitir que perdió contra mi abogada. Las declaraciones de Fadila tenían inconsistencias, así que pude salir un poco antes.

-Pero todos esos años desperdiciados... Tantos años por nada.

-Cuando estuve en prisión me dieron la noticia de que mi madre falleció, y unos años más tarde mi padre. Me lastimó mucho enterarme de eso, y estuve muy triste varios meses. Al salir, mi abogada me reveló que habían dejado un testamento para mí.

Llantos De Arabia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora