43. Enfermedad

4.8K 333 27
                                    

Tom abrió la puerta. Era el mediodía en sábado, y era hora del descanso con Miranda.
-Hola- saludó Wilhem.

-Otra vez tú... Miranda no quiere saber nada de ti; no te lo tomes a mal, es sólo que ella decidió olvidar su pasado.

-Es decir a mí, ¿no? Quería olvidarme a mí.

Miranda se acercó por detrás de Tom, y al ver a Wilhem, palideció.

-De nuevo tú. ¿Qué quieres?, te pedí que no volvieras. Te dije que no voy a hacerme cargo de ti.

-Y claro que lo entiendo... Prometo irme dentro de un mes, pero por favor déjame conocerte mejor.

-¿Cuántos años tienes?, ¿nueve?- preguntó Miranda sarcásticamente

-Solo quiero saber quién es mi verdadera madre... Quiero saber lo que me he perdido todos estos años.

-No te has perdido de mucho, mocosito.

Tom posó una mano sobre el hombro de su esposa.

-Miranda, sólo es un mes. Podemos tenerlo aquí en el departamento... No es mucho. El joven ya recorrió todo el camino hasta aquí...

Miranda dio un largo suspiro:

-Está bien, pero tienes que avisarle a tus padres donde estás, ¿entendido?

Wilhem asintió, emocionado.

Salió un momento, y cuando volvió a entrar en el departamento, tenía a la mano una pequeña bolsa con cosas personales.

-¿Es todo lo que trajiste?- preguntó Tom.

-Sí. Era para que mis padres creyeran que solo iba al colegio.

Miranda le prestó el teléfono a Wilhem para que le llamara a su "madre".

-Hola, mamá... Sí... Sí... Estoy en Washington... Sí... No... Mamá, tranquila. Estoy bien... No... Ya sé la verdad, no te pongas así. Sí, claro que sé que no soy tu hijo... No te voy a abandonar, sólo me quedaré con Miranda unas semanas... ¡Mamá, por favor!, no te enojes... Ah, me vale.

Wilhem colgó. Miranda agradeció no haber criado a su hijo. De lo que se había salvado.

-Puedes acomodarte en la habitación que era de Terry.

-¿Quién es Terry?

-Él es... Tu tío...- respondió Miranda no muy convencida con lo que estaba haciendo.

Wilhem subió a la habitación y se acomodó.

-Por la forma en que vistes, no creo que estés muy acostumbrado a un departamento como este- le dijo Tom mientras lo ayudaba a instalarse.

-Es bonito... toda mi vida la he pasado en el norte de Los Ángeles, así que tienes razón, no estoy acostumbrado. Papá formó una banda de rock muy exitosa, y gracias a sus ganancias, adquirimos una enorme casa en un barrio de ricos. Pero esa vida... No es para mí. Mamá siempre hace fiestas, y no tengo tranquilidad nunca. En el colegio me tratan como un rey, cuando sólo soy un chico normal, adoptado por una familia con suerte.

-Wilhem, después de todo, ellos te criaron... Además, tienes la vida que muchos jóvenes querrían.

-Pero esa vida... Nunca ha ido conmigo. Puedo vestirme elegante y aparentar fácilmente algo que no soy, pero yo sé la verdad. No pertenezco ahí, sino aquí. Con mi madre.

Tom se frotó la frente.

-No ha sido fácil para ella. No sabes por todo lo que pasó. Lo que la hizo darte en adopción.

Llantos De Arabia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora