Finales Felices

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La caricia ardiente de sus manos sobre la piel, el delicioso aroma de su cuerpo combinado con su colonia, y el tacto suave de sus labios carnosos sobre los suyos, eran más que suficientes para quitarle la razón, dejarlo a su voluntad en aquella mullida alfombra bajo su espalda desnuda. La delicadeza que utilizaba en cada movimiento, le hacía sentirse especial y protegido, como la cosa más valiosa del planeta en sus brazos.

HyukJae era capaz de llevarle a la luna y regresarlo sin sentir la diferencia. Era capaz de hacer sus defectos virtudes, y de cambiar una situación deprimente a algo increíblemente feliz, solo por él, para tenerlo a él.... era capaz de convertir una obsesión en amor.

Abriendo sus piernas le invitó a acomodarse entre ellas, y el ferviente deseo de devolver un poco de lo que le era entregado le hizo tomar su rostro y le obligó a subir a su boca. Con el amor que le procedía beso el labio inferior de HyukJae, y succionó de él, queriendo llevarse ese sabor que antes no conocía en su paladar. Las manos del pelinegro recorrían sin prisas y al igual que el roce de una tela de seda o terciopelo sus costados, uniendo sus caminos por la curva de su cadera hasta el bajo vientre, quedándose inconclusas ahí al tiempo que gozaba y se dejaba hacer en el beso.

Cuando ya no les quedaba aire para continuar, Donghae pegó su frente a la de él, bajó la cabeza y respiró como si hubiera corrido una maratón.

Sus pechos subían y bajaban al compás, el calor que emanaba de sus poros solo hacía que sus mejillas enrojecieran, y que sus palmas hirvieran al contacto. Donghae posó sus labios húmedos e hinchados de hace un momento, en la barbilla del pelinegro, sonriendo al segundo que escuchó un suspiro de su parte.

HyukJae entrecerró sus parpados, mirando atento las acciones del menor que hasta ahora le parecían tiernas, acariciando sus azabaches cabellos y enredando los mechones en sus dedos como rizos. El contacto de la lengua en su cuello le tomó desprevenido, y sin embargo como recorría hasta su oído dejando un camino de saliva era excitante en cantidades increíbles.

De un segundo a otro Donghae tenía la mitad de su cuerpo sobre HyukJae, una de sus piernas entre las de él, dejando mordiditas en la nuez y en la oreja, dando justo en los puntos sensibles, donde sus nervios se elevaban y su virilidad endurecía. Hyuk extendió sus brazos a los lados, cerró por completo sus ojos y se dedicaba irremediablemente a soltar suspiros y suaves gemidos....el cuello siendo su mayor debilidad.

Sabiéndose el dueño de la situación, el azabache bajó entre besos al pecho, y con la yema de sus dedos rozó los pezones sin saber que eso provocaría más a HyukJae. Curveó la espalda y cerró en puños sus manos, su pecho subía y bajaba más rápido, y cuando Donghae vio su rostro, todo él vibró por la pasión que se marcaba en sus facciones...

-D-Donghae...- suspiró con su tono aterciopelado, que cualquiera habría sufrido un colapso ante la combinación inusual de lo tierno a lo excitante. -Mmhg, continua ¿quieres?

Satisfecho dirigió la mirada a los pantalones que aún se sujetaban de las caderas de ambos, una de sus manos fue a la cremallera y la abrió lentamente, liberándolo de la presión. Fascinado por lo que había provocado, acarició sobre los boxers el bulto que se formaba.

HyukJae se estremeció, y apretó más los parpados arrugando la nariz, sin reprimir los sonidos obscenos que salían de entre sus labios...

-Mmmhg... oh Donghae....

El aludido en respuesta pegó su boca apenas unos centímetros arriba de su entrepierna. Los codos a cada lado de la cadera de HyukJae, y él colocado entre sus muslos, ¿Cómo habían terminado en esa posición?

La punta de los cabellos de Donghae cosquillaban en su vientre, y el aliento de este chocaba contra su erección. Todos sus sentidos puestos en el azabache a lo que decidiera hacer, y al no captar otro movimiento, levantó la cabeza para mirarlo frustrado.

Blanco de lenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora