Destrozo interno y externo

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Desde aquella última vez, Donghae solo podía verle de lejos, como se escondía el rostro con su oscuro cabello que había crecido considerablemente esos últimos días.; usaba aquella ropa de tonalidades lóbregas, y su particular estilo al vestir ya no tenía rastro, todo se limitaba a jeans y sudaderas con pocos estampados o nada.

¿Qué era lo que estaba Ocurriendo exactamente?

Las marcas del daño físico habían desaparecido desde el segundo día que se presentó al instituto, quien le viera jamás creería que salió herido, aun asi no era el mismo. Lo que no se había terminado desde entonces, era la "noticia", cada vez más se enteraban y más hablaban del tema, gozando de él como los viles seres de etiquetas expertos en juzgar sin razón o motivo.

Donghae estaba harto de atender preguntas estúpidas que le hacían diariamente, harto de que le trataran como la clase de victima que jamás se consideraría ¡Joder no había salido afectado de nada! ¿Por qué no podía simplemente dejarles en paz?

Algo más que le intrigaba, era la compañía de HyukJae, siempre pegado a su lado estaba aquel chico a quien creía era Cho Kyuhyun. Un joven de grado menor destacado por haber ganado varios reconocimientos en la materia de las matemáticas... todo un intelectual peligroso creía él, huyendo siempre de aquellos tipos con cerebro crítico y cuadrado.

Kyuhyun era la razón de su calma momentánea, imaginando que estaba apoyándole, imaginando que estaba siendo un buen amigo, todo esto ya que parecía conocer bastante bien al pelinegro.

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Decir que la vida estaba tratándole bien era una de esas mentiras dolorosas que nunca había hecho o dicho a nadie. HyukJae era plenamente consciente de que la vida, SU vida, era una bazofia embarrada en el universo, nada más que un atasco para los demás...

Había comenzado a tener esos pensamientos hace poco, cuando las palabras grotescas y desalmadas sobraban a su alrededor, al punto de poder abrir una biblioteca del tamaño Real con volúmenes enteros de insultos si quisiera. Pero no quería, porque entonces le daría más armas al resto del mundo infame para desquitarse contra esas personas iguales o más débiles que él, y no le deseaba su desgracia a nadie.

Su autoestima nunca fue de lo mejor, no era como si se sintiera la escoria del planeta, pero tampoco estaba muy seguro de sí mismo y de los alcances que podía tener. Para HyukJae la vida cotidiana era solo eso, cotidiana y monótona, hasta que cierto personaje entro en la escena e hizo escribir otra versión de su futuro, una versión que le pareció más excitante, traviesa, interesante... una versión mejor de lo que ya tenía.

Su estado de ánimo no era el peor, nunca fue aburrido o de la clase que se queja. Al contario prefería fingir que absolutamente todo iba como deseaba, que nada podía derrumbarlo (a pesar de llorar continuamente y por todo), que lo que hacía estaba bien mientras tuviera tiempo de estar a solas de vez en cuando, y que lo que le deparara el futuro no podía tener mayor reacción de su parte. En pocas palabras, pintaba su paisaje de color común para pasar desapercibido, y viviendo ocultamente en su propio universo paralelo.

Eran un experto en el camuflaje de su persona, y sus emociones. Invisible por decisión propia.

Volviendo al presente, las cosas ya no estaba igual en su interior o su mente, pensamientos fríos e incoherentes era lo que más abundaba en las 24 horas del día. Las voces eran vagas, escuchándose con eco y deformidad en sus oídos; las miradas de repulsión le caían como anillo al dedo a su ánimo decaído; las letras en las pizarras se veían borrosas a pesar de llevar puestos siempre esos molestos anteojos, y podía jurar que algo tenían que ver las lágrimas contenidas en los negros ojos.

Blanco de lenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora