Sueños

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Estaba sentando sobre la barandilla de la terraza, jugando con sus pies a una distancia de muchos metros del suelo. Extrañamente no sentía vértigo ante tan peligrosa caída, posiblemente porque lo que pasaba en ese momento no era real.

Retando a la suerte, Hyuk estiro sus manos al frente junto con sus piernas. El viento iba contra su espalda y al no estar sosteniéndose de nada, casi podía ya imaginar cómo era la misma naturaleza quien le lanzaba al precipicio, tomando una decisión por él de la que no estaba plenamente seguro.

Miro con indiferencia hacia abajo donde un mundo que perdía lentamente su humanidad, avanzaba al correr de las manecillas sumergiendo sus vidas en el mismo ambiente putrefacto que estaba cansándole. Sus opciones eran lazarse y caer en esa profundidad oscura, o permanecer en las nubes esperando a que tarde o temprano algo le llevara de golpe al suelo.

Pero entonces diviso una figura conocida al frente. Era Donghae. Sorprendido se levantó sobre la barandilla y grito su nombre.

Donghae volteo a mirarlo y le regalo una de sus inocentes sonrisas. HyukJae se sabía perdido en sus encantos, lo crudo de la situación se esfumo y de pronto no estaba en esa barandilla pensando en tonterías.

La cama redonda colgando del techo de una habitación vacía por unas gruesas cadenas, con Donghae acostado en ella usando solo unos pantalones blancos y una camisa ligera; era lo único a lo que su mente se atenía. El dulce chico descansada con los brazos y piernas extendidas de extremo a extremo de la cama, sus ojos cerrados y su melena azabache dispersa en la almohada, a excepción de algunos mechones rebeldes que se pegaban a su frente.

HyukJae gateo hasta colocarse encima de él y aparto dichos cabellos con ternura. Sus pupilas se dilataron al recorrer el camino desde el cuello a terminar por la camisa, imaginando lo que había debajo de ella.

-No pienso detenerme...- musito con voz ronca.

Donghae no pronuncio palabra, pero para mostrarse de acuerdo con su decisión estiro más su cuello mostrándole la garganta y clavícula, y se acomodó mejor bajo su cuerpo.

-Si no puedo tenerte mientras estoy despierto, quiero probarte en mis sueños...

La punta de su lengua rozo la sedosa piel de la mejilla, degustando literalmente su sabor. Sus manos hábiles fueron desabotonando la prenda, cuando enterró su rodilla en el colchón entre las piernas abiertas.

-Ahhh...- sus suspiros eran tan eróticos, que su entrepierna sufría las consecuencias. –Me tienes ahora.

-¿No tienes miedo?- mascullo, besando debajo de la oreja.

-Soy tuyo aquí... en tu mente, puedes hacer lo que quieras, todo lo que imagines- respondió con tal seguridad que no podía ser verdad, la evidencia de que estaba soñando.

Con desesperación beso la boca de Donghae, robándole la respiración, mordiendo la piel delicada de sus labios, e introduciendo su lengua en la cavidad y enrollándola con la ajena del modo más apasionado que sabía. Sus manos apretaban la cadera obligándola a subir y bajar rozando su virilidad con la rodilla apropósito, sacándole más de un gemido que se perdió en el beso húmedo.

De la nada ambos estaba sin ninguna prenda que impidiera el contacto directo de pieles, de rodillas en el medio de la cama, tocándose mutuamente acabando con su boca con el cuello del otro. HyukJae no podía detenerse, la frustración se estaba canalizando en el hambre de sexo desesperado y ardiente.

-¡Ahhh!- seguía gimiendo el azabache entre sus brazos, acercándose más hasta tumbarlo y colocarse encima. En aquel sueño no era el mismo brillo de sus ojos, no era la misma persona... aunque no podía exigir que lo fuera, siendo que solo era una ilusión.

Su mano fue a parar en la entrepierna de Donghae haciendo leve presión hacia arriba, mientras lo tomaba por la nuca y obligaba a inclinar solo el torno hasta tenerlo pegado a su pecho.

-¡HyukJae...Hyuk...!

-Nunca lo olvides- dijo entrecortadamente -Que ese nombre te perseguirá toda tu vida.

Dio otro giro a sus posiciones, y beso en medio de su pecho, desviándose lentamente a los pezones. Apretó con los labios la areola y succiono de ella exquisitamente. La espalda del chico se curveo y sus manos subieron a su cabeza para revolver los cabellos, cerrando con fuerza los parpados perdido en el fuego del placer.

HyukJae también estaba experimentando la ansiedad, su cuerpo exigía penetrar a fondo y dejarse de juegos. Separo más ambos muslos, y Hae suspiro aliviado al tener aquellos sensibles pezones libres, aunque sintiendo el frio inexistente golpeándolo una vez sin el calor de la boca del pelinegro. Este movió su pelvis chocando con la de él; estaba a unos centímetros de la entrada... ¿debía hacerlo? Tanto tiempo negándose llegar tan lejos en un sueño, pero, ¿debía hacerlo ahora?

-No te tortures más- dijo aquel Donghae, tomándole la cara entre sus manos. –Necesitas esto para seguir, necesitas esto... para no abandonarte a ti mismo.

Era verdad, no iba a pensar, no esta vez. Siendo que era un sueño la preparación no hacía falta, asi que se enterró en la pequeña entrada del azabache, y perdió toda razón.

-¡¡Ahhhh Lee HyukJae!!

Donghae apretaba sus cabellos sufriendo espasmos, y Jae lamia su clavícula moviéndose rápidamente arriba y abajo, manteniendo sus torsos juntos, para sentir todo el calor que emanaban, y los pezones de ambos friccionándose.

-¡Joder, desearía que fuera real!- gruño, deleitándose con la presión que Donghae ejercía en su entrepierna.

-¡Hazme real Hyuk!

Y de ese modo, llegaron al clímax anhelado...

y también, al final de su sueño.... 

Blanco de lenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora