En medio de la locura

921 147 59
                                    

Cuando entro al salón de clases las risas que le recibieron fueron suficientes para esperar lo peor. Conforme iba acercándose a su asiento los ojos de los demás le seguían sonriendo con cinismo, y una vez estuvo enfrente de la banca que le pertenecía, comprendió porque.

Solo se encontraba la silla y el esqueleto de la mesa, mientras que el tablón de soporte había desaparecido. HyukJae dejó caer su mochila al suelo junto con sus brazos, escuchando de fondo el bullicio del resto que se burlaba de la pésima broma.

El profesor de la hora apareció y les hizo callar. Bien podía HyukJae ir a informarle sobre la trastada que le estaba jugando, pero no les daría esa satisfacción. Contrario a eso tomo asiento como le fue ordenado y se las ingenio con sus piernas usándolas de apoyo para sus libros; el resto del tiempo lo pasó asi, y con las miradas que le lanzaban de desprecio.

Una vez el timbre del tiempo libre sonó, Jae se levantó y se estiro todo lo que pudo a pesar del dolor de columna que le había generado su posición. Salió de ahí hacia los casilleros encontrándose a Kyuhyun esperándolo.

-¿Cómo va esto?- le pregunto chocando sus palmas. -¿Qué te pasa en la espalda?

-No es nada- sonrió forzadamente, llevando una mano a la cadera y la otra al cuello.

Estaba guardando y recogiendo los libros de las siguientes materias. Entonces apareció Donghae extendiéndole una cajita de leche rosa.

-Ten, es para animarte.

El azabache sonreía con sinceridad y cuando Hyuk recibió la bebida, mordió su labio inferior ladeando la cabeza observándolo con ternura.

-Espero que todo este marchando bien. ¿Lo está cierto?

El pelinegro asintió, solo para que no quitara esa mirada esperanzada. No entendía como de pronto ellos parecían cercanos, e incluso el menor le obsequiaba cosas. Debía estarse sintiendo halagado, la persona que más admiraba, conocía, y quería estaba intentando ser amable y llegar a formar una amistad con él; pero a decir verdad no estaba nada bien con eso, ni con nada en la vida.

El problema de las depresiones, asi sean leves o momentáneas, es que tienen un gran impacto en la vida. Nublan la mente y dejan que sus emociones guíen por completo sus acciones, y lo peor es que esas emociones no son para nada positivas. Ellos pueden creer que están bien, pero en el fondo avanza el malestar hasta convertirse en un completo daño al corazón; incluso si cosas buenas les suceden, no serán capaz de ver totalmente lo buenas que son o de creer que están pasando...Hyuk no creía merecerlas.

-¿Hyuk-ah estas bien?

Aturdido meneo la cabeza en un intento de regresar a la realidad. –Lo siento yo... estoy algo perdido.

Donghae frunció el ceño, no le gustaba como sonaba aquello. Acercándose lo suficiente con los brazos cruzados sobre su pecho, busco la mirada del mayor. –No estás pensando cosas locas ¿verdad? HyukJae, no permitas que lo que sea que estas personas hagan te afecte. Recuerda no...

-No te pongas el desprecio de los demás hacia ti- cito HyukJae las mismas palabras que le escribió Donghae en su carta, adivinado que iba a decirlas. –Lo sé, no te angusties ¿vale?

Hae sintió como le palmeaba el hombro y lo dejaba ahí sin decir más. No le tranquilizaba ese tono, y tampoco le gustaba esa mirada perdida en sus ojos. Era verdad que todo estaba avanzando muy rápido, pero ya creía saber cómo leer sus expresiones, creía conocerlo lo suficiente para descubrir que un "Está bien todo" era una mentira, porque cuando ya conoces la sonrisa sincera y feliz de HyukJae... no puede engañarte.

=*=*=*=*=

Su corazón latía aceleradamente, la vista desde aquel ángulo era increíble, pero estaba luchando contra una inquietud que le atemorizaba. Cada que asomaba desde la orilla hacia abajo, las ganas de pararse en la barda e inclinarse eran mayores, como un reto a la muerte, un juego para nada divertido que le podía costar cualquier error la vida.

Por esa razón permanecía sentado muy lejos de los bordes, abrazando sus piernas y calmándose con palabras de ánimo que se dedicaba a sí mismo. Cerro los ojos y soltó un suspiro profundo, intentando convencerse de que realmente amaba lo que tenía; amaba a su hermana siempre tan sobreprotectora; amaba a sus padres que aun que ausentes sabía que también le querían; amaba a Choco, su mejor amiga; amaba cada mañana y cada noche de luna llena en la que podía admirarla desde su ventana sin interferencia de las nubes; amaba su personalidad y apariencia; amaba su hogar; amaba sus sueños e ilusiones; amaba.... ¿Podía ser posible que amara a Donghae?

Con esta última interrogante, abrió los ojos. Estaba obsesionado, y la obsesión podía confundirse con el amor apasionado, egoísta e intenso..... y viceversa. Podía ser que estuviera confundido ahora, pero durante años lo único que sentía por Donghae era necesidad, necesidad de corromperlo, necesidad de tenerlo, necesidad de idolatrar todo lo que hiciera y fuera suyo.

Pero también había notado que mucho de aquello había cambiado, como el hecho de que ahora VALORABA todo lo que hacía Donghae con esfuerzo, ya no se fijaba solo en su trasero, también prestaba más atención a sus gestos dulces y no llegaban a él pensamientos pervertidos... no era igual que antes, no veía al menor como un trozo de carne inalcanzable y visualizándose como un depredador.

Estaba reflexionando, y al mismo tiempo que lo hacía experimentando temor con felicidad. Temor porque podía estar enamorándose. Felicidad porque la enfermedad que creía nunca superar, estaba siendo superada.

Luego llego a su mente HeeChul, y eso fue suficiente para joder el momento.

"¡No pueden confiar en él. No pueden saber cuáles son los alcances de alguien TAN miserable!"

"¿Es un jodido gay?"

"¡Qué vergüenza que da!"

"No debemos acercarnos demasiado"

Las palabras llegaban de nuevo, los insultos, los comentarios despectivos volvían como una avalancha a destrozarlo. Ni siquiera se había percatado que se levantó, y caminaba hacia el borde de la azotea, mirando al frente sin expresión.

De nuevo aquel impulso, jamás le gustaron demasiado las alturas. Subió un pie a la baja barda y estaba por subir el otro cuando....

-¡Ya es hora de volver a clases!- alguien al otro lado de la puerta grito. La voz le pareció conocida, pero se sorprendió al darse cuenta de lo que estaba a punto de hacer que dejo de prestar atención a ese detalle.

Se apartó rápidamente abrazándose a sí mismo, con miedo. >>Soy un idiota, ¿Qué está pasándome?<< se recrimino huyendo de ahí antes de que de nuevo pasara.

>>Yo amo lo que tengo... no hagas estupideces. ¡No te atrevas!<<

=*=*=*=

Donghae se dedicaba, más que a estudiar, a dibujar en su libreta haciendo muchos corazones y muñequitos irreconocibles como una historieta. Eso hasta que el golpe de Yunho lo corto.

-¿¡Ahora que cojones quieres!?

El rostro de su amigo fue tan cómico que el enfado se le fue en cuestión de segundos.

-¿Ahora me hablas asi? ¿¡Ah!? ¿A MI, tu mejor y único amigo?- Donghae seguía riéndose. –Es que a ti estar enamorado te afecta. ¡Maldita colegiala bipolar!

El azabache arranco una página del final arrugándola hasta hacer una pelota con ella y lanzársela a la cara. -¡Deja de llamarme asi!

Yunho bufo por segunda vez en el día y le dirigió una mirada de muerte. –Eres un mal agradecido Lee Donghae. Pero aun asi me preocupo jodidamente mucho por ti.

-Lo se compañero- el menor lo abrazo por los hombros con cariño. –Y también sé que te pondrás de muy mal humor, y me dirás loco, idiota, y muchas cosas peores luego de que te diga esto...

-¿Qué cosa?- se sobresaltó.

Donghae soltó un suspiro acompañado de una sonrisa soñadora. -Estoy pensando en....que quiero acostarme con HyukJae.

Las reacciones de Yunho fueron lentas, pero al final, la bomba explotó.

-......... ¡ERES UN COMPLETO PEDAZO DE TARADO, BABOSO, INGENUO! ¿¡CÓMO MIERDA SE TE OCURREN SEMEJANTES TONTERÍAS EN ESA CABEZA TUYA, CON UN TIPO QUE APENAS CONOCES IDIOTA!? TU, TU... ¡¡LEE DONGHAE!! 

Blanco de lenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora