EunHyuk

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Los rumores circulaban por los corredores, ¿serian verdad? Los estudiantes decían que habían encontrado a HyukJae en los baños del tercer piso con mucha sangre, y el espejo roto y regado por todas partes. ¿De verdad ese idiota había intentado quitarse la vida? jamás imagino que alguien como él pudiera llegar a esos alcances, después de todo, le creyó muy seguro de sí mismo para caer con tan poco.

-¡Eh HeeChul!- Giro lentamente, y vio a su grupo aproximándose a él. -¿Cómo estas hoy, ah?

-Estoy como debo estar. ¿Qué les importa?

-Solo queríamos ser amables- se defendió Leeteuk, alzando las manos en son de paz. –Pero si no quieres, entonces mueve tu trasero y vamos al comedor.

Cuando fueron a su mesa habitual, la conversación comenzó a generarse con fluidez, excepto porque HeeChul no entraba en ella.

-Oye, hombre- le llamo Kangin golpeado su hombro, cosa que le enfureció. -¿Qué pasa? estas perdido o algo.

-Solo no quiero seguir con sus pláticas estúpidas.

El resto suspiro y comenzó a ignorarlo, ya conocían su compleja personalidad. Sin embargo Leeteuk, que había está bastante extraño, le miro penetrante y cruzó sus brazos sobre el pecho.

-¿Qué?- inquirió con altiveza.

-Nada. ¿Has escuchado lo que HyukJae?

-Solo rumores.

-Lo vi ese día- dijo de pronto, con seriedad. –No se veía bien... ¿No estas algo preocupado?

-¿Por qué mierda debería?

-Las personas sienten culpa, HeeChul. ¿Es que eres de piedra?

Apartando el rostro, se enfocó solamente en los estudiantes que siempre le habían importado un comino. ¿Tal vez lo era? Después de todo, no recordaba la última vez que su corazón se oprimió por lastima o arrepentimiento.

¡Mentira! Vaya que recordaba cuando las emociones humanas se habían congelado en un cubito de hielo interno.

-¿Estas escuchando?- insistió aquel molesto chico. -¡Kim HeeChul!

-No es mi problema Leeteuk- gruño al fin, enfrentándole. Habían ganado la atención del resto del grupo. -¿Tu no comprendes? Lo que la gente haga o no con su vida, ¿qué puede importarme a mí?

La piel de todo aquel que estuviera cerca, debió erizarse, cuando la sonrisa socarrona se pintó en los labios Hee lentamente. Esa era la respuesta que resumía un: "Me da igual lo que opines, digas, o piensen de mí, o de lo que hago ¿de acuerdo?"

Entonces se levantó de la mesa y se fue de ahí, con la pinta de ególatra que poseía siempre.

-Ese tipo me causa escalofríos- Siwon fingió temblar, rompiendo el ambiente tenso de su alrededor haciendo reír a todos con su acción burlona. Excepto por Park Jung-soo, que solo meditaba en silencio.

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Cuando HeeChul era un niño, no había gran diferencia, su personalidad podía decirse definida desde que cumplió los nueve años....

Su madre que hacía de su cabello lo que quería, asi él protestara, siempre lograba alizar sus mechas y hacerle parecer otro de los críos patéticos del colegio. Asi que cuando cruzaba las puertas y veía a su madre irse, rápidamente corría a los baños y agitaba sus cabellos con energía hasta lograr un volumen adecuando, y el fresco estilo como le gustaba.

Los demás se referían a él como "el jovencito extraño" cuando apenas cursaba la escuela media; después paso a ser etiquetado como una auténtica "diva" de la que sus padres no sabían si sentirse orgullosos, o decepcionados por su forma de ser tan difícil y complicada. Su padre siempre se quejaba por no poder alcanzarlo, repitiendo cada vez que trataba de sorprenderlo: "Nunca estas contento con lo que tu madre y yo queremos hacer por ti"

Blanco de lenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora