Impacto

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Botón por botón, se decía, lentamente hasta que estos fueran colocados correctamente en su sitio y ninguno fuera la excepción en la delgada camisa negra. Ajusto la cremallera del pantalón ceñido a sus largas piernas, y rodeo su cadera con el cinturón de piel favorito, que tenía como hebilla una luna de plata. Se colocó la chaquetilla escarlata que se ajustaba perfectamente a su torso. Por ultimo introdujo sus pies en los mocasines grises, se colocó la gargantilla plateada sobre el cuello de la camisa; se veía como la clase de personaje de obras artísticas que representaban los años de la moda inglesa... un estilo bástate trillado, podría pensar, pero que nunca dejaría de ser atractivo.

La corona reposaba de lado sobre su cabello rebelde. HyukJae pensó en lo bien que le quedaba, pero aún faltaba un detalle, no le llamaban el festival de las máscaras por nada. Se aproximó al mueble y abrió un cajón, del que saco una caja rectangular y casi plana; antes de poder quitar la tapa alguien irrumpió en su habitación.

-¿¡Estás listo Hyuk!?- Sora paro en seco antes de poder alcanzar a su hermano. El joven lucia como un desconocido, el aire olía a una colonia embriagante de rosas y menta, y su figura parecía ser mal alta igual que su misteriosa sombra. La chica imagino al protagonista de las tantas historias que implicaban suspenso, y excitante atracción diabólica. Boquiabierta exclamo: -¿Quién eres tú? Que me encantaría que me llevaras contigo.

-No seas ridícula-. Protesto avergonzado, dándose vuelta para darle la espalda.

-Hablo enserio ¡Dios, te ves genial! No recuerdo que en el instituto todos se vieran tan apuestos vestidos como vampiros exóticos.

-No lo hacen. La mayoría solo usa traje y una máscara ¿está feliz? Además... no soy algo tan patético como un vampiro.

-No, definitivamente el papel de demonio te queda mejor- Sora elevo sus cejas y corrió hasta estar a su lado. –Hablando de máscaras- dijo con interés extra. -¿Dónde está la tuya?

Suspirando HyukJae destapo la caja que seguía en sus manos; su hermana mostro una expresión impactada, y miro a Jae del mismo modo.

-¿La has hecho tú?

-Todos hacen lo que van a usar.

-Vaya- suspiro, lanzando un ligero chiflido. –Sin duda ese chico caerá muerto por este nuevo tú. Aunque la emoción no durara... quiero decir, una vez que se acabe el festival seria decepcionarte verte la cara.

-¡HEY!

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La música tocaba a toda pastilla, los estudiantes no se molestaba en estarse quietos mientras todo el espacio de los jardines era suyo. Jóvenes disfrazados asustaba a alguno que otro chiquillo desafortunado que iba saliendo de la escuela y pasaba por el instituto a esa hora.

Las chicas lucían vestidos atrevidos, con antifaces creativos cubriendo mitad de su rostro. La mayoría se esmeraba en sus trajes, era un festival en honor a la creatividad y las etiquetas sociales, cada mascara mostraba un lado de la personalidad de quien la usaba.

Donghae se encontraba recargado en la barandilla de la azotea, viéndolos como hormigas y riéndose de las estupideces que chicos como él hacían con sus disfraces. Los profesores se esforzaban tanto en criticarlos exigiendo que maduraran como los adultos que pronto iban a ser; pero el azabache no creía eso... él pensaba que la mejor edad para disfrutar, gozar de las maldades, vivir sin preocupaciones, y hacer el tonto el resto del tiempo, era mientras estabas en el instituto, mientras no eres un adulto ni un niño, los 17 y 18 no duran para siempre y sin embargo la mayoría no los tomaba en cuenta.

Blanco de lenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora