La historia que Charlie Weasley contó

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— ¡Buenos días, familia!—exclamó Charlie, entrando a la Madriguera. Acababa de volver de Rumanía, y estaba seguro de que su madre le echaría bronca por llegar tan tarde para la celebración del undécimo cumpleaños de Teddy. Pasó al salón, esperando encontrarse a su familia entera allí. Sin embargo, allí solo estaban los tres miembros más jóvenes de la familia durmiendo plácidamente en el sofá; así que se aseguró de no hacer mucho ruido.

Charlie soltó un triste suspiro. Llevaba algo más de un año fuera de casa; y aquel era mucho más tiempo del que habría deseado estar. Todavía no había tenido la oportunidad de conocer personalmente a los pequeños Lily, Hugo y Lucy. Al fijarse en ellos, identificó con rapidez cuál era cada uno. Charlie pensó para sus adentros que el parecido que tenían Ginny y su hija era asombroso. Por un momento, le vino a la memoria el momento en que sus padres le mostraron por primera vez a su hermana recién nacida. Hugo dormía en una posición algo peculiar; boca arriba y ocupando la mayor parte del sofá. Charlie, sin saber explicar bien por qué, no tuvo ninguna duda en que heredaría el apetito de su padre. Lucy, por su parte, se asemejaba más a su madre; a pesar de las diminutas pecas que tenía por las mejillas. Charlie sonrió, y se dijo: <<Tú también serás bruja. Ya verás>>.

Se extrañó bastante por el hecho de que no hubiera ningún adulto en la sala. Pasó a la cocina, pensando que quizás estarían allí. Pero solo estaban el resto de sus sobrinos. James y Fred no paraban de corretear por todas partes. La primera en darse cuenta de que había entrado fue Dominique, quien saltó a sus brazos gritando su nombre:

— ¡Tío Charlie! ¡Por fin has vuelto!

Charlie le sonrió enormemente. Fue entonces cuando se fijó en Victoire, quien estaba en un rincón de la sala, algo cabizbaja. Preocupado, Charlie se acercó a ella, y le preguntó a su sobrina:

—Eh, Vic, ¿qué te ocurre?

Ella se encogió de hombros.

—Los mayores están hablando sobre algo importante en el jardín, y han dicho que no me dejan ver a Teddy...

Charlie cada vez estaba más confuso. Dejó a Dominique en el suelo, se despidió de ambas revolviéndoles los pelos, y anduvo hasta donde Vic le había indicado que estaba el resto de la familia. Antes de irrumpir, oyó cómo varios de los presentes discutían:

— ¡Es imposible que lo haya averiguado solo!

—No, no lo es. Es inteligente.

—Pero, aun así...

— ¡Alguien debe de habérselo contado!

— ¡He pasado con él todo el día, y os aseguro que nadie le ha dicho ni una palabra sobre el tema!

Después de ese último grito, Charlie se acercó a ellos, y sin ni siquiera saludarles, preguntó:

— ¿De qué va todo esto?

Todos se volvieron hacia él, y para su sorpresa, nadie se quejó de su impuntualidad. Fue entonces cuando George respondió, de un modo tan serio que no era nada habitual en él:

—Teddy sabe lo de sus padres.

Charlie se quedó atónito al oír aquella noticia. Miró uno por uno a todos los que estaban allí, esperando a que aquella fuera una broma de su hermano pequeño. Pero nadie relajó la expresión de su rostro ni nadie rio. Trató de mantener la calma.

— ¿Y no se lo habéis dicho ninguno de vosotros?—quiso saber.

—No. —Harry parecía realmente alterado. Andrómeda estaba igual—. No tenemos ni idea de quién ha sido. Pero no ha tenido ningún cuidado al contárselo.

Harry Potter: Historias de la nueva generaciónWhere stories live. Discover now