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<<Querida profesora McGonagall:

¿Debería haber empezado dirigiéndome hacia usted como "directora"? Bueno, qué más da. Espero que se acuerde de mí. ¡Es todo un placer volver a intercambiar unas palabras con mi antigua profesora de Transformaciones! Creo que no habíamos hablado desde el año en el que se celebró el Torneo de los Tres Magos en Hogwarts, ¿verdad? Por Merlín, cómo vuela el tiempo...

Verá, profesora-directora. Usted me conoce bien. Al fin y al cabo, tuvo que soportarme durante siete años como alumno suyo perteneciente a su casa. Usted sabe de sobras que ser cortés no es mi punto fuerte, pero me estoy esforzando por redactar esta carta todo lo cordialmente que puedo. Y sé que usted sabe también que no soy de los que suele pedir ayuda o favores. Sabe que prefiero solucionar las cosas por mi cuenta. Pero, en este caso, no me basto yo solo. Necesito que me eche una mano con algo.

Soy plenamente consciente de que lo que voy a pedirle va en contra del reglamento del colegio, pero... Lo cierto es que no es algo que me concierne a mí. O, bueno, no en primera persona, al menos.

Sé que usted está al tanto de todo lo que aparece en el Profeta, así que supongo que no desconocerá que a nuestra familia se unió una muggle hace ya unos años: Audrey Holmes. Y aunque el Profeta no siempre haya mostrado lo mejor de nuestra familia por culpa de cierta reportera de la cual no mencionaré el nombre, puedo asegurarle que es una chica encantadora, y muy inteligente (estoy convencido de que si hubiera nacido con poderes, habría sido una Ravenclaw). Y ha ayudado a nuestra familia más de lo que podría imaginar. En todos los aspectos.

Ella y mi hermano Percy tuvieron una hija, Molly, hace ya casi cuatro años, si mis cálculos no me fallan. Y Audrey, aunque no suela mostrarlo, está muy preocupada por el hecho de si mi sobrina es bruja o no. Constantemente. Ella siempre suele bromear con el tema, aunque todos los de mi familia, no solo yo, hemos podido comprobar que además de estar inquieta respecto al tema, también está asustada. Cree que la repudiaremos a ella y a su hija si esta resulta ser una squib (cosa que creo que no hace falta mencionar que es algo que nunca jamás sucedería).

El caso es, directora, que me enteré por mis propios medios de que mi cuñada está esperando otro bebé. Perdón; es cierto, tengo más de una cuñada. Supongo que quien le habrá venido a la cabeza habrá sido Hermione, pero no, no me estaba refiriendo a ella. El que Ron y Hermione vayan a por su segundo hijo dejó de ser un secreto hace meses, cuando salió publicado en el periódico. Estaba hablando de Audrey. Y esto, salvo usted y yo, no lo sabe nadie más. Ni siquiera la propia Audrey. Supongo que le habrá extrañado que yo pueda saberlo antes que la propia madre de la criatura; pero dejemos ese tema a un lado. No creo que Audrey tarde más de un par de semanas en enterarse. Y no quiero que su temor a ser excluida de la familia se duplique.

Ahora que la he puesto en situación, aquí viene lo que me gustaría, si es posible, que hiciera por mí. Más bien, por ella y por Percy. A todos los que provenimos de familias de magos nos han contado alguna vez la historia de que hay una pluma mágica en Hogwarts que escribe en un pergamino los nombres de los niños con poderes mágicos una vez nacen.

Imagínese que estoy de rodillas. Estoy suplicándole, rogándole, pidiéndole por favor que compruebe si mi sobrina es bruja. Audrey merece saberlo. Merece saber si lleva cuatro años preocupándose por nada. Obviamente, ni yo ni nadie podrá hacer nada si se da el caso de que es una squib. Pero Audrey necesita respuestas; y las necesita antes de enterarse de que lleva a otro niño en su vientre.

Creo que ya está todo dicho. Si no la he convencido, no se moleste en responder a esta carta. Comprenderé perfectamente que la escuela tiene sus normas; y no sería un buen ejemplo que la propia directora las incumpliera. Aun así, gracias por prestarme su tiempo. Si he acabado persuadiéndola, asegúrese de que su lechuza pueda entregar cartas a larga distancia. Unos dos mil cuatrocientos kilómetros, para ser exactos. No suelo estar en Inglaterra; aunque supongo que ese dato no le era desconocido. Es lo único malo de mi trabajo, ¿sabe? No poder pasar todo el tiempo que me gustaría con mi familia.

Harry Potter: Historias de la nueva generaciónWhere stories live. Discover now