Feliz cumpleaños, gemelos Weasley

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En honor a que hoy es el cumpleaños de nuestros queridos gemelos, ¿qué mejor forma de celebrarlo con una historia suya?

~ 💫 ~

— ¡George! ¡Despierta, Georgie!

George se frotó los ojos, y dejó escapar un largo bostezo.

— ¡George! ¿Acaso has olvidado qué día es hoy?—decía alguien a su lado, zarandeándolo.

El chico hizo un enorme esfuerzo por abrir los párpados. Cuando al fin se decidió por hacerlo y despegarse de las sábanas, se puso en pie de un salto. Buscó con la mirada a quien le había despertado.

— ¿Bajas o no? ¡Mamá dice que ha preparado una sorpresa!

Apoyado en el marco de la puerta de su cuarto, le esperaba la última persona con la que habría esperado encontrarse.

— ¿F-Fred...?

—Así me llaman—sonrió este—. Venga, ¡vamos!

George avanzó hacia él, con una mezcla de emociones en su interior que no sabría describir. Estaba confundido, emocionado, aliviado. Su gemelo estaba allí realmente.

—Fred...—volvió a decir. Seguidamente, lo abrazó, con ojos cristalizados.

— ¿Georgie? ¿Qué te pasa?—quiso saber su gemelo.

—C-creí... Creí que no volvería a verte nunca...

Fred soltó una leve carcajada.

— ¿De qué hablas? Anda, espabila. No voy a dejar que Ron se zampe nuestro pastel de cumpleaños.

—Cumpleaños...—repitió George, como si no acabara de entender sus palabras.

Fred desapareció tras la puerta, y George, con una sonrisa que parecía imposible de borrar, trató de seguirle. Pero a cada paso que daba, parecía que no avanzaba nunca. No comprendía nada. Oía a su gemelo llamándolo a unos pocos metros, pero no le veía. No podía alcanzarle.

Se había ido, dejando a George solo.

— ¡Fred!

Se despertó con su nombre en los labios. Miró a su alrededor, adormecido. La página de su calendario mágico había cambiado por sí sola al mes siguiente. Era 1 de abril. Su cumpleaños. Volvió la vista hacia el otro lado de la habitación; hacia la cama que se había negado a quitar de allí bajo ninguna circunstancia.

Vacía.

George soltó un suspiro, y cerró los ojos de nuevo.

Otro 1 de abril más sin Fred.

Se sentó en el borde de su cama, y se llevó las manos a la frente. Sus ojos estaban húmedos. Se mantuvo un rato así, dándole vueltas a mil cosas a la vez en su cabeza. No fue hasta que oyó las voces de sus padres y hermanos en el pasillo que volvió a poner los pies en la tierra. George supuso que venían a despertarlo; a felicitarlo. Pero no quería que lo vieran de aquel modo. Agarró su varita, se puso el primer jersey que encontró en el armario y se apareció lo más rápido que pudo.

Ya no se veía la Madriguera. Ni el pueblo de Ottery St. Cathpole. No se oía prácticamente nada. El único sonido que envolvía a George era el crujido de sus propios pasos al avanzar por aquel paraje. Caminaba cabizbajo; no necesitaba mirar por donde iba, pues se sabía el camino de memoria. Unos metros más y tendría que girar a la derecha. Tragó saliva y levantó la vista.

Harry Potter: Historias de la nueva generaciónWhere stories live. Discover now