Cuando se llegó la hora, desperté a Naúm con un poco de dificultad pero él no se quejó, no quiso colocarse otra ropa, se llevó una de las camisetas blancas que utilizaba para dormir y solamente se cambió el pantalón de dormir por un pantalón de mezclilla.

Llegamos al hospital en el que iban a atender a mi esposo, él manejó a pesar de yo haberle insistido, por si algo llegara a ocurrir. El establecimiento constaba de cuatro pisos aunque el último era diminuto. Todo era de color amarillo con una excelente presentación.

—Papá —habló Neus asomándose por el espacio entre los dos asientos delanteros, giré a verla mientras que Naúm la observó por el espejo retrovisor. Había sacado el mismo color de cabello que el mío, rubio y los mismos ojos cafés de Naúm—, ¿cuál es la diferencia entre Hospital, clínica y sanatorio? —Preguntó. De seguro había visto las letras colocadas casi en el último piso en las que decían "Hospital, Clínica y Sanatorio". Todo estaba en el mismo establecimiento.

—Hospital — respondí al ver a Naúm confundido sin saber qué responder, seguramente no conocía la diferencia puesto que casi nunca visitaba un hospital—, es un establecimiento público donde se atienden a las personas enfermas. Clínica es lo mismo sólo que de manera privada y sanatorio es donde se encuentran las personas con problemas muy mayores y necesitan de terapias y tratamientos que no se pueden dar en casa.

Neus se quedó callada y pensando, le sonreí mientras ella pensaba y abría su boquita para formular otra pregunta.

—¿Y por qué este lugar es público y privado al mismo tiempo?

—Como puedes ver, es un establecimiento muy grande —contestó mi marido y se quedó callado sin saber cómo continuar—. Quizá el dueño sea un envidioso que sólo quiere que acudan a su clínica de cualquier modo —respondió de manera bromista y Neus rió.

—Para una mayor atención en un sólo sitio —respondí.

—Exacto —recalcó Naúm como si adivinara su pensamiento pero seguramente le estaba también aclarando la duda—, para eso que dijo tu madre.

El mismo estacionamiento se encontraba dentro del hospital. Subimos al tercer piso de éste y encontramos un lugar perfecto. No estaba muy lleno.

Neus fue la primera que bajó y corrió hacia una puerta de vidrio que estaba cerca del auto, era una salida de emergencia, estaba marcada con un letrero verde.

—Por ahí no Neus —advirtió Naúm y Neus cerró la puerta que ya se encontraba abriendo, era una salida de emergencia para el sanatorio—, ésa no es la entrada al hospital. La entrada está abajo, en el segundo piso.

Naúm me tomó de la mano y Neus se adelantó al elevador que llevaba al segundo piso, aún tenía colocado el uniforme de su escuela el cual consistía de una falda color guinda y una camiseta blanca. Bajamos por el elevador hacia la segunda planta y escuchamos una melodía agradable mientras bajábamos. Llegamos al hospital y en la sala no había más de diez personas. Frente a nosotros había una hilera de sillas, en ellas solamente se encontraban un par de hermanos gemelos, como de unos 40 años cada uno. Del lado derecho, se encontraba una señora preocupada comiéndose el pulgar de su mano, se veía angustiada. A su lado estaban un señor y un adolescente de tez morena, no se veían con ánimos como para hablar, algo grave debió haberle sucedido a su familiar en consulta para poseer esas caras. También, estaba una señora desesperada, estaba arreglada como si acabara de venir de una fiesta, parecía ansiosa por recibir noticias y se me hizo familiar, sabía que su rostro ya lo había visto antes. Y por último Neus, Naúm y yo, nueve personas en total.

—Mamá, tengo sed —dijo Neus y corrió hacia el dispensador de agua que había entre el medio de dos puertas que daban a los baños. Tomó un conito de papel para servirse y cuando se giró para regresar a nosotros, un señor iba saliendo del baño y le tocó chocar contra él.

Clínica (#2 Hospital)حيث تعيش القصص. اكتشف الآن