Sin duda me ha hecho sentir una mierda totalmente. La sensación de vacío y dolor se ha intensificando en mi cuerpo. El nudo que tengo en la garganta me asfixia y la simple idea de verlo sufrir me mata.

¿A quién quiero engañar?

Perderle me dejará irremediablemente rota. A esto me refería con no querer volver a sufrir. Depender emocionalmente de alguien. Vivir mis días en una relación inestable. Aferrarme a alguien para poder seguir y encontrarle un sentido a mi vida.

Me acuesto nuevamente pero ésta ves derrotada. Lo extraño. Extraño sentir sus brazos brindándome la confianza y serenidad que necesito. Escuchar su voz que calma mi ansiedad. Extraño sus besos y cada palabra de aliento que me calmaba. Pero sin duda hay algo que extraño más que todo, y es aquella frase que siempre me ha dado confianza en mi misma. Eres hermosa ante mis ojos.

[...]

—Hace un día hermoso, ¿Por qué no damos un paseo? —Observo a Mía a través del espejo. Vuelvo la mirada a mi reflejo y miro detenidamente mi rostro. Aquellas marcas de rasguños ya casi han desaparecido. Mis ojos han perdido el brillo que tenían al llegar a éste lugar.

Todo ha cambiado.

—Claro —digo sin pensar pero rápidamente llega esa sensación que me hace sentir mal. Una infeliz por hacerle daño a su hermano y permanecer aún en este lugar, en su casa, su cama y aún indirectamente en su vida. —¡Mía! —le llamo antes de que salga—. Me gustaría hablar un segundo contigo. —Asiente con el ceño fruncido. Se sienta en la cama y la observo nerviosa.

¿Cómo le digo que quiero irme?

¿Qué quiero tiempo lejos de todos para ver las cosas con otras perspectivas?

O peor aún, mentirme a mi misma sabiendo concreta mente que mi decisión radica en las palabras de su madre, en los aciertos de Nicole, y en la triste realidad que es mi vida y mis jodidas sombras.

—¿Pasa algo? —Sus ojos café me miran fijamente.

Puedo ver como busca entender mi actitud.

—He tomado una decisión. —Frunce el ceño y no por estar confundida, sino por saber como la he tomado. —Regresaré a Seattle. —Se pone de pie abruptamente.

—¡¿Entonces es cierto?! —Su reacción desmedida me toma por sorpresa haciendo que un leve temblor ataque mi cuerpo. —Perdóname. —Se da cuenta de su acción. —Es solo que... ¿Christian sabe esto? —Niego con la cabeza. Se desploma nuevamente en la cama como si hubiese recibido la peor de las noticias. —¿Por qué? —dice casi sin aliento.

—Necesito tiempo —susurro temerosa.

—¿Tiempo? ¡Por dios, Ana! Christian te ama. —Vuelve nuevamente esa sensación de traición que me hace sentir como tal. Una mierda.

—Mía, tengo problemas que debo solucionar. Estoy en una montaña Rusa de emociones con Christian donde mis sombras juegan un papel importante, me hacen dudar a cada segundo de su amor. —Niega claramente enojada.

—No puedo creer que abandones a mi hermano después de todo lo que ha hecho por ti. —Trago saliva con dificultad.

—Sé que suena cruel, pero es lo mejor. Necesito solucionar mis problemas de autoestima. Las palabras de tu madre y Nicole me han hecho dudar... —Me interrumpe abruptamente.

—¡¿De verdad crees en las palabras de esa puta?! —Abro los ojos como plato. No imagine ver a Mía de ésta manera. Está enojada y no la culpo. —¿Cómo puedes dudar de mi hermano y creerle a una mujer que claramente está derramando sus babas por él? —Estoy sin habla. —Nicole está buscando que te alejes de mi hermano. Que le dejes el camino libre para meterse en su cama como la puta que es, y por lo visto se lo estás entregando en bandeja de oro. —Como un flash me llega el incomodo momento en que besó a Christian en la comisura de sus labios. Como se aferro a su brazo y se fue con él como la mujer más importante de su vida. De igual manera recuerdo su rostro al regresar. Las palabras de Christian al reclamar aquella actitud después de haber hecho el amor. Las miradas de odio puro y vivo que ejercía hacia mi, y el tono burlón de sus palabras al pie del lago.

Hermosa Ante Mis OjosNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ