Capitulo 61: ¿Donde quedo la confianza?

953 73 5
                                    

Narra Sebastián:
Me encuentro tranquilo en la sala. Todo va mejor.
Aprovechó que estoy solo para colocar mis audífonos, poner la canción que más me fascina mientras tomo de mi té verde, delicioso. No escucho como mis amigos tienen sexo alocado, no escucho ni el mínimo sonido, solo una melodía llenar de vibras positivas mi mente.   ______ salió con Juana, ella vino a visitarnos por una temporada indefinida. Todo es tan espontáneo tratándose de ella.
El teléfono comenzó a sonar, pide darme cuenta gracias a la luz que emite la pantalla, mejor conocido como identificador de llamadas

—Hola, ¿Se encuentra _____? Soy Selena, su hermana—
—No se encuentra, Sel— dije mientras ponía en pausa mi reproductor
—¡Sebastián! Necesito que le pases mi recado— parecía algo urgente —Dime— respondí con disponibilidad
—Dile que llamaron de la Aerolínea, que sus boletos para España los pueden recoger ya— hizo una pausa, mientras que yo me encontraba en shock— eso sería todo, Sebas. Muchísimas gracias—  colgué sin decir una palabra.

¿Porque no me lo dijo? Se supone que somos pareja, se deben contar todo y no debemos tener secretos.
¿España? ¿Ella se va a ir a España? ¿Porque? ¿Cuándo pensaba decírmelo?
¡Vaya! No sé ni sus movimientos, parece que somos dos extraños. Ya no nos contamos nada, solo son unas cuantas palabras y ya, lo demás solo es sexo.

Narra ______

Me la he pasado de maravilla con Juana, hace tiempo que no la veía y ya era hora de salir un rato con ella. Habíamos decidido ir al centro comercial por un poco de ropa, solo unas 12 bolsas de ropa para mí, la necesitaría para el viaje. Se preguntarán qué hice con la antigua, pues la regale, era lo único.
Juana se compro muchísimas gafas y labiales, entre otras cosas. Ella sí era un poco adicta a las compras, más que yo al parecer. A decir verdad, a mí nunca me han gustado las compras, siempre esperaba a Selena fuera de la tienda y aguantaba ahí hasta que ella se dignaba a salir a las 2 horas después sin haber comprado algo, pura perdida de tiempo.

—No puedo creer que el cajero era gay— dijo Juana haciendo puchero
—No yo, que desperdicio. Tan guapo, tan Bello, tan bien hecho, tan di...—
—¡Para!— comenzó a reír —Creo que estás babeando un poco— estalló a carcajadas

Entramos a nuestro piso y deje las bolsas en es sillón, aún lado de él estaba Sebastián con la mirada perdida. Me senté a su lado y lo abrace pasando mi mano por su cintura, recargando mi cabeza en su pecho. Su respiración era relajada, pero él estaba extraño, pude notar que no me correspondió el abrazo.

—Juana, ¿Nos dejarías solos un momento?— ella sin entender desapareció del lugar
—¿Porque hiciste eso?— cuestione confundía por lo que había hecho. Hubo un silencio grande e incómodo, el seguía con su mirada más que perdida.
—¿Y ya tienes piso en España?— pregunto. Abrí mis ojos hasta el borde, sorprendida. ¿Cómo lo supo?
—¿De qué hablas mi vida?—
—No nos hagamos, ______— deshizo el abrazo y se paró —¡CUANDO RAYOS PENSABAS DECÍRMELO!— exclamó. Lanzó una lámpara que estaba en la mesa de centro.

—¿Qué pasa?—Pregunto Mario, en la escena también aparecieron Pau, Arango, Juana, Paisa y Jaramillo
—No pasa nada— hable temerosa.
—¡Oh, claro que si pasa!— volvió a exclamar Sebastián— Resulta que esta chica iba a tomar su perfecto trasero, iba a tomar un avión con destino a España y no me lo iba a decir. Pero nada pasa, todo está cool y fresh— dijo con sarcasmo
—Si te lo iba a decir— hable temerosa nuevamente
—¡¿PERO CUÁNDO PUES?!— grito. En verdad estaba molesto. Jamás lo había visto así
—Camerón, Pau y yo lo íbamos a hacer— baje la mirada mientras susurraba las palabras
—¿Camerón se iba a ir con mi hija?— cuestionó Mario dolido
—Si— dijo Pau en un leve susurro. Mario camino hasta al barra y se sentó, se le veía mal
—¿Tú también te vas?— hablo Arango cuestionado a paulina.
—Perdón— tapo su rostro con sus manos, tal vez estaba llorando.
—Calmadas chicas— nos abrazo Juana una vez que Pau llego a mi lado —¿Cuándo se van?—
—En dos días— respondí mirando a Sebastián. En su mirada había ira, tristeza, decepción y condición.
—¡Vaya, vaya! Pues disfrutes sus últimas dos noches aquí— dijo Sebastián con un tono bastante seco
—No te pongas en ese plan— dijo Paisa — Tu chica se va en dos días y tú solo decides tomas tu chaqueta e intentar huir—
—Estaré en el parque— dijo eso antes de cerrar la puerta, tras el iba Arango.

La hemos cagado, la he cagado.
Es estaba molesto.
El se veía indispuesto a hablar.
El no quería hablar conmigo.
El solo quería huir de la situación.
Yo tuve la culpa.

Intercambio | T1 | Sebastian VillalobosWhere stories live. Discover now