Capítulo 10: El periodo

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-Sebastian...- dije aun con los ojos cerrados, a medio despertar. Creo que estaba sonando con el. Comencé a estirarme en en sillón, sentía como acariciaban mi cabello, de seguro Cameron ama mi pelo.

-Hola- dijo Sebastian. ¡Oh No! ¿Cuando se fueron las chicas? Estuve en en regazo de Sebastian ¿Cuanto tiempo?

-¿Y las chicas?- pregunte. ¡Parate idiota! Grito una voz en mi cabeza, ordenando que me quitará de su regazo. -Perdon- dije parandome nerviosa.

-Hace 1 hora que se fueron- dijo acomodándose en el sillón, cruzó sus piernas y sus brazos los estiro por la parte para recargarse. Una posición que en el se veía sexy, pero tenía el ceño fruncido.

-Hay Dios- camine hasta la cocina y me senté en la isla desayunadora. Y escondí mi rostro en la mesa, cubriéndolo con mis brazos.

-¿Pasa algo?- cuestiono Sebastian, y juro que se sentó en el banco que estaba a mi lado. Comenzó con caricias en mi espalda. Se sentía extraño. -¿Estas llorando?- volvió a preguntar. Al ver que no recibió ninguna respuesta, me elevo el rostro. Para que le mirara a los ojos.

Saque los lentes de mi rostro, podría jurar que me veía fatal. Pero no me importaba. No me incomodaba eso ante el.

-Un poco- musite sorbiendo los mocos. ¡Que femenino!

El rodó los bancos, quedando ambos de frente. Mirándonos.

-No lo hagas- acomodo un mechón de cabello que se había colado en mi rostro. -No llores- musito.

-Es que, ya no puedo Sebastian- solloze. -Ya no puedo verme al espejo y ver mi realidad. No soy femenina. No me arreglo. Perdí mi figura y soy tan imperfecta.- comence a llorar. ¿Porque comenzó a importarme esto?

-Lo imperfecto, es mas bello y hermoso.- mostró una sonrisa encantadora. -Eres hermosa así. ¿Para que quieres perjudicar tu rostro con maquillajes? No necesitas eso. Tampoco ejercicio. Porque debajo de esa ropa, has de tener un cuerpo envidiable. Estoy seguro. Y si no crees que eres hermosa, aquí me tienes, para decírtelo siempre, para recordartelo... ______ eres hermosa- finalizo y pude sentir el ardor en mi rostro, estaba sonrojándome. ¿Porque me decía esto? No dejaba de verlo, era lindo. Sus palabras se notaban sinceras.

-Gracias- musite y me pare del banco. Pero antes deposite un beso en su mejilla. Un beso flash.

Fui a la sala. Donde tenia mi celular, debía llamar a Cameron. No sabia donde estaba ella, ni Juana.

-Me has dejado sola Cameron Vega- dije en el teléfono un tanto seria.

-Perdona ____... Pero llego Sebastian y dijo que el se haría cargo de ti- hizo un sonido típico de parejas, el tan molesto "Huuuii'

-Esta bien. ¿Donde estas?- cuestione. Mientras me sentaba en el sillón. Pude ver a Sebastian, que seguía en la isla desayunadora tomando una cerveza, estaba mirándome.

-Estamos en casa de Juan Pablo. Pero Juana se fue con el, así que yo y Mario estamos solos- pronuncio con un sonido sensual. Como si le exitara la idea de su soledad.

-¡Solos! No vayan a hacer cosas sucias. Te lo advierto.- le ordene molesta. Confió en ella, pero Mario es un caliente.

-Mas bien tu y Sebastian- dijo y comenzó a reír.

-No Cameron. No, yo si me controlo. Y no pienso hacer eso, aun. - reí y cortamos la llamada.

Camine a la cocina y fui directo al refrigerador. Era un desastre. Habían puras latas de cervezas y refrescos, botes de jugo y cartones de leche.

Intercambio | T1 | Sebastian VillalobosWhere stories live. Discover now