Capítulo 19: Uno solo

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Narra _____



Esta era la idea. Paulina y su poco ingenio. Bueno, en fin, pondremos celosos a los chicos, vamos a jugar con sus mentes y su trabajo de "Espía mititero" sera algo genial.



-¡Cameron! Corre que llegamos tarde- la llame desde la cocina. Los chicos seguían jugando en la sala



-¿A donde irán?- cuestiono Mario poniendo en pausa la partida del juego.



-Iremos a un bar con Juana- salio pau vestida con un top y una falda de mezclilla. Yo traía puesto un vestido ajustado de color negro con detalles en dorado, y unos tacones a juego.



-Ni creas que te dejare ir con ese vestido ______ y hablo encerio- dijo Sebastián analizando mi vestimenta.



-¡Ya estoy lista!- apareció Cameron con una falda ajustada roja y un top blanco. Todas íbamos ligeramente pintadas.



-¡Cameron Vega!- exclamó Mario histérico caminando hací Cameron -Ni crea que usted va a ir sola con esa facha- habló Mario serio. El plan funcionaba. Pero Arango y Paulina no se decían nada.



-¡Vamonos! Que esos stripers nos esperan- alce mis manos festejando.



-¡Stripers!- dijeron Mario y Sebastián al unísono.



-Estoy hablando enserio _____- dijo Sebastián guiandome a su habitación -Por favor, no vayas. Vas muy provocadora y no se quien carajos pueda verte así- fruncio el ceño mientras miraba otra parte de la iluminada habitación.



-Calma, solo quiero divertirme un poco, tu no se, podrías hacer un vídeo, que se yo- dije y salí de la habitación.



La verdad es que no iríamos a un bar, era un plan que hicimos con Juana. Estaremos en su casa a altas horas de la noche y así ellos creerán que estamos deleitando la pupila con aquellos hombres



-¿De verdad se lo han creído?- cuestiono riendo fuertemente.



-Si, estaban celosos ¡Enfermos de celos!- exclame y nos empezamos a reír como focas



En casa de Juana todo era calma, paz. Eran las 8 de la noche. Mi celular comenzó a sonar. Era Sebastián.



-¡Es Sebastián! Hagan relajo- dije y ellas pusieron musica. Empezaron a decir cosas como "Si papi chulo" "¡Asi que sabroso!" quería reír pero arruinaría todo.



-Si amor mío- grite en la bocina del celular.



-¿Como lo están pasando?- cuestiono elevando la voz.



-Muy bien. A Cameron le están bailando, ¡Chao! Que me toca a mí- corte y estallamos en carcajadas.



-Son increíbles- dijo Juana riendo. -Puedo jurar que Sebastián le ha dicho a Mario, y Mario estará furioso.- todas comenzamos a reír. Esta divertido, es una divertida venganza.



Alrededor de las 11:30 pm llegamos a casa. Abrí la puerta silenciosamente. Enseguida las luces se prendieron, mostrándonos a Mario y Sebastián con caras largas, estaban molestos.



-Bueno, yo me voy a dormir- dijo paulina y camino rápidamente a su habitación.



-¡Si! También nosotras- mire a Cameron que asintió rápidamente



-¡No! Ustedes de aquí no se mueven- escuche la voz ronca de Sebastián



Nos sentamos en el sillon, mientras ellos nos miraban serios. Sebastián tenia los brazos cruzados y Mario tenia la mandíbula apretada.



-¡Que bello! Te bailaron, Cameron- Mario fue el primero en hablar. Reclamando por Cameron. Ella sólo se limito a bajar la mirada. No por pena, si no que estaba apunto de reír.



-¿_____?- dijo Sebastián y lo mire. -Que paso contigo. ¿Cuantos te bailaron?- cuestiono serio. Yo sólo levante cuatro dedos, en señal de los bailarines.



-Mañana hablamos, ya es tarde- dijo Mario y se fueron. Cuando escuchamos que cerraron sus puertas reimos levemente.



Era hora de dormir. Quería dormir con Sebastián no quería que se durmiera enojado conmigo. Camine hasta su habitación, gire el cerrojo y pase, estaba sentado en la cama con su teléfono en mano, se limito a verme y después volvió la mirada a su móvil. Cerré la ouera con seguro. Saque mis tacones y los lance a un rincón de la habitación. Me miro y alzo su ceja, negó con la cabeza y regreso la mirada al móvil.


Comencé a bajar en sierre de mi vestido lentamente, fui bajando el vestido poco a poco. Me miro, dejo su teléfono en la mesa de noche y volvió la mirada hacia a mi.



Le di la espalda mientras seguía bajando el vestido. Pare cuando la prenda estaba a la altura de mi trasero, mostrándole mi espalda con un engañoso sostén transparente de atrás. Deje caer el vestido por completo, y mis bragas rojas de encaje quedaron a la luz. Agite mi cabello seductora mente, me di la vuelta para mirarlo de frente. Su cara estaba paralizada, no emitía ningún gesto. Me senté a la orilla de la cama y comencé a gatear hasta llegar a el. Posicione mi mano en lu pierna y comencé a subirla. Al llegar a su entre pierna mire en bulto que adornaba en lugar, reí.



Lo toque levemente, se sentía bastante duro. Frote mi mano un par de veces mas, al escuchar un gemido ahogador de su parte pare, en gruño ante eso.



Me monte en el, dejando mis piernas en ambos costados de el. Al instante puso sus manos en mi cadera, frotó levemente y devoro mis labios. Era un beso apasionado, salvaje, exigente. Su legua estaba loca por encontrase con la mía, le di el acceso y esta entro, dando una guerrilla entre ellas.



Mis manos estaban en su pecho, subían y bajaban. Me deshice de su playera y la lance fuera del lugar, donde no molestara. Dirigí mis manos a donde estaban las de el: mi cintura. Uní mis manos a las de el y comence a bajarlas hasta llegar a mi trasero. Dejándolas reposar ahí.



Sentía el enorme bulto que rosaba en mi entre pierna. Comencé a mover mis caderas en círculos, exigiendo mas. Frotaba, me restregaba ante el.



-Si continuas haciendo eso no poder parar después- hablo en medio del beso, su respiración era agitada. Estaba excitado. El aire vital era aspirado de nuevo para seguir con el beso.



-Pues no paremos- susurré y me miro fijamente. Sus ojos brillaban, estaban negros por la lujuria, sus labios habían sido vestidos por un rojo intenso y estos habían optado un grosor mayor al que ya poseían antes.



-Sera la mejor noche de tu vida, lo prometo- susurro y volvió a devorar mis labios con desesperación. Esta sera la noche donde nuestros cuerpos hablen, donde nada mas imoirta. Seremos el y yo, poseídos por el amor y la pasión, solo eso. Solos. Uno solo.

Intercambio | T1 | Sebastian VillalobosWhere stories live. Discover now