La Maldición del Heredero (+18) (Completa)

· V | Luna Muerta·

Now then Mardy Bum,

I see your frown 

and it's like looking down the barrel of a gun.

Mardy Bum (Arctic Monkeys)

—¿Hay alguna razón por la que estemos cenando en un lugar tan...? —dijo Lila, mirando a su alrededor con desconfianza.

Harry sonrió cordialmente, sin saber cómo reaccionar ante otro Alfa regañando a su Beta en público. Julia Dugès, su beta predilecta, pareció algo indignada por el tono de su Alfa. Era raro que fuera la principal representante de la manada siendo que eran tan distintas: donde Lila era amable y ruidosa, Julia era delicada y fría, aunque igual de cordial. Quizás su posición tenía que ver con las excelentes calificaciones que tenía, Harry había oído mucho de ella puesto que estaban en la misma carrera.

 —¿Sofisticado?—inquirió Julia.

—Aburrido—opinó Louis, y rompió uno de los bastoncitos de pan antes de untarlo en el apestoso queso que el mesero les había dejado en la mesa hace un rato.

Harry carraspeó. No iba a regañarlo en frente de todo el mundo, porque no era necesario hacerles pasar a las comensales un mal momento, pero su actitud era inapropiada. 

—Bueno, yo creo que es bonito —opinó, para suavizar el ambiente.

—Gracias—dijo Julia, con una femenina reverencia.

Harry creía que era bonito, pero la opinión de Louis no era errada tampoco. El pequeño restó del Hotel en las afueras de Lander, y a más de una hora de distancia de la Universidad, estaba preciosamente decorado y su menú lleno de apetitosas delicias, pero la música era monótona y la clientela no sólo refinada, sino por demás anciana. Él había seguido la intuición de vestirse lo suficientemente formal para no verse inapropiado, pero ni la camiseta casual y el jean ajustado de Louis, ni el vestido veraniego de Lila con su cabello desordenamente recogido, estaban a la altura de las circunstancias. Julia, en cambio, llevaba un vestido negro al cuerpo, un par de aretes de perlas y su largo cabello rubio perfectamente peinado, logrando misteriosamente verse natural y casi angelical. Si ella no fuera tan intimidante, ni Harry tan trágicamente gay, su presencia habría de cautivarlo, seguramente.

Julia tosió suavemente y mirando a Lila con regaño en su mirada, continuó hablando.

—Me pareció apropiado que, considerando la ocasión, mantengamos las formalidades.

Lila miró a Louis, arqueando las cejas, y él respondió con una reprimida sonrisa.

—La ocasión —murmuró, imitando el tono pomposo, y luego los dos estallaron en carcajadas—. Nuestra primera cita —Se señaló a él y luego a Harry— fue en un bar roñoso, Julia. No había necesidad de esto.

Harry frunció el ceño, algo desorientado. Julia rodó los ojos.

—No era roñoso —protestó Harry suavemente. Louis lo miró y al sonreír sus ojos reflejaron en tintineos la luz de los candelabros.

—Oh, bebé —dijo (Harry relajó las cejas al oír el afectuoso apodo), y buscó su mano encima de la mesa—, no lo decía en el mal sentido. Era un lugar genial. La música era buena, los filetes cocinados a la perfección.

—Era buena carne —razonó, incapaz de disimular la sonrisa. Aun así, agregó—: Era algo rústico, la verdad. Pero eso no quiere decir que este lugar sea desagradable.

Louis suspiró y miró a Lila. Ella sonrió antes de encorvarse sobre la mesa, y cubriéndose la boca como si se tratara de un secreto, confesó.

—Necesitamos ser duros con Julie, es nuestra responsabilidad volverla humana.