La Maldición del Heredero (+18) (Completa)

:: Sophia y el Invierno ::

Odio ocultar cosas de Liam. Lo odio porque, primero, no se supone que debería, siendo su omega y todo eso, aún cuando es para protegerlo. Sobre todo, lo odio porque no me sale mentir, mucho menos a él, y siento que puede oler en mí que estoy guardando un secreto. Liam no es particularmente observador, pero siempre sabe cuando estoy a punto de llorar en una película, o cuando los besuqueos bobos en los pasillos comienzan a ponerme ideas raras en la cabeza. Definitivamente no era así de observador cuando éramos adolescentes, así que tiene que ser su olfato Alfa. Si lo nota ahora, me preguntará qué me pasa, y terminará descubriendo la carta en mi bolsillo e intentando consolarme a mí.

"Es de tu familia, Soph. Léela, quizás sea importante". Puedo escucharlo claramente e imaginarlo con su sonrisa amable y mirada avellana.

No es importante. Es otra carta en la que hacen de cuenta que olvidaron que me ha marcado otro Alfa, y quieren llevarme a pasar las fiestas con ellos. Mamá y papá eran absolutamente insolentes respecto a la jerarquía de Liam cuando estábamos sólo saliendo y fui ingenua de creer que algo cambiaría cuando me marcara. Liam dice que no le molesta, porque es mi familia y soy afortunada de tenerlos y debería pasar tiempo con ellos, pero a mí sólo me rompe el doble el corazón imaginarme a mi bebé aquí en navidad, sin la suya. Porque él quizás no tuvo familia creciendo, desde que su mamá murió, pero la tiene ahora. Nos tiene.

Liam sale de la ducha y doy un respingo culposo, pero entonces huelo ese perfume denso y amargo y me doy cuenta de que es absolutamente innecesario. Liam está ciego, hoy; el mundo podría estar derrumbándose y él seguirá pensando en Zayn besándose con Trevor anoche, y en cómo se fueron juntos.

Suspiro y me acerco a él. Le palmeó suavemente la mejilla y cuando me mira le sonrío y él sonríe también.

—Lo siento—dice.

Sé que lo siente y me frustra que no entienda que no tiene que sentirlo, pero no tiene sentido tener esta charla otra vez. Todavía estamos raros por el alcohol y será un largo día, no podemos derrumbarnos tan temprano en la mañana.

—Vamos, piensa en cosas bonitas —le digo y saco del cajón una camisa limpia—. Tienes Mesa Alfa y no quieres ir oliendo así.

Él se abre de brazos y se la coloco, y comienzo a cerrar los botones uno a uno. Liam se medio sonríe, pero parece forzado. Yo no tengo su olfato pero tengo ojos de mujer y sé leerlo. Nunca fue bueno camuflando sus emociones. 

Cuando los conocí, no se suponía que supiera que estaban juntos, pero me bastó un instante con ellos para reconocer que estaban enamorados. Era el modo en que se miraban, no lo sé. Zayn siempre era serio y asustadizo en los eventos a los que Leach los llevaba, pero cuando estaba con Liam de golpe parecía poderoso y seguro. 

Me encapriché con Liam desde ese momento. Mamá y papá siempre fueron algo absorbentes y, no lo sé, nunca tuve la capacidad de Zoe de rebelarme y alejarme de su protección. Pensé que quizás si estaba con Liam él me haría segura como a Zayn y podría dejar las estúpidas clases de violín o cual fuera la tontería que me tenía difícil en esa época. 

¿Quién diría que unos años después sería yo la que lo tiene? ¿Quién hubiese creído que esos dos alguna vez irían a soltarse?

El perfume de Liam empieza a suavizarse, y ahora hay un tono dulzón envolviéndonos a los dos. Le acomodo el cuello de la camina, y prefiero no preguntarle en qué pensó para ponerse así.

Zayn ya está allí cuando me encuentro con él detrás del Edificio Principal. Fumando, por supuesto, porque está hecho una jodida chimenea últimamente. La otra vez, cuando fuimos al pueblo con Liam, le compramos un cartón de diez atados y no le duraron una semana. Liam vive preocupado al respecto y yo no soy, no lo sé... No soy paranoica con esas cosas porque es sólo tabaco y Zayn es joven, ¿verdad? Pero Liam se preocupa y luego Zayn se siente culpable y realmente alguno de los dos tiene que detener este asunto de la mutua lástima y complacencia.