· Capítulo XII | Aceitunas ·

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I never knew you could hold moonlight in your hands

'til the night I held you.

You're my moonlight  .

Moonlight (Ariana Grande)


Era casi medianoche. 

Louis se había sumergido en el más misterioso de los silencios después de la charla y Harry había decidido darle su espacio. Llevaban lo que se sentía como horas en la misma posición: Harry sentado sobre los cercos que rodeaban la plaza y Louis recostado sobre su pecho, entre sus piernas, mirando los juegos vacíos y la nieve caer. Harry le acariciaba el cabello con pereza, demasiado cansado como para intentar buscar más respuestas. Demasiado asustado por qué otras cosas tan bonitas y tan terribles Louis podría decirle, si insistía.

—Harry —Louis rompió finalmente el silencio.

Harry quiso responder, pero al intentar hablar notó que su garganta se había hecho nudo. Louis continuó hablando, tan tímido como un suspiro.

—Realmente debería ir a hablar con mi papá.

—Oh.

—Antes de que se haga más tarde. Sólo un minuto.

—Claro —dijo Harry—. Sí, me encantaría conocerlo.

Louis no dijo nada por segundos que se sintieron eternos, y Harry sabía leer en ello que no lo había invitado realmente. Tragó saliva, esperando no haberlo ahuyentado a sus silencios de vuelta, pero Louis finalmente asintió.

—Sí, quizás sea una buena idea.

                                           

La casa de Louis no estaba lejos de allí. Era pequeña, de frente angosto, apretujada entre otras casas y negocios humanos. Todavía, se veía solitaria, pensaba Harry: quizá era el hielo de nieve vieja en la entrada, o el imperturbable silencio que venía de allí. Quizá era que las casas en zonas humanas siempre se sentían así para él: había algo triste en los licántropos que vivían fuera de las zonas de la manada. A Harry le pasaba con los papás de Niall, que volvían de sus viajes de negocios oliendo a poco y nada. Le angustiaba saber lo raro que olerían todos cuando se reencontraran en la Uni.

Louis se detuvo un buen rato frente a la puerta, antes de golpear. Harry estuvo a punto de decirle que era tarde y que probablemente su padre estaba durmiendo, pero Louis corría la nieve del tapete de la entrada, con las zapatillas, y se sonreía perdido en sus propios recuerdos. Harry no podía romperle el corazón, así.

—Sólo... —dijo Louis, después de unos segundos. Tenía los ojos brillantes como hacía horas no le veía—. Sólo no prestes atención a sus tonterías.

Louis golpeó la puerta, y Harry asintió en silencio y esperó.

Nada ocurrió por varios segundos, y luego se oyeron pasos del otro lado de la puerta, y el crujir de madera vieja.

—¿Louis? —dijo una apagada voz.

Louis sonrió otra vez y respondió con la voz débil, luego de tragar saliva.

—Sí.

La puerta no tardó en abrirse y un hombre más joven que Desmond finalmente se asomó. Tenía el cabello negro, pero canoso a los lados, la boca ancha y los ojos azules. Salvo el último detalle, nada en él se parecía a Louis, hasta que sonrió. Sonrió como sonreía Louis cuando ganaba una apuesta, como sonreía cuando Harry decía tonterías en la cama y le besaba las mejillas: sonreía ancho y bonito, y Louis sonreía también.

La Maldición del Heredero (+18) (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora