· XX | Familia ·

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'Cause this is my one true sacrifice.

It never gets old.

No need for you to roll the dice, I am the one to hold.

Love Ballad (Tove Lo)


Tenía que deberse a la primavera. Harry sentía la panza llena de mariposas, pero no sabía por qué. Los minutos pasaban lentos, pero pesados, cada uno sacudiendo la tierra un poco más. Louis había dicho ya toda su verdad, pero ésta dolía, y, además, ahora Harry tenía un secreto. Un secreto grandísimo, capaz de sacudir además de la tierra, el reloj y sus agujas. Un secreto tan valioso, que Harry no sabía qué hacer con él.

Unos pasos adelante, Louis se miraba en el espejo con un dejo cansado en los ojos y nerviosismo en los labios. Llevaba un traje negro y ajustado, con bonitos detalles en los bolsillos y botones redondos y plateados como la luna a la que olía. En el ojal, estaba bordado el escudo de la manada Styles, y Harry no podía correr la mirada de eso mientras lo veía cambiar pañuelo tras pañuelo hasta encontrar el adecuado. El celeste pálido era bonito y sobrio, pero Louis parecía estar decidiéndose por el color crema.

El traje era parecido al que le había regalado para el Baile anterior, pero éste había sido un regalo de Anne. Sabía bonito y triste por igual.

Harry había insistido en que no quería que sus padres estuvieran allí esa noche. Había inventado excusas, como que los pasajes saldrían caros a último momento, y que quería ese tiempo a solas con su omega, para afianzar el vínculo. Anne le había creído, algo desilusionada, pero había decidido ser parte del evento a su manera. Les había enviado un traje a cada uno, y comprometió a Gemma a sacarles fotos cuando dieran su baile.

En la negociación, Harry había accedido a hacer una fiesta de compromiso en Inglaterra, en el verano. Promesa a la que claramente fallaría, porque pese a lo que todos creían que sucedería esa noche, los nervios, la nostalgia y el perfume de Louis respondían a motivos diferente a la Luna de Primavera.

Rencor, venganza, culpa... ¿Cómo podía Louis verse tan suave y angelical cuando estaba a punto de cometer un crimen? Contra un monstruo y una jerarquía, sí; pero contra el mundo también, al ponerse en riesgo.

¿Qué sería del cielo sin su astro perdido vagando por las calles?

¿Qué sería de Harry?

El secreto de Harry latía en su nuca, temblaba en su garganta. Sabía que debería decírselo de una vez. Era su último intento para ayudar a hacerlo entrar en razón. Ya había probado todos los argumentos, las escenas y hasta las dramáticas amenazas, del estilo: "Si algo te ocurre, moriré de tristeza". Todo había sido inútil. Louis siempre respondía con solemne distancia, besando su frente y prometiéndole que, pasara lo que pasara, Harry estaría bien.

Harry no creía que eso fuera cierto. Y sin embargo, tampoco creía que confesar su secreto serviría de algo. Podría decirlo:

Eres el heredero de Atalanta, Louis. Eso significa algo.

Pero para Louis no lo haría. Él no creía en esas cosas. Honestamente, Harry tampoco creería en ellas si no fuera porque conocía a Louis. Sabía cómo embriagaba su perfume, y recordaba haberlo oído aullar como lobo cuando era demasiado pequeño para siquiera haber aprendido las reglas básicas de Alfa en la escuela.

Louis no parecía recordar otra cosa de su infancia que no fuera la fatídica noche en que su madre murió, y cada vez que Harry mencionaba su perfume, él lo miraba con ternura y piedad ante su corazón enamorado.

La Maldición del Heredero (+18) (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora