· VII | Hormonas ·

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Babe, there's something tragic about you, 

something so magic about you,

don't you agree?

From Eden (Hozier)  

Gemma se fue a Londres pasada la medianoche. Standford se había ofrecido a acompañarla y Harry estaba dispuesto a postergar el encuentro con Louis con tal de impedirlo, pero su padre se había ocupado de organizar vehículos que la buscaran para ir al aeropuerto.

Se quedaron en el baile apenas unos minutos después de eso. Harry rodeaba a Louis por la cintura, mientras hablaban con Liam y Sophia y metía tan disimuladamente como podía la mano debajo de su camisa. Louis olía bonito y tenue, y estaba callado. Harry no podía dejar de enternecerse por cómo alguien con una personalidad tan louis podía de golpe volverse así de dulce y suave. Luego de una charla breve, que se sintió como tortura, Harry dijo que deberían irse. Estaban cansados después de la mudanza, o esa fue su excusa.

Salir del Salón se sintió maravilloso. La noche era fresca afuera: ventosa. Se despidió de Standford en la puerta con un cordial apretón de manos y se reencontró con Louis un segundo después en la fuente frente a Leviatán.

—¿Cómo puedes seguir con hambre? —sonrió, porque su omega estaba otra vez comiendo caramelos.

Louis se encogió de hombros y no dijo nada, entonces Harry buscó su mano y la tomó y volvió a besarlo. No sintió el gusto mentolado del dulce —Louis debía haberlo tragado por el nerviosismo—, pero todo lo demás seguía allí: la luna, la nieve, la humedad de su lengua. El cielo entero cabía en su boca; era honestamente imposible.

—Joder —balbuceó y mordió suavemente su labio—. Vayamos adentro.

Louis asintió, sonrosado. Cuando Harry tomó su mano, notó por primera vez lo pequeña que era y lo justo que cabía en la suya. Lo acercó a su cuerpo y notó que su brazo iba sobre su hombro sin ningún esfuerzo. Notó que llevarlo adentro, al cuarto en el que siempre dormían juntos, se sentía cómodo.

Louis se sentía cómodo en él, como si hubiese sido siempre parte de su vida. Incluso cuando lo volvía loco, como ahora, que lo tenía buscando el perfume en su cabello mientras él intentaba abrir la puerta; incluso entonces se sentía que pertenecía allí, a su lado. Quizá Harry lo supo desde el primer encuentro. Quizá por eso había diseñado ese plan para llevarlo a su manada. Porque sabía que allí era donde Louis pertenecía, allí era donde pertenecían juntos. La cosa es que, ahora, Harry no quería a Louis como un beta más. Lo quería suyo, como lo sentía. Quería que fuera su omega.

No había nadie en la planta baja. Recién escucharon algunas voces al subir las escaleras, en el primer piso. Era obvio que la mudanza y el Festival había dejado a todos agotados. Harry estaría cansado también si no fuera porque el perfume de Louis se escabullía un poco más a cada segundo y él quería disfrutarlo tanto como pudiera.

Entró tras de Louis y cerró la puerta golpeándola con el talón. Se quitó el saco y lo tiró sobre la cómoda antes de acercarse a Louis y tomarlo por la cintura. Besó su cuello, mientras metía las manos bajo su camisa, buscando un rastro de su piel. 

Louis no hablaba, apenas respiraba agitado cuando él lo tocaba, así que Harry lo tocó todo lo que pudo, en la cintura y en el trasero y entre las piernas con el muslo también. Besó su cuello, su oreja, sus mejillas. Buscó su boca que sabía a luna —aunque nada olía a ella ya— y se dejó romper suavemente por lo perdido que se sentía. Le desesperaba nunca saber lo que Louis pensaba, no poder oler en él sus emociones, no poder adivinarlo. Pero era una desesperación bonita, que se sentía mágica. Harry se perdería en Louis tantas veces como le permitiera la vida. Cada noche, de ahora en más; cada Baile, cada Festival, cada Cena. Cada tarde en el bosque y cada salida al pueblo y cada almuerzo con su manada. Quería pintarse del misterio que era Louis Tomlinson y beber cada gota hasta encontrar una respuesta.

La Maldición del Heredero (+18) (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora