Capítulo 8

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Me desperté adolorida en un cuarto con un poco mas de luz que la anterior. Mire a mi alrededor, pero no había nada que de señales del día, hora u año o lugar donde me encontraba. Sentía una aguja en mi brazo pero no sentía ninguna parte más de mi adolorido cuerpo. Entro una mujer de cabellos color fuego. Tenía la mirada horrorizada, de seguro mi aspecto no era algo bueno. Yo no tenia noción de cómo estaba. Solo sabía que me dolía todo. Controlo algo que goteaba, me saco sangre, busco mis latidos y sin decir una palabra se fue.

Mis ojos comenzaron acostumbraste a la tenue luz que había en el cuarto, pude ver que solo había una cama y una silla en una esquina, las paredes eran grises como si la casa fuera muy vieja. De pronto me sentí cansada y la oscuridad otra vez vino a mí.

Cuando abrí mis ojos la misma mujer que había visto antes estaba con otra aguja pero el pinchazo jamás lo sentí. De pronto comencé a sentir que en mis venas corría fuego, me sentía arder, me quemaba pero no había fuego, la cabeza me ardía la sentía a punto de explotar. Luego sentí frío y calor otra vez, todo al mismo tiempo y de pronto todo se puso blanco. Mi cuerpo volvió a tener su temperatura y la luz se apoderó de mí...

- lo hizo, ahora es toda tuya hermano. Pero no menciones nada inapropiado, porque sabes lo que le pasará, cuida tu salud, mátala antes de irte.- colgó

Hacia 5 años que estaba conmigo, y me había enamorado de ella. Entendía a mi hermana, su odio, pero se había vuelto muy oscura y ya no la reconocía. Me vine con Bella a Londres estuvimos en la casa que había modificado para su estadía durante el tratamiento final y curativo que Ángela le proporciono para ponerle fin a su venganza. Que se olvidara de su vida pasada, que se olvidara de ella misma. No me pude oponer, le temía, porque sabía que era capaz de mucho, incluso matarla y matarme. Mi salud había desmejorado sorpresivamente. Estaba seguro que Ángela tuvo que ver después de mi intento de rescatarla de los golpes, algo me había dado, me había hecho.

Por eso ahora sabiendo que iba a morir quería hacer algo bueno por ella. Después de todo lo que soporto por culpa de mi hermana, lo mínimo le podía dar era un poco de paz y darme un falsa felicidad. Tal vez no me ame, pero si podía tener su cariño por lastima me jugaría esa carta.

Después de la última sesión que le brindo Ángela, su llamado fue lo ultimo que recibiría me la lleve a una pequeña casa a las afuera de Londres. Era una casa pequeña y tenía todo lo necesario para nosotros. Comida, un cuarto, una cocina, un pequeño living y sobre todo paz.

Despertó a los pocos días, perdida. Tomé aire varias veces y entre a la habitación.

-Hola. Mi nombre es James.- me miro con esos ojos hermosos, ella asintió- no me recuerdas ¿verdad?... recuerdas tu nombre.

-Hola- dijo con una voz pastosa- lamento no recordarte ¿debería?... ¿cómo me llamo?

-Soy tu esposo, hace 5 años nos casamos. Y tu nombre es Isabella.- sonrió

-En verdad, lamento no acordarme de ti... de vos- se corrigió. Yo solo sonreí.

-¿Tienes hambre?- el plan del olvido había funcionado.

-Si, gracias- me acerque al ropero y le di unas prendas. Angela se había ofrecido en llenar su ropero con solo 7 prendas. 2 remeras sin mangas, 2 remeras manga corta, saco de lana, 1 pantalón de jeans, 1 mini falda y un par de zapatillas. Y se aseguro de que no maneje plata y así comprarle algo más. Le di el pantalón, las zapatillas y una remera.

-Te espero en la cocina para comer- salí, cerré la puerta y me fui a la cocina.

Plan de mi felicidad en marcha, pensé.

El Precio de la Felicidad    -Finalizada-Where stories live. Discover now