Y entonces recordó el día en que le dispararon, cuando Charles le explicó que había estado durante tres días con constantes cambios de temperatura hasta que su cuerpo empezó a curarse solo. Había todavía muchas cosas de su propia mutación que Iris no conocía y esa era una de ellas. No tenía ni idea de cómo funcionaba ni cómo, pero al parecer ya le había salvado dos veces de morir. ¿Sería eficaz incluso en situaciones mortales?

Iris prefirió no pensar en ello. Así que con dolor y mordiéndose el labio, desinfectó la herida y luego la cosió. No era la primera vez que se cosía una herida siendo totalmente consciente, pero esta vez no dolía tanto. El mayor dolor estaba aún dentro de ella.

Cuando acabó, tiró todas las cosas que había usado a la papelera y se pegó una gasa para proteger los puntos. Finalmente se puso la camiseta y se peinó el pelo mojado.

Ahora que se miraba al espejo, vio que tenía mucho mejor aspecto que antes de haberse duchado. Aunque en su rostro seguía grabada esa tristeza y dolor que parecía no querer irse. 

Salió del baño y se tumbó en la cama, cerrando los ojos. Y luego lloró hasta que se quedó dormida.

A la mañana siguiente, salió del hotel y cogió otro taxi que la llevó al aeropuerto

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A la mañana siguiente, salió del hotel y cogió otro taxi que la llevó al aeropuerto. Una vez allí, compró un billete para salir dentro de dos horas. Se alegró de que le quedase dinero suficiente para poder comprarlo, porque sabía que allí no podría usar su poder.

El suyo no era como el de Charles, que era completamente mental. Para que el de ella funcionase, su mano debía quedar al menos levemente rodeada de humo lila, y sus ojos y los de la persona a la que controlaba se volvían del mismo color.

Aquella escena no era la más apropiada para un lugar donde habían tantas personas, así que agradeció poder hacerlo como todos lo hacían: pagando.

Luego se fue a esperar, mientras las dos horas parecían ser eternas. Cuando finalmente pudo entrar en el avión, se puso al lado de la ventana y miró por ella durante todo el viaje.

Allí era donde dejaba su vida, su futuro y a su hija. 

 

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Destruction ◇ Erik LehnsherrOù les histoires vivent. Découvrez maintenant