capítulo 23

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-Buenos días Abrahel, hoy será un día ajetreado ¿puedes despertar ya?

-¿Qué pasa Helga?.-susurró la chica mientras trataba de despertar por completo.-¿porqué me despiertas? Si no voy a ningún lado...

-te equivocas mi niña, tu maleta está a un lado de tu cama, apresurate y cambiate...antes de que vengan a hacerte algo.-dijo helga preocupada, no era el mismo tono sarcástico que la caracterizaba, algo andaba mal y Abrahel lo notaba

-¿pasa algo Helga? Comienzas a inquietarme.-dijo la chica mientras se vestía lo más rápido que podía

-vienen por ti, tu padre pensó que no harían nada, que sólo murmuraban...pero no fue así, tu padre no sabía que todos iban a estar inconformes

-¿quiénes vienen por mí?.-preguntó la chica un poco preocupada

Helga se quedó en silencio mientras se quedaba viendo un punto fijo...estaba viendo sus acciones, ya estaban cerca

-Casi todo el infierno

Abrahel se levantó y se acercó a la ventana, no vio nada, pero sabía de los poderes de helga, ella sabía de todo lo que pasaba en todas partes...a todas horas, cómo si estuviera ahí, todo al mismo tiempo, abrazó a helga y le dijo:

-¿a qué hora me voy?

-Justo ahora.-contestó Satanás entrando al cuarto, helga te acompañara hasta tu destino, luego ella se regresará

-¿Cuánto tiempo me iré? ¿dónde me quedaré?.-preguntaba la chica en un tono desesperado, comenzaba a asustarse

-Hasta que cumplas los noventa años abrahel, estarás con un amigo mío, vivirás en su castillo en el mundo humano.-sonrió Satanás despreocupado.-tranquila, tranquila, no te sientas asustada, estarás de maravilla y de paso te servirá para que conozcas el mundo humano, para que te diviertas ¿no estás contenta? Siempre quisiste salir de aquí.-Satanás sonrió, pero en sus adentros su mundo se le venía encima, se sentía fatal por mandar a su hija tan lejos así cómo así.

Abrahel abrazó a su padre y le dio un beso en la mejilla

-hasta pronto padre, nos vemos hasta que cumpla noventa.-sonrió la chica y se fue junto con Helga, y ambas desaparecieron al instante.

Adiós, mí Ángel.

...

Abrahel y Helga aparecieron en un lugar desolado, estaba oscuro, abrahel juraría que estaba en el infierno, pero el olor al aire puro le hizo saber que estaba en el mundo humano.

Caminaron una corta distancia, y ahí había un carruaje que esperaba por ellas

-Yo te acompañaré hasta llegar a Rumanía, dónde te quedarás, pero al llegar a Budapest te irás sola ¿entiendes?.-dijo helga ya en su tono característico, al parecer ya se le había quitado la preocupación al llegar al mundo humano, relativamente Abrahel estaba segura ahí.

-Está bien.-dijo la chica sin expresión mientras subía al carruaje, el conductor parecía un zombie, no habló en todo el camino, sólo se limitaba a conducir y a responder una que otra pregunta que la chica tenía sobre el camino.

Habían pasado dos días, y el carruaje seguía en movimiento, Abrahel no se aburría del todo, ya que helga le había empacado muchos libros, en realidad...sólo había éso en su maleta, Abrahel leía un promedio de 3 libros diarios, con distracciones, si no había nadie que la molestara podía leer hasta el doble o triple.

Abrahel terminó un libro y preguntó:
-¿cuánto falta para que lleguemos a Budapest? Ya casi termino los libros de mi maleta

-Ya estamos cerca.-contestó el chofer sin expresión

La princesa del infiernoWhere stories live. Discover now