Capitulo 38

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Abrahel despertó, en cuanto abrió los ojos sabía que no estaba en casa...
-¿en dónde estoy?.-Se preguntaba mientras se levantaba de la cama.

-estás en el cielo...literalmente.-contestó una voz conocida para ella en un tono sarcástico.

-¿tío Gabriel?

-hola Ángel, mira, no te asustes ¿si?.-dijo mientras se sentaba en la cama con Abrahel.

-¿qué carajos estoy haciendo en éste lugar?.-preguntó Abrahel en un tono de preocupación.

-eres un Ángel ¿si? Tú padre y tú madre, ambos son "sangre pura" por decirlo así.-el ligero  tono de nerviosismo al contarle a Abrahel la situación hacía que Gabriel no encontrará buenas palabras para decirle.

-¿ah? No te entiendo, ¿puedes calmarte tú primero?.

-mira, nuestro padre sabia de tu existencia, tú, al ser un ángel perteneces aquí, incluso si no fuiste creada por él...

-¿pasaré el resto de mi vida en este lugar?.-preguntó la chica sollozando, al parecer la idea no le agradó mucho.

-no, no, cálmate por favor, tu padre ya está tratando de solucionar el problema, mientras tanto debes de quedarte aquí, no causes problemas, pero sobre todo no destaques demasiado ¿crees que puedes hacer eso?

-¿vestida completamente de negro?.-dijo la chica mientras se señalaba completa, la chica se sentó y trato de guardar la calma, era cierto, estaba en un lugar que no conocía y está vez estaba sola. Tenía que calmarse, por su propio bien.

-bien, consigue algo que pueda ponerme acorde a este lugar, también dime que cosas debo y no debo hacer.

El Ángel suspiró y se sentó al lado de Abrahel

-puedes pasar tiempo en la biblioteca, aquí hay una mucho más grande que la que había en tu casa, solo pásatela leyendo y no trates de socializar mucho con los demás, aquí somos demasiados, así que es común que no conozcan a alguien.

-está bien, entonces en cuanto me traigas que ponerme saldré a leer un poco ¿puedo?.-preguntó la chica en un ligero tono sarcástico.

-por supuesto que sí, vuelvo enseguida.

Dicho esto Gabriel desapareció.

Abrahel se acercó a la ventana que tenía en esa pequeña habitación, la luz la cegó un poco, se impresionó al ver tanto movimiento en las calles, todo era diferente a el infierno, ahí las calles estaban vacías y en silencio, pero aquí el ruido de Los Ángeles que caminaban de un lado a otro le parecía peculiar.

-Aquí está.-dijo Gabriel.-estaré al pendiente de ti, y también te mantendré informada de como transcurren las cosas abajo.- el ángel rió de forma sarcástica.- ¿tienes algún recado para tu padre?

-dile que no demore mucho, deseo volver a casa ya.

Dicho esto el ángel volvió a desaparecer.

La chica suspiró y vio hacia la cama. El vestido no estaba mal, era blanco, un color que ella no solía vestir. La chica se vistió y se vio en un pequeño espejo.
La ropa no se veía tan mal, pero había algo en lo que destacaba un poco...

-mierda, mi cabello.-dijo la chica un poco frustrada.

Vio de nuevo por la ventana y en efecto, todos Los Ángeles eran rubios, todos en diferentes tonalidades, pero seguían siendo rubios.

En los ojos no había problema, todos Los Ángeles tenían ojos azules, así que aquí podría estar sin usar sus anteojos.

Abrahel miro hacia la cama, sus anteojos estaban sobre ella...

La princesa del infiernoWhere stories live. Discover now