capítulo 16

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-tu cumpleaños número dieciocho es mañana, el tiempo pasa tan rápido ¿quien lo diría no?.- dijo helga mientras cepillaba el cabello de abrahel

-sí, que rápido pasa el tiempo ¿no?, pero por alguna extraña razón siento un dolor terrible en mi pecho

la chica se llevó la mano hacia donde se encontraba su corazón, mientras helga volvía a recordar cosas de su pasado, esos mismos demonios que la convirtieron en lo que era, helga dejó de cepillar el cabello de abrahel y sé puso en frente de ella

-¿pasa algo helga?.-preguntó abrahel un poco extrañada

-sobre ese chico...tu...¿lo amas?.-preguntó helga seriamente

Abrahel se sonrojó...

-tú cara me ha contestado todo.-respondió en tono burlón.-bien ahora te contaré una historia mi niña...

Hace mucho tiempo, había un Reino donde no existía el amor, y nadie se había dado cuenta, hasta que el hijo favorito del Rey lo notó, entonces ese mismo Príncipe se reveló contra la tiranía de su padre, entonces el padre al notar la insolencia de su hijo y que este le había abierto los ojos a sus demás hermanos, los desterró...
No los desterro a todos y en sí no desterro a la mayoría, todos esos hijos cayeron a un lugar donde el amor si existía, ellos notaron como entre los habitantes de ese lugar nacía el afecto y después el amor, pero se dieron cuenta de un ligero detalle, el amor se daba entre un hombre y una mujer...todos los hijos de este rey no sabían si eran hombres o mujeres pues no se lograba distinguir su sexo, hasta que un día, uno de esos hijos se enamoró de un chico del lugar, el era tan...perfecto, tenía una sonrisa llena de vida, una piel color canela y unos ojos que te perdían intensamente de tan sólo verte a lo lejos...éste hijo se había enamorado tan profunda, tan intensamente que tomó una decisión...elegir entre lo que era, un monstruo, alguien que no sabía que o quien era o simplemente convertirse en el complemento de la persona de quien se enamoró

Ese hijo, se convirtió en hija, se hizo tan hermosa como una mujer, era tan bella y poseía la gracia de una mujer, el chico también se enamoró de ella y fueron felices...hasta que ella se dió cuenta de una cosa...

-¿De qué?.-respondió abrahel

-los humanos son tan fugaces, que el chico un día desapareció y la dejó sola

-¿murió?.-preguntó abrahel triste

Helga sonrió tristemente...

-sí, pero aquí no se acaba la historia, la hija se dio cuenta de lo fugaces que eran los humanos, así que decidió no volverse a enamorar de ellos, aunque no creo que fuera algo difícil para ella, ya que ella sólo podía amarlo a él, y siempre que veía a un humano sonreír recordaba las veces que reía junto a su amado, las veces que el la hace reír, Las veces que se juraban amor eterno...ella se sentía tan desolada...tan triste...tan engañada ¡el le había mentido! ¡le había mentido! No la iba a amar por siempre, no iba a hacerlo ¡el ya no estaba ahí con ella! Así que ella tomó una decisión...

-¿cuál?

-Se arrancó el corazón...

-¿Y no murió?

-¿porque lo haría?.-respondió helga en tono burlón.- ella venía de un linaje fuerte e inmortal, todos sus hermanos eran igual de inmortales que ella, aunque el más fuerte era su hermano mayor, claro está, pero ella también tenía lo suyo...además ella era lindura de chica, quizás lo sigue siendo.-helga comenzó a reír...

-¿y que le pasó a su corazón?.-preguntó abrahel interesada

-lo guardó en un cofrecito, y se lo dió a su hermano mayor, le dijo que lo destruyera, pero nunca supo si lo destruyó realmente o lo guardó, y no le interesa en absoluto...

-¿porque me contaste esta historia helga?.-preguntó abrahel extrañada

-¿porque no? Sólo estaba aburrida y te la conté, pero escucha la moraleja de historia...si te rompen el corazón...sólo arrancatelo, es preferible no tener corazón a tener ese amor ahí, lastimándote...ahora, vete a dormir

-Lars nunca me rompería el corazón...me prometió que estaría conmigo para siempre, y le creo.-dijo abrahel incrédulamente

-hasta mañana engendro.-dijo helga sarcasticamente mientras le cerraba la puerta a abrahel.-eres una tonta abrahel, el amor tarde o temprano se acaba, o muere...¿No es así mi amor?

Helga sonrió y se llevó la mano hacia donde alguna vez estuvo su corazón, sostuvo un camafeo con una foto preciada para ella en su interior y caminó lentamente hasta su habitación, tarareando una vieja canción de amor...

La princesa del infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora