Capitulo 31

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Lilith bajó las escaleras rápidamente, un séquito de Súcubos la esperaban mientras al unísono repetían "madre" a lo cual solo les sonrió y continuó caminando, bajó hasta un cuarto que solía ser prohibido, Abrió la puerta y gritó:

-¿Acaso eres estúpido? ¿Acaso no te dije que tenías prohibido perseguir a Abrahel en el mundo humano? ¿Cuántas veces tienes que entender que ella no sabe que eres Lars?

Una risita sarcástica sonó al fondo, el chico cepillaba su cabellera y se la recogía en una cola de caballo, volteo hacia Lilith y con su sensual voz le dijo:

-Ella me recuerda, yo lo sé

-Estupido.-gritó Lilith.- Satanás borró sus recuerdos por qué le hacían daño ¿acaso no te acuerdas que tuve que sacarle información para ti?

-madre.-dijo en voz baja Larimón.-dijiste que cuando fuera el cumpleaños ciento cincuenta de Abrahel me darías a ella ¿lo recuerdas? Yo sería su regalo, yo sería de ella...

-Ella ya viene, Satanás está haciendo los preparativos de su fiesta, será en una semana...hasta entonces déjate de estupideces por favor ¿entendiste?

A Larimón se le iluminó el rostro, estaba emocionado, al fin la vería de nuevo....al fin estaría de nuevo con ella y esta vez podría demostrarle lo que sentía.

           

        
                            ...

-padre.-dijo Abrahel seria.-no pienso regresar al infierno, me gusta el mundo humano, aquí es divertido, y puedo ir a donde desde, además ¿acaso no me odian todos ahí? De ninguna manera quiero regresar ahí.

-hija, tienes que volver, te necesito ahí, necesito que me ayudes con algunos asuntos, incluso tu madre necesita ayuda con sus cargos en el infierno.-contestó Satanás en un tono persuasivo, necesitaba llevarse a Abrahel, tenía que estar con él, ella tenía que estar a su lado, y tenía que empezar a cumplir sus responsabilidad respectivas en el infierno, no podía solo irse sin hacer nada.

Abrahel caminó hasta su habitación y se acercó a la ventana que daba hacia una vista hermosa de los bosques de Transilvania, se quedó viendo en silencio el paisaje por más de una hora, en verdad ella no quería irse, le gustaba que en el mundo humano todo era más sencillo, más fácil, y también la forma de ser del conde y Luka, ya se había acostumbrado a ellos, había pasado cien años casi de vivir con ellos, ya se había acostumbrado a todo...

-¿en verdad tengo que irme?.-pensó la chica mientras se acercaba a la ventana, en verdad deseaba quedarse, pero por una parte moría de curiosidad, quería saber que había pasado con todos en el infierno, quería ver a Helga, a Charles, quería hacerle la vida imposible a las estúpidas de sus hermanas, quería que todos los que trataron de hacerle daño antes se arrepintieran, sufrieran, cosas así...

-está bien padre, regresaré si tanto lo deseas.

Ojalá Abrahel hubiera sabido lo que vendría de ahora en adelante, estaría a lado de quien alguna vez amó perdidamente...y ella no lo sabría.

La princesa del infiernoWhere stories live. Discover now