Capítulo 22: Por un hijo.

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El ruido del temblor de las elegantes copas resonaba por la estancia. Los allí presentes miraban a la gran figura del baloncesto temblar síntoma de la incredulidad, la impotencia y el alcohol tras el escándalo que había montado. Uno de los camareros había corrido a llamar a su superior para indicarle el gran problema que se había formado en el comedor principal pero cuando bajó, no podía creerse que de verdad fuera el hijo de una persona tan importante como lo era el apellido Akashi. No podía echarle del lugar así sin más, pero tampoco podía dejarle allí.

Las manos de Akashi se sujetaban con fuerza a la mesa mientras perdía su mirada en el suelo, confuso por la idea de que era padre, era padre de ese chiquillo que le idolatraba, padre con el amor de su vida. Las lágrimas se desbordaron y llevó una de sus manos ensangrentada por el corte que se había hecho con el cristal de una copa hasta sus ojos. Intentó limpiar las lágrimas pero era imposible, salían más, la impotencia que sentía en aquel momento no le dejaba ver con claridad.

Había llamado zorra a Aomine, había pensado que era un cualquiera, que traicionaba a su novio con su jefe pero no, ahora se enteraba que era un hombre libre, lo había sido desde el momento en que ambos rompieron hacía nueve años. Seguía sin excusarle que lo hiciera por dinero, pero al menos... un peso se quitaba de su angustiado corazón, no era el amante de nadie, no engañaba a nadie, seguía siendo ese Daiki honesto que conoció pese a las mentiras que había artificiado en su contra.

Al darse cuenta de la cantidad de mentiras que había en torno a Daiki, el enfado se hizo presente de nuevo. Quizá era el alcohol quien no le dejaba pensar con claridad o quizá tenía las ideas demasiado claras, pero eso no iba a quedarse así, Aomine tendría que responderle unas cuantas preguntas y sobre todo... no podía alejar a su hijo de él. No tenía derecho a apartarlo de su vida. Él era el padre, quería y tenía derecho a conocerle por mucho que Aomine se opusiera a ello.

Tetsu aún con lágrimas en los ojos, veía consternado la imagen deshecha de lo que una vez fue el altanero Akashi. Temblando, devastado, asimilando que era padre con el amor de su vida, asimilando las mentiras en su contra. Sintió tanta lástima en aquel momento que trató de acercar su mano hasta el hombro de Akashi para indicarle que estaba allí, que podía apoyarle pero éste se apartó con violencia al sentir la yema de los dedos de Tetsu sobre el hombro.

- No me toques – le gritó Akashi – no te atrevas a tocarme, tú... tú y tu novio que armasteis todo este plan en mi contra. Era padre y me lo ocultasteis, ayudasteis a Daiki a ocultármelo con vuestras mentiras – les gritó.

- Aomine tenía sus motivos.

- ¿Sus motivos? ¿Le justificáis? – gritó Akashi - ¿Y yo qué, Tetsu? ¿No tenía derecho a conocer a mi hijo?

- Abandonaste a Daiki – le dijo Tetsu – no sabes por lo que ha pasado.

- Vosotros tampoco sabéis por lo que he pasado yo y me habéis arrebatado entre todos la oportunidad de conocer a mi hijo. Todos vosotros me lo quitasteis, me lo arrancasteis y os callasteis. Sabíais la verdad y nadie me lo dijo. Os maldigo a todos, pero esto no va a quedar así, Aomine va a escucharme, quiera o no quiera.

- No hagas locuras, Akashi – le comentó Kagami desde el otro extremo de la mesa – estás demasiado borracho para pensar, no vayas ahora o podrás decir algo de lo que te arrepientas el resto de tu vida.

Akashi se separó de la mesa con tanta fuerza que volcó las copas tirando una al suelo. El ruido del cristal al romperse sacó un sonido ahogado de asombro y miedo por parte del resto de comensales que veían consternados aquella escena de ira de la gran estrella del baloncesto. Movido por la ira, Akashi cogió del cuello de la camisa esta vez a Kagami aunque no podía levantarle, era demasiado alto y robusto para él.

Baloncesto callejero (Kuroko no Basuke, AkaAo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora