Capítulo 20: Investigaciones

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Masaomi no podía creerse todo lo que aquel chico le estaba contando sobre Aomine. Siempre había pensado de él que era un chico barriobajero que buscaba el dinero de su hijo. Ese chico había jugado toda su vida en canchas callejeras como un vulgar ratero de poca monta y había terminado siendo la estrella del equipo de su hijo en el instituto.

Aquel día en que Aomine apareció en su casa para comunicarle sobre su embarazo, él ni siquiera le abrió la puerta, le dejó al otro lado de la gran reja metálica tras insultarle, tras haberle insinuado que ese hijo pudo haber sido de cualquiera en lugar de Akashi, nunca le dio la oportunidad de contactar una última vez con su hijo para decirle la verdad y ahora ya no había vuelta atrás, había hecho daño a Aomine durante esos nueve años, le había abandonado con aquel niño del que ahora se estaba encaprichando y había hecho daño a su propio hijo pese a que éste no sabía nada aún. No sabía cómo le iba a contar que ese niño era su hijo.

Tenía tantas ganas de tener a ese niño más días, de estar con él, de enseñarle su mansión, de malcriarle y comprarle sus caprichos, de ser su abuelo pero serlo... implicaría tener que decirle a su hijo toda la verdad, decirle que le ocultó durante nueve años que había sido padre, de enfrentar a Aomine y prácticamente disculparse por no haberle creído. Siempre pensó que aquel chico abortaría cuando supiera que no le darían nada del dinero, pero había tenido a ese niño pese a saber que arruinaría toda su carrera. Por un momento, Aomine le dio lástima aunque seguía sin ser de su agrado en absoluto. Quizá era saber cuánto había sufrido aquel chico, todos aquellos llantos escondiéndose de su propio hijo, todo por el amor tan grande y verdadero que había tenido por Akashi.

- Tu padre te adora, ¿verdad? – preguntó Masaomi.

- Sí – sonrió Daisuke como nunca – Me quiere mucho y yo a él. Es el mejor padre del mundo aunque a veces discutamos por alguna tontería.

Había otro asunto que le pasaba por la cabeza y era el hecho de que Aomine lo hubiera criado completamente solo, sin el apoyo de sus padres, tan sólo de sus amigos del equipo. Todo era demasiado extraño. Sonrió a Daisuke y cambió de tema volviendo de nuevo a caminar por el oceanográfico, viendo criaturas hasta que se hizo tarde. Prefería llevarse a Daisuke ya a su casa, no quería que su padre se diera cuentade que había estado en contacto con su nieto. Tras agradecerle Daisuke por todo a lo que le había invitado, se marchó de la limusina directo al portal de su casa.

El chófer sonrió, era la primera vez que veía la sonrisa de Masaomi desde que su esposa falleció. Ni siquiera con Akashi había sonreído de esa forma pero ahora ese chiquillo le estaba sacando su lado más humano. Masaomi buscó su teléfono móvil y llamó al investigador privado para que investigase a fondo toda la vida de Aomine Daiki, quería saberlo todo de ese chico, si era preciso hasta la marca y talla de sus calzoncillos, no quería perderse absolutamente nada de todo lo que había vivido. Necesitaba saberlo todo de ese chico.

No fue hasta un par de días después cuando el investigador apareció por su mansión con toda la información que había conseguido recoger. Masaomi le indicó que le acompañase a su despacho para hablar con mayor tranquilidad.

- Siéntate, por favor – comentó Masaomi sirviéndose una copa de coñac y sirviendo otra al detective.

- Gracias – agradeció el detective cogiendo la copa entre sus manos.

- ¿Qué has descubierto de ese chico?

- He reunido toda la información posible. La tengo en esta carpeta – comentó pasándosela para que pudiera leerla con detenimiento – Aunque no pensaba que me llamaría de nuevo para investigar a la misma persona, creía que ya te había conseguido toda la información que querías la primera vez que indagué en su vida. ¿no fue suficiente?

Baloncesto callejero (Kuroko no Basuke, AkaAo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora