Capítulo 12

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Bueno como es fin de semana les dejaré maratón ❤

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-No... No podemos hacer esto –susurro-. Tenemos que detenernos.

Rafael tardo un momento en reaccionar. Entonces dio un paso atrás, sin comprender. ¿Por qué quería parar?

-Confía en mí... Te aseguro que nadie va a pasar por aquí, si es eso lo que te preocupa.

-No es por nadie, sino por nosotros.

-¿Por nosotros? No hay nosotros.

Ella se apartó el cabello de los ojos con mano temblorosa.

-Hace un momento me estabas besando y tocándome por todas partes...

-¿Y?

-Bueno, si se besa a alguien, generalmente significa que hay algo entre esas dos personas.

-Hay química. Eso es lo que hay entre nosotros.

-¿Por qué me has besado?

-¿Acaso no resulta evidente? Te encuentro muy atractiva.

-Pero no tienes simpatía por mí, ¿verdad?

-¿Y que tiene eso que ver? –pregunto Rafael, sin comprender.

-No me puedo creer que me acabes de preguntar eso. Me estabas besando...

-Y tú a mí.

-Sí, pero he sido yo la que te ha impedido seguir. No puedo tener una relación por alguien que no siente simpatía alguna por mí. No está bien.

-Yo no te estaba ofreciendo ninguna relación.

-Sin embargo, probablemente me habrías hecho el amor.

-Te recuerdo que me desabrochaste la camisa.

-Lo admito. Fue... jamás había sentido algo así. Sin embargo, podría encontrar sientas de razones para explicar por qué no es una buena idea. Una de las cuales es que tú eres el responsable de mi préstamo. No estaría bien.

-¿Quieres que te garantice la continuidad de mi préstamo antes de que tengamos relaciones sexuales?

-Claro que no. Quiero que extiendas mi préstamo, claro, pero porque... por nada que ocurra entre nosotros. Sin embargo, si ocurriera algo, entonces sería inevitable que te preguntaras por las razones que he tenido para acostarme contigo.

Jamás. Rafael se acostaría con ella y la olvidaría. Así era como vivía su vida.

-A mí no me gusta analizar las cosas. Cuando te acuestes conmigo, te aseguro que no pensare después en las razones que me han llevado a ello. Francamente, no me preocupa si no hablamos en absoluto.

-Vaya... Eso es muy romántico.

-No tenía intención de serlo. El romanticismo son las mentiras que cuenta la gente para conseguir que una persona se vaya con ellos a la cama. Yo no miento. ¿Es eso lo que vas a hacer, Alejandra? ¿Vas a contarme las mentiras que suelen contar las mujeres? Si es así, este es el momento en el que deberías decirme que me amas. Los dos sabemos que no es así. Lo nuestro seria solo química sexual.

-Me confundes.

-No. Soy muy directo. Son los que me rodean los que juegan.

-Te aseguro que yo no estoy jugando a nada, pero no me acuesto con hombres a los que no conozco, y especialmente con hombres a los que no les importa los sentimientos.

-Eso no es cierto. El sexo es sexo. No tiene por qué complicarse con nada más.

-¿Me estás diciendo que serias capaz de hacerme el amor y luego serias capaz de retirarme mi préstamo?

-Yo no he hablado de amor...

-En ese caso, sexo sin sentimientos.

-El sexo es un apetito, como el hambre o la sed. Una necesidad que debe satisfacerse.

-No puedes hablar enserio. Te he estado dando el beneficio de la duda –comento ella, incrédula-. No he hecho más que decirme que no puedes ser tan frio como aparentas, que posiblemente lo habías pasado mal en tu vida y que por eso las cosas son tan difíciles.

Rafael apretó los dientes. ¿Por qué las mujeres siempre tenían que hacer lo mismo? ¿Por qué tenían que intentar diseccionar una situación hasta el límite?

-Si hay algo que me quite el apetito sexual más que una mentirosa es una psicóloga aficionada –dijo él, dirigiéndose de nuevo al sendero-. El sexo es sexo, pero no hay muchas mujeres que tengan el valor de reconocerlo. Prefieren rodearlo de sentimientos, atar a los hombres con el compromiso y luego lloriquear cuando el apetito queda satisfecho y todo se desmorona. Por eso las tasas de divorcios siguen tan altas.

-¿Es eso lo que te ocurrió a ti?

-¿Qué es lo que has dicho?

Rafael se dio la vuelta y regreso junto a ella. Estaba harto de Alejandra Álvarez del Castillo. A partir de aquel momento, se olvidaría de ella y recordaría que algunas mujeres eran demasiado manipuladoras u que ella era una de esas. En aquellos momentos, lo estaba mirando del modo en que las mujeres lo hacen cuando quieren que un hombre se abra por completo y les revele los secretos más profundos, secretos que pueden vender a los periódicos por cantidades de dinero casi indecentes.

Rafael estuvo a punto de echarse a reír-

-Te he preguntado que si eso fue lo que te ocurrió a ti. Tiene que ver alguna razón por la que te comportes del modo en que lo haces.

Claro que la había pero, ¿qué sería capaz de hacer una mujer como Alejandra Álvarez del Castillo con esa clase de información? Sin duda asegurarse el préstamo que necesitaba para proseguir con su corrupto negocio.

-¿Qué por qué me comporto de este modo? Porque soy un hombre y así es como piensan los hombres.

-No me puedo creer que sean tan frío e insensible como dicen que eres.

-Pues lo soy. En lo sucesivo, recuerda antes de hacerme preguntas personales que no tengo intención de responder.

Preguntándose que había sido lo que había empujado a atravesar la selva con Alejandra, Rafael apretó los dientes y se apartó de ella.

"Mujeres", pensó, mientras retomaba el sendero y empezaba a caminar con fuerza. Cuando antes llegaran al cafetal, antes podría dejar al descubierto el juego que ella realizaba y terminar con aquella farsa. Entonces, la enviaría devuelta a su casa.

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Espero que les guste ❤💋

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