La boda que todos esperaban

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— ¿Estás insinuando que no te gustaría casarte?

—Bueno, lo cierto es que sería un pelmazo organizarlo todo... Además de que sería de lo más estresante...—. Vio cómo Hermione fruncía el ceño y le miraba con hastío—. ¿A qué viene esa cara, Herms?

— ¿Cómo puedes decir eso acerca del compromiso? ¡Formar una verdadera familia con tu pareja es lo más maravilloso que le puede suceder a alguien! ¡Pero por lo que veo, al parecer tú no tienes intención de hacer que eso pase nunca!

—Hermione, ¡cálmate!—exclamó él—. ¡Solo he dicho que sería muy desesperante tener que montar toda la celebración! ¡No he dicho que no quiera casarme nunca!—. De repente, a Ron le vino una idea a la cabeza que, en parte, le hizo estremecer—. ¿A-acaso... quieres que nos casemos?

Esa pregunta la pilló desprevenida. Con las mejillas encendidas, bajó la mirada, y murmuró:

—Toda chica sueña con el día de su boda, Ron.

— ¡Entonces es eso!—abrió los ojos de par en par—. ¡Quieres casarte!

— ¡Claro que quiero casarme, Ron!—gritó. Al ver la reacción del pelirrojo, se apresuró a añadir: — Aunque no tiene por qué ser precisamente ahora. Simplemente, quiero hacerlo en un futuro.

—Pero...

—Ron, ¿tenías planeado pedirme matrimonio hoy?

—N-no...—farfulló él, sintiéndose abochornado.

— ¡Pues déjalo estar!—dijo, dando por finalizada la conversación. Salió del cuarto para volver junto con Ginny y con Luna, dejando a Ron con un palmo de narices.

El resto del día fue pasando más rápido de lo que les habría gustado a muchos. La señora Weasley estaba tan ansiosa que la única forma de distraerse era cocinar; así que, para cuando dieron las ocho, la casa estaba a rebosar de platos de comida. Todos se dieron un gran festín aquella noche.

Harry no podía pegar ojo. Ron y sus hermanos no habían hecho más que lanzarle miradas furtivas durante todo el día, y eso hizo que se sintiera todavía más nervioso. Pero, entonces, empezó a pensar en Ginny. Se la imaginó con un precioso vestido blanco y a él esperándola en el altar. Inconscientemente, sonrió ante aquella idea; y sin darse cuenta, se quedó dormido.

***

—¡Venga, no hay ni un minuto que perder!

Harry oyó la voz de la señora Weasley proviniendo del pasillo. Se sentó en el borde de la cama, se colocó sus gafas redondas y se puso en pie de un salto. Se vistió con una camiseta vieja y unos tejanos desgastados; y se dirigió hacia la planta de abajo. Todos los Weasley no paraban de moverse de un lado para otro, dirigidos por Molly:

—Charlie, ve colocando ya los platos. Y tú, Percy, ayúdale con los cubiertos. ¡Ron, por el amor a Merlín, eres el padrino! ¡No te quedes ahí parado sin hacer nada!

— ¿Qué quieres que haga?—inquirió Ron, desde el sofá.

— ¡Podrías ir a ver cómo le va a Harry!—se fijó en que el azabache ya estaba en la sala, y le dirigió una enorme sonrisa—. ¡Oh, hola Harry querido! ¡No sabía que ya estabas levantado!

—Llevo despierto un rato—mintió él, pues no quería decirle a la señora Weasley que sus gritos habían sido los causantes de interrumpir su sueño.

—En fin... ¡Ron!—volvió a dirigirse hacia su hijo—. ¿Quieres hacer el favor de hacer algo de provecho?

—Ya lo estoy haciendo. Estoy evitando que Teddy y Vic se coman la tarta antes de que lleguen los invitados—respondió, señalando hacia los pequeños; los cuales dormían a pierna suelta en el sillón.

Harry Potter: Historias de la nueva generaciónWhere stories live. Discover now