Epílogo

220 25 4
                                    

Narra Abby:

—Cam, quédate quieta —le dije a mi hija de cuatro años mientras intentaba colocarle su corona en su cabeza. Ella no me obedeció y siguió moviéndose mientras se quejaba.

Luego de unos minutos, logré colocarle la corona.

—Bien, vamos al comedor —le dije sonriendo de la emoción mientras me agachaba para estar a su altura. Ella asintió y me levanté.

La tomé de la mano y juntas caminamos por los pasillos del castillo que, ahora era mío y de Adrián.

Tan pronto le había dicho a Adrián y a su padre que estaba dispuesta a convertirme en reina hace unos nueve años, yo había venido a vivir con Adrián y su familia en el castillo de su propio reino.

Mis padres no se habían opuesto y me dijeron que estaban orgullosos de mí. También me dijeron que hacía lo correcto y que siempre siguiera a mi corazón. Yo me despedí de ellos y de Max, mi hermano, con lágrimas en los ojos.

Pocos años después, Adrián me había pedido matrimonio y yo, sin dudar, acepté felizmente. Hubo una gran ceremonia en donde nos casamos y Adrián y yo nos convertimos en rey y reina.

Luego de eso, Cam había nacido y había sentido una inmensa felicidad eufórica. Ella era la luz de mis días ahora y era quien me hacía sonreír solo con su presencia.

Ahora, era una niña muy inquieta y tenía los ojos de su padre con mi rubio cabello. La amaba más que a nada.

Entramos al comedor y nos encontramos con Adrián. Estaba con sus empleados sentado en una silla mientras miraba unos papeles. Tan pronto entramos, llamamos su atención y vi como una sonrisa se hizo presente en su rostro, haciéndome sonreír a mí también.

—¡Papi! —chilló Cam cuando lo vio y fue corriendo en dirección a Adrián. Este se levantó de su asiento y la atrapó en un gran abrazo. Reí al ver a mi familia.

Mi esposo y mi hija se separaron lo suficiente para hacerme un hueco a mí y yo les sonreí mientras caminaba a unirme a su abrazo.

—Te amo —susurró Adrián en mi oído lo suficientemente audible para mí. Sonreí más amplio aún.

—Yo te amo a ti —le respondí en un susurro también.

Los abracé fuertemente mientras grababa este hermoso momento en mi mente junto con muchos otros más.

Narra Daniela:

—¡Luke! —grité a mi esposo mientras miraba la prueba de embarazo que tenía en mis manos.

—¿Qué? —preguntó él alerta entrando en la habitación. Le tendí la prueba para que viera el resultado de esta.

Él casi se desmaya al ver el resultado positivo de la prueba pero pareció recomponerse y sonrió de oreja a oreja.

—¿Tendremos otro bebé? —gritó él emocionado y, a la vez, aterrado. Así como me sentía yo. Ya habíamos tenido otro bebé, quien ahora tenía dos años, y era bastante aterrador tener que cuidar otro. Pero también era bastante emocionante y un bebé te llenaba de felicidad. Yo le devolví la sonrisa.

—¡Tendremos otro bebé! —grité confirmando su pregunta. Él rió con una mezcla de nervios y yo reí a carcajadas por su reacción.

—¿Mami? —preguntó una voz a las espaldas de Luke. Miré hacia el pequeño dueño de esa voz y lo tomé en mis brazos. Con todo el ruido que causamos Luke y yo, se había despertado Derek, nuestro hijo.

—¿Por qué tanto alboroto? —se quejó mi padre mientras entraba en la habitación también.

Hace nueve años, Luke y yo habíamos vuelto a vivir al pueblo. No quería quedarme en el castillo y quería volver a vivir con mi padre y mi hermana, Lucy. Así que Luke y yo nos casamos y nos mudamos con mi padre y Lucy. El rey y la reina se lo tomaron muy bien y me apoyaron en todo. Incluso me dijeron que podía visitar cuando quisiera. Nicole me hizo prometer que la visitara en el castillo y, hasta ahora, está casada con Dylan, el hermano de Adrián, y es nuestra reina. Mi hermana menor adoptiva, Lucy, ya tenía veinte años y estaba quedándose en un apartamento con unos amigos. Mi padre había estado más que feliz de saber que Luke y yo vendríamos a vivir con él.

Luego de unos años, había nacido Derek y fue un caos total al principio. Pero el bebé fue la alegría de todos nuestros días. Y así habíamos pasado nueve años.

—¡Papá, tendremos otro bebé! —chillé emocionada. Él abrió los ojos como platos y luego se unió a toda la emoción.

Pasamos toda la tarde pensando en si sería un niño o una niña. Todos tratamos de decidir nombres que nos gustaran para saber qué nombrar al bebé. Como no sabíamos si era niño o niña, tuvimos que pensar nombre para ambos.

Disfrutamos en familia hasta que recordé una persona a la que tenía que decirle esto lo antes posible: Abby.

Rápidamente, corrí al teléfono en la cocina y marqué el número que Abby me había dado para comunicarme con ella en el castillo de Adrián.

—¡Abby! —chillé tan pronto me contestó.

—¿Daniela? —preguntó confundida y reí un poco.

—Sí, soy yo. ¿Cómo has estado?

—Bastante bien. Cam está inquieta y volviéndome loca, como siempre y Adrián está trabajando —dijo y reí al recordar que Derek también podía volverme loca a veces—. ¿Y tú?

—Pues, por eso te he llamado —dije fingiendo ser misteriosa.

—¿Qué? ¿Qué pasó? ¿Están todos bien? —dijo rápidamente y reí. Ella, al parecer, estaba llena de preocupación al otro lado de la línea.

—Sí, estamos todos bien. Solo te quería decir que... —dije y mantuve la oración en el aire solo para molestarla.

—¿Que...? —me apuró ella.

—¡Estoy embarazada! —grité al teléfono.

—¿Qué? ¿Otra vez? —dijo compartiendo mi emoción.

Reí una vez más antes de hundirme en una conversación con mi mejor amiga sobre nombres para bebés y planes para una futura visita.

FIN

Sé que fue muy corto pero me gustó como terminó entre Abby y Daniela así que así se va a quedar. Aquí termina la historia oficialmente y tengo que admitir que extrañaré a Abby, a Daniela, a Luke y a Adrián. Pero bueee...
Publicaré los agradecimientos en un momento.

Amando lo ProhibidoNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ