Capítulo 4. Problemas en la Fila Infinita

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Narra Abby:

—Pero...queremos averiguarlo. Por eso, todas las chicas del reino entre las edades de dieciséis y diecisiete años deberán ir a la oficina central del pueblo para sacarse sangre y tomar una prueba de ADN para compararla con la de nosotros. Cuando encontremos una que quede positivo sabremos que esa es nuestra hija —. Hizo una pausa mientras todos procesaban la información. Todos estaban sorprendidos, incluyéndome a mi y a mis padres. Hasta mi hermano estaba poniendo atención ahora. El rey continuó diciendo: —Mañana a las siete de la mañana todas las chicas deberán hacer turnos y no pueden comer ni beber nada antes de las pruebas ya que eso haría que los resultados no estén claros....Otra cosa más: es obligatorio. Nadie puede negarse —. Otra pausa—. ¡Buenas noches!

¿Así que la princesa estaba viva? Me pregunto quién será.

Estaba entretenida en mis pensamientos cuando Daniela gritó:

—¿¡¿O sea que mañana tengo que despertar antes de las siete de la mañana?!?

¿¡Qué!? ¡Esto no es justo! Puse cara de horror al entender.

—No... —dije de forma dramática y me tiré hacia atrás con la mano en la cabeza.

—¿Y para colmo no puedo comer nada? —preguntó Daniela exaltada.

—Espera...¿Qué? Paren el mundo. ¿Cómo que no puedo comer? ¡Eso es injusto!

—Ya basta. Dejen de ser tan dramáticas las dos y vallan a dormir que mañana será un día muy largo —dijo mamá callándonos a las dos.

—Bien —dijimos al unísono con un suspiro y subimos a mi cuarto rendidas. Al llegar a mi habitación, Daniela se tiró en una cama adicional que hay en mi cuarto para cuando ella se quedaba a dormir.

—¿Quién creas que sea la princesa? —le pregunté yo a Daniela al abalanzarme en mi cama.

—Seguro es una plástica ricachona fresita que tiene de todo. No te hagas ilusiones. No seremos nosotras.

—No me hacía ilusiones. Solo quería saber qué pensabas.

—Ajá —dijo ella ya casi dormida. Ambas ya estábamos acostadas con los ojos cerrados y listas para dormir. Cuando...recordé un detalle.

—Daniela —la llamé.

—¿Qué? —dijo alargando la palabra y claramente irritada porque le interrumpí su sueño.

—¿Quién va a apagar la luz? —pregunté.

—Apágala tú —me respondió.

—No. Tú.

—No. Tú. Es tú casa. Además la luz no me molesta —. Esto seguiría toda la noche.

Con un gruñido, me levanté de la cama y la apagué para luego lanzarme en la cama a dormir.

Narra Adrián:

Ya habían hecho el anuncio a todo el reino. Estábamos todos emocionados por esto. Se notaba que la reina estaba muy ilusionada y, a pesar de que trataba de esconderlo, el rey también se veía esperanzado. El rey acababa con el programa en este instante.

Nadie aquí sabía del anuncio así que nadie tuvo que fingir caras de sorprendidos o asombrados. Yo estaba emocionado. Y no era el único, mi padre estaba feliz. Eso no era bueno. Decidí ignorarlo por ahora.

Los único que ya sabíamos de esto éramos mi padre, mi hermano Dylan, el rey, la reina y yo. La Princesa Nicole no sabía nada. Hasta ahora....

—¿Cómo que está viva? ¡Me dijeron que estaba muerta! —gritó Nicole dirigiéndose a sus padres. Parece que no le agradaba la posibilidad de que su hermana estaba viva.

—Nos enteramos hace poco —le dijo tratando de calmarla la reina.

—¿Y no me pudieron avisar antes?

—No tuvimos tiempo —dijo Dylan. Eso solo fue la gota que derramo el vaso.

—¿O sea que tú lo sabías y no me dijiste nada? —le gritó ahora a mi hermano menor. Ellos eran de la misma edad y muy buenos amigos. Por eso, se enojó tanto.

—Eh....¿Perdón? —dijo Dylan nervioso. Cuando la princesa se ponía así era horrible. Nos hacía pasar un infierno a todos. Ella bufó molesta y se dirigió al rey y la reina nuevamente.

—¿Ella va a venir a vivir aquí con nosotros? ¿Se va a convertir en una princesa? ¿Me quiere... —empezó hablando muy rápido pero el rey la interrumpió.

—Nicole, primero tenemos que saber quién es. Debemos tomar las cosas con calma. Relájate.

Con un gruñido de frustración, salió de la sala en donde graban el programa. El rey suspiró.

—Ya se le pasará —dijo el rey y Dylan se fue tras la princesa.

Narra Daniela:

—¡Esto es insoportable! —grité. Abby y yo salimos muy temprano para llegar a la fila de la oficina central para que nos tomen la sangre y luego podamos comer. Pero, ya no podía aguantar más. ¡Necesitaba comida urgentemente!

—Cálmate. Acabamos de salir de casa y seguro las filas están cortas así que esto será rápido —dijo Abby. Señalé hacia más al frente.

—¿Esto es tu definición de corto? —le pregunté. Ella miró las filas kilométricas y su boca cayó al piso.

—¡No podré esperar tanto! Tengo hambre —lloriqueó.

—Cálmate —dije imitando su voz con lo que había dicho hace unos segundos.

—Entonces vallan. No pierdan más tiempo —dijo una voz detrás de nosotras. Reconocí esa voz antes de ver quién era. Era Luke. Abby y yo nos volteamos y allí estaban John y Luke. Ambas nos tiramos encima de ellos para abrazarlos  y ellos rieron.

—Sácame de este sufrimiento —le dijo Abby a John, quien empezó a reír. 

—Ven, las acompañamos a la fila para que terminen lo antes posible —dijo John y nos dirigimos a la fila.

•••

—Esto es tortura —gritó Abby. Ya estábamos casi llegando a la oficina central pero tenía razón. El sol me estaba jodiendo la vida y tenía mucha hambre. Me comería una vaca. Gruñí por mi mal humor.

Al parecer, los chicos estaban tratando de hacernos sentir mejor porque se acercaron a una vieja con las sonrisas que ponían cada vez que hacían una broma. No sabía lo que iban a hacer. Pero, sus planes se dañaron cuando de la nada un viejo pedófilo vino y le agarró una nalga a la vieja y se fue corriendo.

Me exploté a reír. La vieja volteó indignada y pensó que John había sido el que le agarró la nalga. Así que le empezó a dar a John con una cartera.

—Vieja, ¿por qué carajos me atacas con una cartera pasada de moda? ¡Al menos, consiga una de este siglo! —gritó. La vieja seguía atacándolo y Abby, Luke y yo estábamos muertos de la risa. ¿Desde cuando John sabía de moda y de carteras?

—Oye, ¿qué tienes en ese bolso? ¡Parecen rocas! —seguía gritando John.

De momento, vi al mismo viejo y, esta vez, le pellizcó una nalga a una rubia plástica que se encontraba en la fila, cerca de Luke. La rubia volteó y le lanzó una sonrisa seductora a Luke.

¿Y esta rubia oxigenada quién rayos se cree? ¡Él es mi novio!

Vi como la rubia le susurró algo a Luke que no escuché. Me llené de ira y rabia. Sí, lo sé, soy muy celosa pero en mi defensa ella le está coqueteando a mi novio. No me pude controlar más. Me abalancé sobre la rubia...

Amando lo ProhibidoWhere stories live. Discover now