Capítulo 36. Final - Parte 2

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Narra Abby:

—Y, ¿lo vas a perdonar? —preguntó Daniela.

—Ya lo perdoné —dije honesta.

Ya había hablado con Adrián y me había explicado el por qué me hizo todo eso. Me dijo que estaba arrepentido y lo perdoné. No podía estar enojada con él y sabía que esto pasaría.

—Y, ¿le vas a dar otra oportunidad? —preguntó vacilante y mordiéndose el labio.

Suspiré. Había perdonado a Adrián pero, aún no sabía si le daría otra oportunidad. Lo estaba considerando muchísimo y era muy tentador decirle que sí. Pero no sabía si debía darle otra oportunidad tan rápido.

—No lo sé.

Daniela asintió sin querer presionarme y agradecí por eso. No podría explicarle cómo me sentía porque ni siquiera yo lo sabía. Sin embargo, necesitaba su consejo. Así que decidí pedírselo.

—¿Qué crees que debo hacer?

Ella se vio sorprendida por mi repentina pregunta. Pareció pensarlo por unos momentos. Supongo que estaba tratando de ponerse en mi lugar.

—Creo que debes perdonarlo —dijo luego de unos minutos y yo estaba a punto de decirle algo cuando volvió a hablar—. Abby, puedo ver en tu mirada que lo extrañas y que quieres estar con él. Debes seguir a tu corazón y dejar de pensar tanto en el pasado. Él ya se disculpó y está arrepentido. Te pidió perdón y quiere volver contigo. Así que, ¿por qué no le das otra oportunidad?

La miré atónita mientras pensaba en una respuesta lo suficientemente buena para eso. Al parecer, mi silencio fue suficiente respuesta para ella.

—Solo, piénsalo. Adrián no se quedará esperándote toda la vida y espero que le des otra oportunidad. Hacen una linda pareja —dijo con una pequeña sonrisa. Se alejó de mí, dejándome con mis pensamientos.

Daniela tenía razón. Podía olvidar el pasado. Así que ¿por qué no le daba otra oportunidad?

Corrí fuera de la habitación al darme cuenta que nada me lo impedía. Necesitaba tener a Adrián a mi lado de nuevo. No estaba dispuesta a perderlo.

Seguí corriendo por los pasillos del castillo mientras lo buscaba desesperadamente. Por suerte, lo encontré en una esquina mirando hacia unos papeles que tenía en la mano.

No pareció darse cuenta que estaba ahí. No hice ruido alguno. Lo contemplé con admiración mientras estaba ahí parado en medio del pasillo.

Al no soportarlo más, no me contuve y corrí hacia Adrián. Él me miró confundido y un poco sorprendido por mi presencia. Me lancé a sus brazos y lo abracé fuertemente sin querer dejarlo ir. Él dudó, quizás por el asombro o la sorpresa, pero luego me envolvió en sus brazos. Aún sujetándome, estiró su mano hacia una mesa y dejó sobre esta los papeles que estaba aguantando hace unos momentos para seguir abrazándome.

—No sé cómo rayos soporté todo este tiempo sin ti —susurró en mi oído. Estaba tan feliz que nada podía dañar este momento y las palabras de Adrián solo me llenaban de ternura y más felicidad.

—Yo tampoco —confesé y me separé de él. Ambos quedamos muy cercanos y él me sujetaba por la cintura.

—No volveré a dejar que mi padre se interponga entre nosotros —dijo.

—¿Lo prometes? —pregunté sin estar muy segura de sus palabras. Sabía del terror que él le tenía a su padre y no quería a mi corazón roto otra vez.

—Lo prometo —confirmó él y me besó. Sentí una calidez en mi pecho cuando lo hizo. No sentía esa calidez desde los días en el bosque y sentirla otra vez me encantaba.

Amando lo ProhibidoWhere stories live. Discover now