Capítulo 17. La Venganza - Parte 2

283 30 3
                                    

Narra Abby:

Sam y yo seguimos corriendo hasta mi casa. Entramos a mi cuarto riendo a carcajadas. Me tiré en la cama mientras que Samantha se tiró al suelo. Apenas podíamos hablar por la risa que teníamos.

—¿Viste su cara? —le dije a Sam aún riendo y retorciéndome en la cama por la risa. Me estaba empezando a doler el estómago.

—Sí. ¡Eso fue épico! —respondió Samantha con emoción.

—Definitivamente valió la pena el dinero que le pagamos a esos chicos —le dije y ella asintió.

Luego de un rato riéndonos se nos fue la risa y nos pusimos a planear los últimos detalles de la segunda parte de la venganza, que era en contra de John.

—¿Todo listo? ¿Ya sabes qué hacer? —le pregunté a Sam.

—Listo y sí —respondió obediente.

—Genial. Es hora para la segunda parte —sonreí maliciosa y Sam me imitó.

Narra Daniela:

Volteé alarmada para ver quien era.

—¿Qué haces aquí? —le pregunté.

—Lo mismo que tú: evitando volver a entrar a ese circo —respondió Adrián.

—¿Tanto se me nota que no quiero estar adentro?

—Solo un poco —dijo y sonrió.

—¿Acabas de escuchar todo eso? —pregunté con seriedad.

—Solo una parte. Pero lo suficiente como para saber lo que te están obligando a hacer —. Me miró con pena. No, eso no era pena. Era más tristeza. Suspiré y bajé mi mirada hacia el suelo.

—Es injusto ¿no crees? —preguntó.

Asentí sin poder encontrar mi voz. No me sentía cómoda con todo esto. Pero lo peor, era que no me sentía yo misma. Y eso era lo que más temía. Perderme a mí misma.

Adrián se quedó unos momentos en silencio. Estaba mirándome pensativo, como examinándome con la mirada.

—¿Y qué tal si negocias? —dijo. Levanté la cabeza con interés.

—¿Negociar?

—Sí. Hacer un trato con ellos —. Lo pensé un rato. No era tan mala idea. Quizás sí podía sacar provecho de esta situación. 

—Pero, ¿qué podría negociar?

—No lo sé —dijo encogiéndose de hombros—. ¿Qué es lo que quieres, Daniela? —preguntó misterioso y, como si esto fuera una película, se fue, haciendo que el misterio se quedara en el aire.

Tenía que pensar. ¿Qué quería yo? Pasé un gran rato pensando lo que Adrián me había dicho. Y, por fin, lo tuve. Desde que llegué, solo he querido una cosa. No era muy difícil considerando que ellos eran el rey y la reina pero, quizás no estén de acuerdo con esto. Valía la pena con tal de conseguirlo.

Caminé dentro del salón decidida y planeando cómo hacer que esto funcione.

Narra Abby:

—¿Ya viene? —le pregunté a Sam que estaba asomada en una esquina localizando nuestro objetivo.

—Sí. Corre a tu puesto —me dijo y fui donde nuestro objetivo.

—Hola, John —le dije con mi voz de zorra. Me daba asco a mí misma por hacer esto.

Tenía que aguantar las ganas de vomitar cuando me acerqué más a él como toda una prostituta necesitada.

—H-hola, Abby —dijo él tartamudeando nervioso. Sonreí más amplio al saber que lo estaba poniendo nervioso. Esto funcionaría a la perfección.

Sam y yo nos habíamos enterado de que John estaba de novio con la zorra de pelo rubio. No sé cómo pasó eso pero no me sorprendió. Se merecen uno al otro.

—Necesito que me ayudes con algo. ¿Puedes? —dije seductora y me incliné un poco para dejar algo de mi pecho descubierto con el traje rojo que llevaba puesto.

Me sentía como una puta haciendo esto. Tenía un traje rojo oscuro muy corto que no me tapaba casi nada, en mi opinión. Me había dejado mi cabello rubio suelto y mis labios estaban rojos también. Tuve que ver como mil películas de zorras coqueteando con chicos para hacer esto. Solo espero que esto valga la pena.

—C-claro —dijo. Seguía tartamudeando y sonreí victoriosa. Sabía que no sería muy difícil convencerlo de ir conmigo.

Lo tomé de la mano a pesar de que me daba asco siquiera mirarlo y me lo llevé a una esquina abandonada.

Mientras íbamos llegando no sabía qué iba a hacer. Me había dicho a mí misma que improvisara pero no es muy fácil.

Vamos, Abby. Piensa en algo. Improvisa.

No sabía qué hacer o qué decir para cuando llegamos. Pero, por suerte o por  desgracia, John me ganó. Me besó fuerte y agresivo, como con necesidad. Me empujó contra una pared y siguió besándome, cada vez con más fuerza.

Tuve que aguantar todas las ganas de hacer algo. Reprimí las muecas y los sentimientos de asco y las reemplacé por caras de lujuria como toda una zorra.

Sus besos comenzaron a bajar hacia mi cuello y yo solo pensaba en las tres veces que me bañaría después de esto. 

Por favor, Sam, apúrate.

Cada vez John avanzaba un paso más y yo trataba disimuladamente de quitármelo de encima. Su respiración estaba entrecortada y yo fingí que la mía también.

Por un momento, mientras él besaba mi cuello y se apartó su rostro fue reemplazado por otro que no era de él. Casi me desmayé al ver quién era. Pero, tan rápido como la cara de John desapareció, aquel rostro también se fue.

—¡John! —chilló una voz enojada. Sí, nuestro plan ha funcionado.

John volteó y vio lo mismo que yo. Estaba la zorra por la cual él me dejó junto con Sam, que trataba de aguantar las ganas de reír.

—Brittany, no es lo que tu piensas —dijo John. Al fin, la zorra tiene nombre. Rodé los ojos al recordar cuando esto mismo me estaba pasando a mí.

—¡Eres una zorra! —me gritó a mí Brittany.

—Yo no fui la que andaba robando novios como todo una necesitada —contraataqué. Aunque eso era exactamente lo que estaba haciendo ahora.

—Entonces, ¿por qué lo hiciste si no te sigue gustando John? —preguntó.

—Ojo por ojo y diente por diente, querida —dije y sonreí victoriosa. Me miró con odio pero se olvidó de mí unos segundos después.

Empecé a alejarme al escuchar que ahora Britanny le gritaba a John. Pero, antes de irme, John me miró con odio. Sin pensarlo, le guiñé un ojo burlona y seguí mi camino con Sam.

Luego de que estuvimos bastante lejos de ellos nos echamos a reír.

—Creo que iremos al infierno por hacer este tipo de bromas —dijo Sam riendo.

—No importa. Le hacemos bromas a los demonios que se metan con nosotras —dije de broma.

—¿Qué crees que la rubia le está diciendo a John? —preguntó cuando se nos fue la risa.

—Seguramente lo perdona porque está desesperada por que la lleven a la cama —dije y Sam asintió riendo.

—Así que...¿terminamos con la venganza? —preguntó Sam un poco triste. No la podía culpar. Esto de las venganzas es muy divertido.

—Sí. La venganza ha sido completada —dije y estallamos en risas otra vez.

---------------------------------------------
Samantha en multimedia.
¿Qué les pareció la venganza de las chicas? ¿Les gustó o no?
Voten y comenten y no sean lectores fantasmas.
~K~

Amando lo ProhibidoWhere stories live. Discover now