Capítulo 9. La Familia Real

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Narra Daniela:

Nadie dijo nada. Yo los estaba mirando con curiosidad y el rey y la reina me miraban como si quisieran grabar cada detalle de mi en sus cabezas. La princesa solo me miraba con odio.

—Hija —exclamó la reina con un suspiro y con lágrimas en los ojos viniendo hacia mi con los brazos extendidos para abrazarme. Me abrazó y, a pesar de que no le respondí el abrazo por mi sorpresa, tampoco me alejé de su toque.

Narra Luke:

Daniela se fue y ya no había forma de detenerla. Tuve que contarle al Señor Ramón sobre lo que pasó y casi empieza a llorar en ese momento. Maldijo mil veces y se quejó de que Daniela no se despidió de él.

Yo tuve que soportar todo sin ella. Habían pasado a penas unas horas y ya la extrañaba. No me imagino como estaré dentro de días. Será horrible.

Abby ya se está poniendo triste. Tan pronto Daniela se fue, se encerró en su cuarto a comer nutella y no quiso hablar con nadie. Ni siquiera con John.

Samantha cayó en lágrimas rápido y Josh la contuvo. Era muy sentimental pero a Josh no le parecía molestar.

Tenía que distraerme con algo o si no me volvería como Abby. Decidí salir a caminar. No sé a donde voy pero solo quería despejarme un rato sin acordarme de que Daniela se fue.

Seguí caminando por media hora o quizás más pero no me di cuenta de mucho de lo que pasaba a mi alrededor.

Estaba volviendo a la realidad cuando veo alguien conocido. Tenía pelo negro y eso era lo único que podía ver pero estaba seguro de que, a pesar de que estaba de espaldas, lo conocía. Era John. ¿A dónde va? Le dijo a Abby que se iría para su casa y su casa está al otro lado del pueblo. Esto no me convenía para nada, pero como soy un metido, sin pensarlo dos veces lo seguí.

Narra Daniela:

—Eres hermosa —me dice la reina con entusiasmo. No sabía si tenía que inclinarme o sonreír o salir corriendo. Miré a Olivia con una mirada suplicante para que me dijera que hacer. Sonrió e interrumpió el encuentro.

—Daniela, esta es tu madre, la Reina Emily —dijo pero obvio yo ya sabía quién era. Sonreí sin muchos ánimos pero la reina no lo notó.

Luego, el rey caminó hacia mí con una sonrisa cálida. A pesar de que estaba sonriendo tiernamente había algo sobre él que me intimidaba. Quizás era el hecho de que es mi padre o el hecho de que con un movimiento de su mano puede hacer que me maten en menos de un minuto. Seguro era la segunda opción. Él no me abrazó como la reina pero se notaba que quería. Seguramente se dio cuenta de mi incomodidad ante todo esto. Al menos me comprendía. Eso es bueno.

—No sabes cuánto nos alegra el hecho de que estés aquí —dijo y sonreí ante el comentario. Después de eso, la princesa se me acercó y me miró con odio. ¿Y ahora qué hice?

—Daniela, ella es tu hermana, Nicole —dijo Olivia con su tono amable.

—Princesa Nicole —se apresuró a corregir la princesa levantando un dedo como todo una diva. Me miró de arriba a abajo pero no dijo nada y eso hizo que me pusiera aún mas incómoda y nerviosa.

—Eh... Creo que debería darle una recorrida a Daniela del lugar —dijo Olivia y, por suerte, me sacó de ese lugar.

Me empezó a llevar de vuelta al primer piso por donde entramos, diciendo los lugares donde me encontraba. Me enseñó el comedor, el salón real, la oficina del rey, las cocinas y muchos otros que ya me olvidé. Me tendrá que hacer un mapa si espera que no me pierda. Al final, me enseñó el cuarto piso, que es donde están los cuartos de la realeza, y me llevó al que sería mío.

Era un gigantesco cuarto con una cómoda cama en una esquina, dos muebles bastante amplios, un gigantesco televisor y un balcón con hermosa vista hacia los jardines delanteros. Me asombré por todo. Hasta el baño era perfecto. Digno de la realeza.

Pero, no parecía...yo. Esta no era yo. Nada de esto era para mí. Sin embargo, me aguanté las ganas de salir corriendo y volver con mi familia y me fui al baño para quitarme todo este horrible vestuario.

Narra Luke:

Estaba siguiendo a John por todo el pueblo. De vez en cuando él se volteaba y tenía que esconderme rápidamente detrás de un árbol o una indefensa señora. Estaba fingiendo ser un detective. O así me sentía.

Hubo una vez que no habían árboles y tuve que tirarme a un basurero. Ahora apesto a...no se qué. Imaginen lo que apesta un basurero ahora imaginen el doble. Así debo oler yo.

John era muy rápido caminando pero, por suerte, pude seguirle el paso. Seguimos caminando hasta que en un momento me distraje con un papel que parecía anunciar algo. Estaba pegado a un árbol y era como de esos que pegan por todos lados para ofrecer trabajo o cosas así. Cogió mi atención por un momento y tuve una idea...

Pero...¡mierda! Perdí a John de vista. ¿Dónde carajos se metió? No se lo pudo haber tragado la tierra. ¿O si? ¿Dónde se habrá metido el infeliz este?

Oh-oh. ¿Y si lo raptaron? ¿Y si lo secuestraron para violarlo? ¿Y si los aliens vinieron a la tierra y lo adoptaron? Ok, estoy exagerando.

Lo seguí buscando hasta que me rendí y doblé una esquina donde me encontré con algo sorprendente. Era un callejón sin salida. Pero, eso no era lo sorprendente. Lo sorprendente era quién estaba en el callejón y qué hacían.

Era una chica rubia que parecía una plástica. Pude reconocerla como la chica que coqueteó conmigo en la fila y peleó con Daniela. Estaba con un chico contra la pared besándose de manera salvaje. No podía ver el chico.

Esto era demasiado incómodo. Di un paso atrás pero no sé que rayos pasó que hizo que algo sonara en mis pies. Mierda. La pareja me miró y pude ver quien era el chico perfectamente.

Era un chico de pelo negro y ojos marrones. Era el novio de la mejor amiga de mi novia.

Era John...

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¡Matemos a John!
Foto de Abby en multimedia.

Amando lo ProhibidoWhere stories live. Discover now