Capítulo 28. Malas Noticias

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Narra Abby:

No había notado que llegué a mi casa hasta que la tuve en frente de mí. Tomé un poco de aire antes de entrar mientras me preparaba para evitar a todos.

—Abby, cariño, ¿todo bien? —me preguntó mi madre desde la cocina tan pronto entré por la puerta de casa.

—Sí, mamá. Solo estoy cansada —le dije evitando su mirada para que no notara mis ojos rojos por llorar tanto tiempo. Me dirigí hacia mi cuarto rápidamente antes de que me preguntara algo más. Había escuchado una vez que las madres podían notar cuando sus hijos estaban mal. Pero, si mi madre lo notó, no dijo nada sobre ello. Era eso o soy una actriz increíble.

Me senté en mi cama tan pronto llegué a mi habitación. Estaba sumida en mis pensamientos, con los ojos enfocados en un punto de vista y reviviendo esta tarde en la que Adrián me rompió el corazón.

Reviví todo en mi mente, palabra por palabra. Cada vez, dolía más.

No quiero estar contigo.

Eso me llegaba al corazón como una navaja dispuesta a hacerme daño. Parecía hacerme una herida y profundizarla más y más cada vez que pensaba en él. Y eso era peor a que te rompieran el corazón. Si me rompiera el corazón sería más rápido. Pero esta navaja que se profundizaba por si sola era demasiado cruel.

Sin mi permiso, las lágrimas comenzaron a fluir mientras pensaba en todo lo que me hizo reír y enojar al mismo tiempo. Era todo tan hermoso, pero era solo un recuerdo que cada vez parecía ser más lejano.

Recordé la primera vez que nos conocimos, todas las peleas por las que pasamos y todas las risas que compartimos pero, cada vez era más doloroso. Me hacía mal pensar en sus ocurrencias con las cuales me hacía reír. Me hacía daño pensar en el lindo sonido de su risa y en sus distraídos ojos color verde. Pero no lo podía evitar. Así como no pude evitar los sollozos que comenzaron a continuación.

Lloré y sollocé como nunca lo había hecho hasta que me di cuenta de algo. No puedo seguir llorando por él cuando él ni siquiera me quería. Dolía mucho pero no estaría dispuesta a demostrarlo. Tendría que dibujar una sonrisa en mi rostro y esconder la tristeza en mis ojos. Eso ayudaría a no recordarlo y eso era exactamente lo que necesitaba en este momento. Necesitaba olvidarme de él. Y eso haría.

Decidida, me levanté de la cama y caminé hacia el espejo. Miré mi destrozado rostro lleno de lágrimas y me limpié lo mejor que pude. Suspiré. No puedo seguir así por un chico. Primero John y ahora Adrián. Debo ser increíblemente estúpida como para pensar que las cosas funcionarían con Adrián.

Negué con la cabeza. No debía seguir pensando esas cosas. Lo mejor sería que me olvidara de Adrián, así como él se olvidó de mí.

Narra Daniela:

—Nicole, ¿por qué lloras? —le pregunté tan pronto pensé que sería lo suficientemente seguro como para que no me insulte o me grite. Ella inhaló para luego soltar un suspiro.

—No lo sé —dijo y fruncí el ceño confundida—. Solo estaba aquí, sentada y empecé a pensar en todas las cosas malas que he hecho y...

—¿Como qué? —pregunté con curiosidad removiéndome en su cama. Ella bufó.

—¿Por dónde empiezo? —dijo rodando los ojos—. Como con Dylan. Él es tan dulce y tierno conmigo y yo siempre me aprovecho de él.

Sonreí mientras pensaba las palabras para hacerla sentir mejor. 

—No creo que a él le moleste. Sospecho que le gustas —le dije y, aunque trató de reprimirla, una sonrisa apareció en su rostro.

—¿En serio lo crees?

Amando lo ProhibidoWhere stories live. Discover now