Capítulo 21. La Presentación

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Narra Abby:

Suspiré cansada al abalanzarme sobre mi cama. Le había dicho a Adrián que haríamos un nuevo comienzo. Le dije que olvidara el casi beso. Pero, ¿cómo podría decirle eso si ni siquiera yo lo puedo olvidar?

Estuvo a punto de besarme. No puedo olvidarme de algo así. Pero no debo engañarme. Me había convencido de que no debía sentir cosas por Adrián. Me había convencido de que Adrián podría hacerme lo mismo que me había echo John. Y yo no dejaría que eso pasara.

Aún recuerdo demasiado bien mi nerviosismo cuando lo vi. Su sonrisa confiada me había puesto así. Y tan pronto me dijo que me tenía que decir algo importante, supe qué era ese "algo importante".

Me iba a decir que ese casi beso no debió pasar. Me iba a romper el corazón, tal como lo hizo John y, a pesar de que no quería admitirlo, Adrián tenía un poco de poder sobre mi corazón. Por más que lo niegue, sí siento algo por él. Pero, tan pronto vi sus intenciones, exploté y dije la peor mentira que he dicho todo mi vida.

Le había dicho que no significaba nada y que lo olvidáramos. Y lo peor de todo fue cuando él dijo que pensaba igual. Ni siquiera vi un rastro de emoción en su rostro.

Le había dicho que fuera un nuevo comienzo aunque no podría olvidar lo que pasó. No supe cuando fue que caí en un profundo sueño pero fue el momento más tranquilo de todo el día.

•••

—Abby, apúrate, ya va a comenzar —gritó mi madre desde el sillón donde siempre se sentaba cuando veíamos el programa del reino.

—¡Ya voy! —le contesté y me dirigí hacia allá.

—¡Muy buenas tardes, señoras y señores! —empezó Nelson animado; como siempre—. Hoy les tenemos una sorpresa —dijo y todos se emocionaron.

—Ya todos saben que la princesa perdida fue encontrada. Pero, no todos la conocen. Hoy, me complace decirles, que ella se presentará en el programa —. Sonrió ante la cámara y podías escuchar muchas personas murmurando animados—. Y, sin más rodeos, aquí está la muy esperada princesa perdida.

Hizo un ademán con su mano mientras Daniela caminaba hacia él sonriendo forzada. No todos lo notarían pero la conocía desde hace años y podía ver como todo le incomodaba.

—Desde ahora, ella es la Princesa Daniela de Novacia —terminó Nelson cuando Daniela llegó a él y le tomó la mano. Todos aplaudieron.

Espera...dijo...¿princesa?...¿oficial?

Narra Daniela:

—Te salió perfecto. ¡Muy bien, querida! —chillaba Olivia después de la presentación. Le sonreí de manera falsa.

Yo solo estaba ansiosa por llegar y encerrarme en mi habitación. No paraba de pensar en lo que me había dicho Nicole.

Sé tu secreto.

Esas palabras no paraban de rodear mi cabeza en todo este tiempo. Se quedaban merodeando en ella, estancadas sin querer salir, a pesar de mis intentos.

Apenas podía dormir en la noche pensando en eso. Si ella sabía, podía hacer lo que quisiera conmigo. Podía controlarme y manejarme a su antojo y yo no podía decir o hacer nada.

—Veo que conseguiste negociar con ellos —dijo una voz a mis espaldas. Volteé y vi a Adrián sonriendo. Asentí sin ánimos y me dirigí hacia mi habitación. Pero, al salir me topé con Nicole. Se acercó a mi y me susurró:

—De mi no te libras, princesa —escupió la última palabra con repugnancia y le dirigí una mirada de odio. Sonrió triunfadora y el rey y la reina se dirigieron hacia nosotras cuando salieron.

—Buen trabajo, Daniela —dijo la reina y le dirigí una sonrisa de agradecimiento. El rey no dijo nada pero se notaba en su cara que estaba conforme con esto.

—Sí. Lo hiciste muy bien —dijo Nicole fingiendo amabilidad. Que hipócrita. ¿Cómo es que una persona que parecía ser tan agradable podría ser tan monstruosa?

En ese momento, estaba segura de que odiaba a Nicole. Traté de no rodar los ojos y le sonreí forzada.

—Gracias —dije.

—Mamá, papá —dijo dirigiéndose hacia "nuestros" padres—. ¿Saben? Daniela guarda muchos secretos —. Los reyes miraron a la princesa y fruncieron el ceño confundidos pero a la vez intrigados. Yo estaba matando a Nicole lentamente en mi mente—. ¿No les gustaría saber uno de ellos? —. Dirigió su mirada hacia mí y me dio un leve golpe en el brazo, como animándome.

—Anda, Daniela, cuéntales —. Le dirigí una mirada de odio—. ¿No? Bien, Daniela es muy tímida así que mejor les cuento yo....

Narra Adrián:

Luego del anuncio y la presentación de Daniela me dirigí hacia la biblioteca. Al llegar, estaba mi padre sentado en un escritorio mirándome expectante, como si me estuviera esperando.

—Adrián —dijo sonriendo satisfecho. Yo solo estaba tratando de encontrar la manera de irme de ahí ya que imaginaba qué sucedería luego. Al ver que no tenía forma de escapar, me acerqué un poco más tratando de fingir confianza.

—¿Te puedo hacer una pregunta? —. Me tensé tan pronto dijo eso pero, con los dientes apretados, asentí a pesar de que sabía de que no le importaba mi respuesta—. ¿A dónde vas todas las tardes? Siempre desapareces y no te vemos por ningún lado. ¿Se puede saber a dónde y con quién pasas las tardes?

Quedé completamente paralizado por la pregunta. Siempre que me encontraba con Abby había sido a escondidas de mi padre. La primera vez solo había sido pura coincidencia pero después iba porque quería verla. Si mi padre se enteraba que escapaba del castillo para ir a un bosque a encontrarme con una chica, haría todo lo posible para destrozarme. Quizás hasta le haría daño a Abby. No podía dejar que se enterara de ella o que le hiciera algún tipo de daño. Pero tampoco tengo una buena excusa lo suficientemente creíble.

—¿No me vas a contestar? —preguntó subiendo una ceja amenazante. Sabía lo que pasaría si no le contestaba. Sabía que no significaría nada bueno para mí. Pero aún así, me arriesgué y me quedé en silencio. Mi silencio le sirvió como respuesta y vi el enojo y fastidio en sus ojos.

—Bien. Te espero en el mismo lugar de siempre —dijo, se levantó y se fue. Sabía que esto no era bueno para mí pero estaba seguro de lo que hice. Si eso significaba que podía proteger a Abby de él, estaba seguro de que hice lo correcto. Suspiré y me dirigí hacia donde él.

Narra Abby:

Me dirigía hacia el bosque antes de que llegara el atardecer. Iba hacia donde siempre me encontraba con Adrián pero no estaba segura de estaría allí.

Ese lugar se ha convertido en nuestro punto de encuentro. Ha sido el lugar donde nos conocimos y donde nos encontramos. Pero, también se ha convertido en mi escondite.

Era mi escondite para escapar de la realidad. No estaba escondido ni nada por el estilo pero pocos sabían de ese lugar porque pocos entraban al bosque. Ese lugar era como mi escapatoria. Siempre que me sentía mal o triste o a veces hasta feliz, me dirigía hacia allá. No sabía por qué pero siempre lograba calmarme y tranquilizarme cuando estaba allí.

Mientras caminaba pensaba en el hecho de que Daniela fuera princesa. ¿Eso quería decir que nunca volvería a verla?

Negué con la cabeza tratando de sacarme esa idea de ella pero no funcionó. Seguí caminando sin poder evitar volver a pensar en lo mismo.

Al llegar al lugar, estaba un chico sentado en el tronco. Tenía pelo negro y estaba de espaldas a mí, sin camiseta. Me acerqué más para verlo mejor pero, me arrepentí al ver su espalda.

El chico tenía toda la espalda roja y llena de sangre. Tenía heridas no muy profundas en varias parte de ella. No eran muchas pero podías ver unas que parecían doler mucho.

Di un paso más hacia delante e inconscientemente causé que una rama sonara al pisarla. El chico se sobresaltó y miró hacia mi dirección. Quedé helada al ver su rostro.

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Mi sexy y sensual novio (Adrián) en multimedia. <3

Amando lo ProhibidoWhere stories live. Discover now