– ¿Estás bien, William? —Preguntó Francis Becker, acercándose al muchacho.

– S... Sí, señor Becker. El hechizo de Raven Lovelace acaba de deshacerse... Estaba recordando las cosas que me ha hecho olvidar...

– No me lo digas. —Sentenció otro hombre, rubio de ojos verdes, frío y borde— Has descubierto lo que ocurre aquí antes de que el director te lo explicase. No eres el primero. 

– ¡Cariño! —Exclamó otro hombre, de cabello castaño oscuro y ojos azules, golpeando la coronilla del rubio— Siento la actitud de Zachary... Es borde de naturaleza. Aunque por dentro es un amor de hombre. 

– ¡Charles! —Exclamó Zachary, sonrojándose— ¡No hace falta que le digas esas cosas a los alumnos! 

– Disculpen mi pregunta pero... ¿Son pareja? —Preguntó el muchacho. Charles y Zachary asintieron, dándose la mano. Zachary seguía como un tomate mientras que Francis reía a carcajadas.

– Charles es tu tutor. Y Zack es mi hermano...

– William Morrison. Curioso de naturaleza, brujo de condición.

– Francis y Zachary son superhumanos: Humanos con superfuerza, supervelocidad y eso... —Comenzó a hablar Charles— Yo soy un ángel. Y, tal y como ha dicho Francis, tu tutor. 

– Debo volver a mi habitación y hacer los deberes. Ha sido un placer haberos conocido...

– Pero mira a quién tenemos aquí... —La voz de Rebekah paralizó al muchacho, quien miró a todos lados en busca de la muchacha.

– Dinos, brujito... ¿Vas a volverme a golpear y a atacar a mi hermana? —Preguntó Peter, apareciendo delante del muchacho.

– Yo... Ni siquiera sé como funcionan mis poderes... Sabéis que solo me defendía.

– Tienes suerte de que nos hayan prohibido tocarte un mísero pelo... Nos vemos.

Ambos muchachos desaparecieron, dejando al castaño con un fuerte nudo en la garganta. Charles miraba a su alumno con curiosidad, pues había algo dentro de él que le era realmente familiar. Aunque no podía reconocer el qué. William estaba realmente aterrado de los Terrance. Los dos hermanos eran peligrosos. Él mismo los había visto en acción y, si por un casual fuera expulsado o se los encontrara en el exterior, sabía que no se lo pensarían dos veces a la hora de matarlo.

***

William se encaminó a su habitación. Allí, encontró a Duke, quien estaba fumando un cigarro mientras miraba a través de la ventana.

– Dios, colega... Que mala cara. ¿Qué te ha pasado?

– He ido a hablar con el director... Y me ha contado todo lo que ocurre tras las puertas de Lexington...

***

– ¿Esas tres razas son reales?

– Y no sólo esas... Tenemos banshees, superhumanos, cambiaformas, elfos... Toda clase de criatura fantástica que puedas imaginar.

– ¿Incluso ángeles y demonios?

– Sobretodo ángeles y demonios, William...

– No puedo creerlo... Todas las leyendas... Son reales...

– Así es, William... Es por eso que tu padre te trajo aquí. Para protegerle de la sociedad...

– O para deshacerse de mí.

– No creo que George Morrison haya admitido a su hijo en Lexington Academy para deshacerse de ti, William... La mayoría de los que están aquí no tienen familia. Los abandonaron.

***

– ¿Así que ya sabes que somos unos freaks de la naturaleza?

– Sí... ¿Qué eres, Duke?

– Un cambiaformas. –Respondió el rubio, tomando la forma de William– ¿Y tú? –Preguntó, retomando su verdadera forma.

***

– Entonces... Si esto es un internado para criaturas sobrenaturales... Eso quiere decir, que yo también lo soy.

– Así es, William. Eres un brujo. Al igual que tu madre.

– ¿Mamá? ¿Mi madre era una bruja?

– Estudió aquí, William. Era una alumna maravillosa. Rápidamente dominó sus poderes y ayudaba a la gente que llegaba nueva y asustada a dominar los suyos.

– Gracias por explicármelo todo, señor Terrance.

– No hay de qué. Ahora que ya sabes la verdad, podrás ver Lexington con sus verdaderos ojos.

***

– Así que brujo, ¿eh? —Duke sonrió macabramente— ¿Sabes las travesuras que podríamos hacer juntos?

– ¿En qué estás pensando ya? —William reía, sentándose en una cama.

– Yo me convierto en un adulto para entrar a toda clase de fiestas, salimos de aquí, usamos tus poderes para hacer fuegos artificiales y hacemos las mejores fiestas del mundo.

– No es así de simple, Duke. Por el momento, sólo sé levitar cosas y teletransportarme.

– Bueno, en todo caso, para usar tu magia tenemod que salir del recinto de la academia, ya que ésta tiene un escudo anti-magia.

– Por eso las puertas están abiertas... —Dijo William, encajando todas las piezas.

La sorpresa de William hizo que sus poderes se activaran, haciendo desaparecer el cigarro. Éste apareció en la mano del castaño, quien alucinado, esperó a que Duke hablara.

– Es imposible... A estas alturas, los bloqueadores deberían haberte reconocido. Solo los profesores, los cambiaformas y los superhumanos podemos hacer uso de nuestras habilidades...

– A lo mejor, como aún no se ha desbloqueado todo mi poder, no me reconoce como brujo, si no como humano.

– Puede ser... Entonces, ¿Te apuntas a la diversión? —Duke alargó la mano. William se lo pensó. ¿De verdad quería liarla después de recordar a los sobrinos del director?

Duke seguía con la mano extendida esperando la respuesta del castaño, quien lo miró dos veces antes de suspirar.

– ¿Y bien? ¿Qué me dices? ¿Cómplices?

– Cómplices. —Sentenció William, alargando la mano.

Pero, antes de ambos se dieran la mano, todo se volvió oscuro para William, sintiendo como lo trasladaban a algún lugar. 

Tras La Puerta Del Infierno [Remastered]Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum