Capitulo 38

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—Cassey, suéltame —dije casi desesperada mirando como la sudadera oscura desaparecía entre la gente. 

—________, ¿a dónde vas? —oí la voz de Harry a mis espaldas y bufé soltándome bruscamente de las manos de Cassey.

—Lejos de ti y Zayn —murmuré molesta cruzándome de brazos. Volví mi mirada hacia Cassey la cual me miraba preocupada.

—¿Estás bien? —preguntó. 

—¿Qué demonios haces aquí? —elevó ambas cejas y bajó la mirada.

—Yo solo decidí salir a despejarme. No sabía que ustedes venían aquí, es un club algo privado —entrecerré los ojos y me llevé una mano a la frente con cansancio. 

—Pueden solo.. mantenerse alejados. Necesito un tiempo a solas —caminé entre la gente directo a la barra y me pedí algo para beber. Ese tiempo a solas se convirtió en horas, y litros de alcohol corriendo por mis venas. Bailaba en el centro de la pista tambaleándome y chocando con varias personas, intentando sacar cualquier pensamiento de mi mente cuando una mano se aferró a la mia. Sonreí cuando de un tirón mi cuerpo chocó con otro y al levantar la mirada mi sonrisa se borró—. ¿Acaso no dejé en claro que quería estar sola? —

—¿Acaso no tienes en claro que nunca me mantendré lejos de ti? —suspiré y mantuve la distancia entre nosotros. Aunque estaba ebria, muy ebria, sabía que había límites.

—¿Dónde está Zayn? —vi su mueca de duda y luego suspiró.

—¿De verdad quieres saberlo? —lo fulminé con la mirada y el tomó mi mano y me arrastró entre la gente. Intenté ignorar el cosquilleo que sentía en las yemas de mis dedos que escalaba por mi brazo y se extendía por todo mi cuerpo, pero el alcohol solo lo intensificaba más. A un lado de la multitud de gente moviéndose y las luces parpadeantes había una pareja casi deborándose en un beso. Fruncí el ceño, miré a Harry el cual tenía la mirada baja y luego volví mi vista hacia los otros dos. Entonces distinguí el brazo del chico que se encontraba en el trasero de la mujer. El ZAP se leía con facilidad a millas de distancia. ¿Sentí dolor? No. ¿Sentí tristeza? Un poco. ¿Sentí enojo? No. No sentí casi nada. Miré a Harry y suspiré.

—Sácame de aquí —pedí en voz baja. 

***

—¿Estás bien? —su voz me sobresaltó pero fue como música para mis oídos. La noche estaba fresca, una ventisca te helaba los huesos pero yo me sentía más que cómoda recostada en el césped del jardín observando las estrellas y el cielo aclarándose. Eran cerca de las 5 de la madrugada y en solo unos minutos podría ver la luz del sol. Asentí porque no tenía ganas de hablar, no tenía ganas de hacer absolutamente nada. Solo estar ahí descansando y disfrutando del aire libre ignorando los latidos de mi cabeza productos del alcohol. Oí algunas hojas crujiendo cuando se recostó a mi lado con un brazo detrás de su cabeza y otro sobre su estómago—. Te lo dije —suspiré y asentí.

—Lo sé —murmuré como casi un susurro—. Pero creo que pensé por un momento que había cambiado, que en realidad me quería. 

—Yo también lo creía, pero es Zayn —asentí levemente y cerré mis ojos disfrutando de la paz que había en el lugar. Sentí un toque cálido en mis manos sobre mi estómago que me obligó a abrir los ojos—. Estás helada —me acercó a su cuerpo colocando uno de mis brazos sobre su estómago y el otro entre ambos. Pasó su pulgar por el dorso de mi mano y así nos quedamos unos largos e interminables minutos. Volví a cerrar mis ojos y una lágrma se deslizó por mi mejilla sin poder detenerla. ¿Por qué las cosas debían ser tan difíciles? ¿Por qué él no podía seguir siendo el chico de Holmes Chapel que conocí hace años así podríamos estar juntos y ser felices? ¿Por qué tenía que estar con mi hermana y engañarme?—. ________ —la forma en que pronunció mi nombre me alarmó. Abrí los ojos y levanté la cabeza para mirarlo pero sus ojos se encontraban observando más abajo, a su estómago. Seguí su mirada y pude ver que la manga de mi chaqueta se había levantado dejando a la vista las horrendas marcas que me había hecho el otro día en la ducha. Me golpee mentalmente, ¿por qué tuve que ser tan idiota? 

—No es lo que crees —dije casi sin voz alejándome de él y poniéndome de pie. No quería de nuevo el discurso, la pregunta estúpida de si había intentado quitarme la vida. Jesús, no era tan suicida. Ni siquiera era apenas suicida, nunca tuve problemas con mi vida, fue un momento de rabia extrema donde no pensé bien. Me sentía demasiado traicionada, demasiado dolida y en parte era culpa de Harry.. y de mi hermana. Mi boca tomó un gusto amargo con aquella palabra. "Hermana". Elena era muchas cosas para mi, pero no mi hermana. 

—________, ¿cuándo te has hecho eso? —oí su voz detrás de mi mientras caminaba hacia adentro de la casa. El momento se había arruinado completamente y ya no tenía ganas de ver el amanecer o esas bobadas, lo único que quería hacer era dormir. 

—¿Qué te hace pensar que yo misma me lo he hecho? —contesté tajante continuando con mis pasos hacia las escaleras pero antes de que pudiera subir el tercer escalón me detuvo cerrando su mano alrededor de mi brazo. Voltee quedando justo a su altura y fruncí el ceño—. Déjame ir.

—¿Fue por lo de Elena? —lo miré fijamente sin decir ni una palabra, él tenía que darse cuenta de que últimamente todo en mi vida giraba entorno a su nombre y que todo lo que él hacía me afectaba—. Demonios, __________. No sucedió nada con tu hermana, ¿acaso estás loca? ¿Cómo puedes hacerte algo así?

—¡¿Y planeas que te crea?! ¡Estuvo ahí y pudiste haberlo negado cuando te besó! ¡Haberla alejado sabiendo que yo estaba dentro del armario! ¡No lo sé, hubieses hecho algo si hubiera sido mentira!

—¡No tuve tiempo! ¡Dios, ella solo entró, dijo esas cosas y me besó! ¡Antes de que pudiera negarlo ya había dejado la habitación y tú estabas saliendo molesta sin dejarme explicarte nada! 

—Dios, Harry. Tuviste tiempo luego de que sucediera, pudiste haber venido a golpear mi puerta, ¡no lo sé! —mis ojos se llenaron de lágrimas de golpe y sentí un peso en el pecho que me ahogaba.

—___________, por favor, dime que no intentaste algo estúpido porque fui un imbécil contigo —fruncí el ceño y lo fulminé con la mirada.

—¡NO INTENTÉ SUICIDARME! ¿BIEN? ¡Y sí, fuiste un imbécil conmigo! ¡Y sí, tú causaste esto! —dije mientras me quitaba la chaqueta y dejaba a la vista mis brazos lastimados. Estaban cicatrizando pero iban a verse las marcas hasta dentro de una semana o quizás más. Se llevó ambas manos al cabello tirándolo hacia atrás y pude ver en sus ojos el odio que había adquirido hacia sí mismo. Y luego en un segundo estaba aferrado a mi cintura, con su cabeza descansando en mi estómago dándome cosquillas.

—Lo siento tanto, ________. Dios, no puedo poner en palabras lo mucho que lo siento, ¡demonios! ¡Me odio por hacerte esto! Eres la persona más importante de mi vida y no puedo creer que te lastimé así, _______. Por favor, perdóname —levantó su mirada y pude ver sus ojos inundados en lágrimas. Odiaba verlo llorar, odiaba verlo sufrir. Y odiaba ser la razón. 

—No llores —pedí mientras las lágrimas caían sin parar. Parecíamos dos idiotas. Ambos llorando, ambos lastimados, odiándonos a nosotros mismos, queriendo estar juntos. Pasé mi mano por su cabello y él cerró los ojos provocando que las lágrimas resbalaran por sus mejillas. Bajé los escalones que nos separaban y me aferré a su torso justo como él estaba hacía cinco segundos atrás—. Te perdono, pero con una condición —besó mi cabeza y suspiró despeinando mi cabello.

—Lo que quieras —tomé aire y cerré los ojos mientras lo abrazaba más fuerte esperando que todo esto fuera un sueño y pudiera despertar pronto. Me odiaría a mi misma durante mucho tiempo por lo que iba a decir pero era lo mejor para todos.

—Volvamos a ser lo que éramos, Harry. Solo amigos.. nada más.

Who is Mr. X?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora