Capitulo 36

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Abrí la puerta principal esperando encontrar caos, gritos y desastre por doquier pero en realidad ni siquiera tenía razones para esperar aquello. Quizás así estaba mi mente. No, permítanme corregir eso. Efectivamente así estaba mi mente. 

—¿Hola? —pregunté en voz alta mientras colgaba mi abrigo en el perchero y me adentraba en la casa. Suspiré ya que al parecer estaba sola y me dirigí hacia la cocina. Encendí las luces y caminé hacia el refrigerador. Estaba buscando algo liviano para comer cuando de la nada dejé de ver. Fruncí el ceño en la oscuridad total y cerré el refrigerador molesta—. Enciendan la luz, no es gracioso —no veía absolutamente nada. Di unos torpes pasos hacia donde creía que estaba la barra pero antes de llegar unos brazos se aferraron en mi cintura y me taparon la boca. Forcejee con el extraño e intenté escapar pero fue inútil. 

—No grites —susurró en mi oído y eso bastó para hacer que cada nervio de mi cuerpo cobrara vida. Su voz ronca y baja me acarició la piel descubierta del cuello y el oído dándome escalofríos—. Si gritas me veré obligado a secuestrarte de la forma convencional. Amordazada y atada, ¿oíste linda? —y solo en esta situación la idea de que me secuestraran sonaba tan sexy. Al segundo siguiente estaba colgando de uno de sus hombros y golpeando su espalda.

—Maldita sea, bájame Harry, ¡ahora! 

—Puedes gritar todo lo que quieras —habló mientras comenzaba a subir las escaleras—. Pero por suerte estamos solos, ¿no es genial? 

—¡Suéltame! —grité aún más fuerte—. ¡Ayuda! ¡Me están secuestrando! —pero realmente era inútil, nadie podía oírme y lo único que iba a conseguir era un fuerte dolor de garganta al día siguiente, así que me rendí aflojando mi cuerpo sobre su hombro mientras mis neuronas explotaban intentando descifrar a dónde me llevaba y para qué. Luego de unos minutos y de un abrir y cerrar de puerta mis pies volvieron a tocar el suelo. Me acomodé la ropa y me crucé de brazos mirándolo de la peor forma posible. 

—No me mires como si no quisieras pasar tiempo a solas conmigo, __________ —me imitó cruzándose de brazos también y yo elevé una ceja.

—¿Y qué te hace creer que yo quiero pasar tiempo a solas contigo? —comenzó a acercarse pero yo no me inmuté. No demostraría debilidad, mis pies estaban clavados al suelo.

—Bueno, digamos que la última vez que pasamos tiempo de calidad juntos.. la pasamos bastante bien —suspiré y miré hacia otro lado caminando y alejándome de él. Si lo tenía demasiado cerca sabía que no podría resistirme y terminaría cediendo a sus encantos. 

—Habla por ti, además no podemos estar juntos de ninguna manera, ¿o lo olvidas? —pregunté arrastrando mi mirada por su escritorio, sus cuadros, su cama perfectamente tendida. Mis ojos se tardaron unos buenos y largos segundos recorriendo cada pliegue de las sábanas, cada tonalidad de color, cada rizo del dibujo que decoraba los bordes..

—¿No te gustaría que la desarmáramos juntos? —maldito sea él y sus estúpidas frases calientes cuando yo estoy tratando de ser responsable y una buena persona. No quería que Harry perdiera su trabajo, no quería que abandonara su sueño, yo no lo valía. Pero a pesar de que mi mente tenía un rumbo, mis ojos no se despegaron de la cama. Cuando caí en la cuenta de aquello volví mi mirada hacia Harry y me arrepentí de no seguir viendo la cama. La distancia entre ambos era casi inexistente y su aliento mentolado y fresco chocaba con mi rostro como una brisa invernal. Sus manos viajaron hasta mi cintura y se acomodaron a la perfección como si fuesen dos piezas de puzzle fabricadas para estar unidas. De un leve tirón me pegó a su cuerpo y me vi a mi misma colgando mis brazos por sus hombros.

—Harry —supliqué en voz baja. Piedad, por favor piedad. Entonces cuando creía que iba a besarme haciéndome perder el control desvió sus labios hacia mi oído y me acarició el lóbulo de la oreja.

Who is Mr. X?Where stories live. Discover now