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chapter fifty four

Tenía la casa sola y eso solo me daba la oportunidad de aprovechar para relajarme con un buen baño en la tina

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Tenía la casa sola y eso solo me daba la oportunidad de aprovechar para relajarme con un buen baño en la tina. He estado con bastante estrés por lo que mi vida cada vez es menos llevadera.

Desde que llegaron los alfas y me convertí en uno, los problemas se juntaron sobre de mí como una montaña que en este punto ya no estaba segura de poder cargarla yo sola.

Estaba cansada de no poder enfrentar a todo lo sobrenatural que llegaba a Beacon Hills, estaba a punto de reventar con las constantes peleas de mi hermano con Derek, de los celos de Derek con todo aquel que se me acercaba y el no saber qué le pasaba a Stiles. Melissa McCall pensaba que podría estarle sucediendo lo mismo que mató a su madre pero sabía que estaba equivocada pues a estas alturas ya no dudaba ni un poco que dentro de Stiles estaba el nogitsune. Y ahora Stiles estaba perdido y no teníamos ni una pista de su paradero.

Agregándole a eso que antes de irse nos había dejado un pequeño recordatorio de lo que podía hacer, dejando a Isaac muy mal en el hospital. No estaba sanando, tenía una enorme quemadura en su cuello y aún estaba inconsciente. Por eso es que vine a casa a tomar un descanso porque sabía que Isaac no saldría pronto del hospital y las expectativas de que mejorara de un momento a otro no eran muy alentadoras, así que lo mejor era seguir con lo que era parte de nuestra vida, buscar solución a lo demás e intentar no saturarnos con todo.

Caminé al baño con una toalla, sales para baño y mi iPod para escuchar un poco de música. Ya dentro de este me deshice de la ropa en lo que la tina se llenaba y colocaba un poco de las sales que llenaron de olor tranquilizador mis fosas nasales y comencé a mover mi cuello buscando relajarme.

Cerré la llave del agua y entré a la tina ahora repleta de espuma. Se sentía tan bien el sentir como los músculos que tenía tensos fueran relajándose poco a poco con el contacto del agua cálida sobre de mi piel. La música ambiental hacía que la atmosfera fuera aún mejor y recargué mi cabeza en la orilla de la tina, cerrando mis ojos y alejando muy lejos todos los pensamientos que por semanas me han taladrado.

Estuve casi a punto de quedarme dormida de no ser porque de pronto la puerta se abrió.

— ¡Derek!— grité, metiéndome casi por completo al agua para evitar que él viera más de la cuenta—. ¿Qué demonios haces aquí?

Sabía que estaba más allá de un simple sonrojo. La última vez que Derek y yo estuvimos juntos, y solos, nuestra conversación había acabado en un beso. No es que no me haya gustado, es solo que se suponía que aún estaba alejada de él y por lo tanto no tenía ningún tipo de derecho para besarme y no quería que por ello se sintiera con la libertad de hacer lo que quisiese.

— Yo vine a bañarme— dijo como si fuera lo obvio, levantando la toalla que llevaba en las manos pero no pude evitar notar la manera en que me miraba y me estaba poniendo realmente nerviosa.

Cacería de lobosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora