37

1.8K 136 36
                                    

chapter thirty seven

— ¿Se cumplió tu deseo?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— ¿Se cumplió tu deseo?

Había pedido que todo el dolor se acabara, que la vida me diera una nueva oportunidad, la que fuera, y que Derek fuera feliz porque no le deseaba nada malo. Yo quería que ambos fuéramos felices aunque no estuviéramos juntos.

Imaginé todas las maneras posibles en las que me encontraría con Derek pero nunca pasó por mi cabeza que él me encontraría tan pronto y que lo estuviera viendo así de guapo y con esa sonrisa que siempre fue mi favorita. Traía la barba más poblada, casi dejando esa parte muy oscura pero me gustaba ese toque aún más varonil y marcado que le daba a su rostro. Estaba segura de que podría volver a caer y más cuando sus intensos ojos verdes me miraban como si todo este tiempo hubieran vivido en una espesa neblina que les impedía ver con claridad.

Y yo estaba segura de que no podría decir nada. Estaba frente al hombre que más he amado en mi vida y que aún sigo amando pero que me hizo daño y que por ello no quería perdonarlo a la ligera, no de nuevo, y temía que Derek sintiera todo eso que no quería pronunciar porque era obvio que cualquier hombre lobo podría hasta olerlo.

— Él mío se cumplió y eso que no he lanzado ninguna moneda— volvió a hablar al ver que yo no diría nada. Lo mejor fue decidir darme la vuelta e irme tratando de esquivar a todos pero él logró alcanzarme y agarrarme del brazo para detenerme—. Sandra, por favor, debemos hablar.

Yo cerré los ojos un momento, pasando saliva con fuerza para darme valor pero era como si las palabras se hubieran quedado completamente atoradas en mi garganta. Acerté en negar con la cabeza.

— Te lo suplico, déjame decirte todo, dame la oportunidad de decirte lo que siento y si no es suficiente entonces me alejaré pero déjame luchar por ti— suplicó con voz desesperada y mi interior se removió incomodo porque me decía que le diera esa oportunidad, aunque fuera solo para hablar, desahogarse y después vería que era lo que debía de pasar.

— Bien— dije sin más y caminé a un lugar despejado, cerca de una pequeña parroquia y me senté en los escalones de su atrio. Ahí podríamos hablar sin que nadie nos escuchara. Derek también se sentó, a mi lado izquierdo y parecía nervioso—. Te escucho.

Soltó un suspiro largo.

— Desde que era niño estuve rodeado de amor y cariño, eso era lo que menos me faltaba, lo daba y lo recibía pero llegó un momento de mi vida que fue como efecto dominó en que se calló una pieza y de ahí no pude detenerlas y eso fue desde que maté a Paige por algo que yo mismo provoqué y que nunca he podido perdonarme— pasó saliva con dificultad y cuando lo miré de reojo estaba con la vista al frente y jugando con sus manos. Era como si le estuviera costando trabajo decirlo—. Luego llegó Kate y me envolvió en su maldito juego para matar a toda mi familia y lo logró. Eso solo hizo que me volviera una persona fría, infeliz y sin sentimientos que no creía en las personas y menos en que alguien pudiera darme amor de verdad, sin buscar algo a cambio. Hasta que llegaste tú— Derek me miró y tuve que desviar mi rostro al frente pues no creía poder soportar sostenerle la mirada. Él soltó un suspiro de resignación—. Contigo entendí finalmente lo que era amar y ser correspondido, no había malicia y, después de tantos años, mi corazón volvió a latir, me sentí realmente vivo.

Cacería de lobosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora