She Saves Me

Capítulo 24.

~Día previo a la graduación~

Bryce O'Connor

Estaba recostado en el sofá, viendo la televisión mientras mi madre se preparaba. Las cosas con ella estaban mejor, inclusive me acompañaba a los grupos de drogadictos anónimos, al cuál debíamos ir en unos minutos.

Me levanté y subí las escaleras rápidamente para luego llegar a la habitación de mi mamá y tocar la puerta.

—Ya es hora— le dije luego de ver mi reloj.

—Cuanta presión— se quejó luego de haber abierto la puerta.

—Tardas mucho, no deberías arreglarte tanto.

—¿Qué hay de malo con querer verse bien?— salió de la habitación y se sostuvo de mi brazo mientras se acomodaba los tacones.

—No hay nada de malo, sólo que no se porque lo haces.

—Eres igual que tu padre— me dijo mientras reía levemente.

—No lo soy.

—Sabes que si.

Bajamos las escaleras y salimos de la casa una vez que tomé las llaves del auto.

Conduje hasta el lugar en dónde eran las pláticas y apenas llegamos me di cuenta de que había dejado mi celular en casa.

—¿Me prestas tu celular?— le pregunté a mi mamá.

—Absolutamente no— golpeó mi cabeza —No vienes a eso.

—Sólo quiero hacerle una llamada a Valerie. No he hablado con ella en todo el día.

—Le llamarás cuando lleguemos a casa.

—Tu ganas.

Mi madre entró al lugar y yo me giré para ponerle la alarma al auto entonces noté a un hombre en la otra banqueta mirarme. Supuse que iba a entrar por el aspecto que llevaba.

—Bryce, ya va a comenzar— me llamó mi madre.

—Ya voy.

-—Ahora.

Reí levemente por verla tan molesta entonces ambos entramos y nos sentamos en una de la banca.

Pasaron 3 horas cuando finalmente conducía de regreso a casa.

—Me agrada Chase. Su historia es muy conmovedora, ¿no crees?

—Si, lo es.

—4 años limpio— suspiró —Es un gran ejemplo.

—Si, lo es— volví a decir.

—¿Qué te ocurre?

—Nada.

—Actúas muy raro.

—Extraño a Valerie, sólo eso.

—¿No hablaste con ella en la mañana?

—No, mañana se gradúa y esta estresada por eso.

—¿Entonces decidiste no "batallar" con ella?— preguntó con ambos brazos cruzados.

—No es lo que dije— reí.

—A eso suena.

—Ella me dijo que hablábamos luego, que no quería responderme mal o algo como eso por su humor entonces quedamos en hablar más tarde.

—Debiste haberle dicho que no importaba.

—Aún no entiendo bien a las mujeres.

Estacioné el auto y bajé de éste para luego abrirle la puerta a mi madre para que ella bajara.