Capítulo 30.

7.2K 463 11
                                    

—Te amo.

—¿Qué tanto?— me preguntó.

—Demasiado.

Sonrió ampliamente y se separó de mi un poco. Tomó mi mano y tiró de ella entonces comenzamos a caminar hacia el vagón en donde se en encontraba la cama.

Llegamos y me hizo sentar.

—Debo decírselo a mis padres, a Wendy y a Janis— le dije mientras miraba mi nuevo anillo.

—¿Quieres ir a Los Ángeles conmigo?

—Creo que voy a tener que hacer eso. Allá están mis padres y Wendy.

—Yo debo decírselo a mi mamá y al grupo— dijo orgulloso.

—¿Cómo crees que lo tomé tu madre?

—De maravilla, ella te adora. Quien me preocupa de verdad es tu padre.

—¡Por favor! Hasta él se dio cuenta del amor que nos tenemos. No creo que sea un problema.

—En eso te doy un poquito de razón.

—Oye.

Se sentó a mi lado.

—¿Qué?

—Hay que tatuarnos de nuevo.

—¿Tu crees que sea buena idea?

—Ya tengo la inicial de tu nombre así que si.

—Siempre pensé que lo removerías— admitió de forma honesta sobre mi cabello.

—Pensé en hacerlo. Pero no se, tiene historia y me gusta.

—A cualquier otro chico te aseguro que no le hubiera gustado.

—No, ¿Pero qué interesa?

—Muy bien dicho, señorita O'Connor.

Recargó su mentón en mi hombro y sonrió mientras me miraba.

—Valerie O'Connor.

—Tienes que admitir que suena realmente bien. Cualquier otro apellido sería nefasto. Pero ese le va bien.

—A mi también me gusta— le dije entre risas.

—Te amo tanto, Val— acarició mi mejilla.

—Y yo te amo a ti.

Se separó un poco de mi y me miró.

—¿Qué?— pregunté curiosa.

—No quise preguntarlo por lo mal que te pusiste pero.

—¿Sobre mi bebé?

—Si.

—No quise decidir nada hasta tenerlo en mis brazos y así fue. Lo tuve, lo lavaron y después de vestirlo lo llevaron conmigo. Y no sentí nada. No sentí la magia, no me conmovió. No sentí nada de nada— levanté los hombros —Era muy lindo pero sólo podía pensar en como es que quedé embarazada de él entonces decidí darlo en adopción.

—¿Fue difícil?

—Siendo honesta, si. No creí que fuera a ser así pero tu sabes. Era mío también.

—Lamento todo lo que te pasó.

—Descuida— besé su frente mientras acariciaba su mano en mi muslo —Ya no importa. Me limpiaste.

—También lamento haber tardado tanto.

—Estas aquí ahora, ambos lo estamos.

—No quisiera estar en otro lugar.

—Entonces no te alejes.

—No planeaba hacerlo.

—Hasta que la muerte nos separe.

—Justo así— Sonreí amplio.

Me acerqué lentamente a sus labios y besé estos suavemente.

—Gracias por salvarme— dijo sobre mis labios suavemente.

—No tienes nada de que agradecerme— negué con la cabeza leve al mismo tiempo que lo miraba a los ojos.

—Sin ti éste no sería yo. Quizás ni siquiera seguiría vivo.

—No digas eso.

—Se que suena mal pero es la verdad, Val. La única razón por la cual sigo con vida y bien es debido a ti. Y sólo a ti.

—Digamos que yo te motivé pero el trabajo duro lo hiciste tu y estoy muy orgullosa de ti por eso— lo tomé por el rostro con cuidado y sonreí.

—¡Demonios! ¡Estoy tan enamorado de ti!— me tomó por las mejillas y apretó estas lo que me hizo reír (Al menos como pude reír) —¿No podemos sólo casarnos de una vez por todas?

—No— respondí divertida cuando soltó mi rostro.

—Cierto, quieres una boda de cuento de hadas.

—La merezco— dije con un puchero en mi rostro.

—Mereces mucho más que eso, ángel.

—Me conformo con un Vera— reí leve.

—Lo tendrás.

—No hablaba en serio, Bryce— reí mientras lo miraba con los ojos bien abiertos.

—¿Por qué no?

—Son caros.

—Yo juzgaré eso.

—No quiero un Vera.

—Se que lo quieres.

—Bryce...

—Dejame consentirte.

—Si te gastaras todo tu dinero en mi si te dejara, ¿Verdad?— reí mientras colocaba ambas manos en sus hombros.

—Si— me tumbó sobre la cama y subió sobre mi para luego dejar varios besos sobre todo mi rostro lo que me hizo reír fuerte.

—Shhh— cubrió mi boca con ambas manos entonces mordí un poco la de abajo.

Removió sus manos rápidamente y rió.

—Salvaje— tomó mis manos y las colocó a los costados de no cabeza para luego besar mis labios.

Rodeé su cadera con una de mis piernas mientras seguía el ritmo del beso.

—Tenemos que irnos— susurró suavemente sobre mis labios para luego morder el labio inferior y tirar de ese un poco.

—¿Tenemos?— subí y bajé la pierna con la que había estado rodeando su cadera.

—Ilegal, ¿recuerdas?

—Hay como 100 fotos de nuestros rostros— reí levemente.

—Mandaré alguien a que limpie esto, tu no te preocupes.

—No quiero irme— hice puchero y entrelace nuestras manos.

—Vayamos al hotel.

—¿Y qué haremos cuando lleguemos?

—Lo que quieras.

Estaba tratando de tirar indirectas y parecía no tomarlas en serio.

—Bryce.

—¿Si?— preguntó mientras me miraba.

—Hagamoslo.

—¿Qué?— preguntó confundido.

—Hagamoslo— repetí una vez que giré para quedar sobre él.

—Espera a luna de miel, mujer— respondió mientras acariciaba mi cadera.

—¿No podemos sólo casarnos de una vez por todas?

—No— ambos reímos.

She Saves MeWhere stories live. Discover now