Capítulo 16.

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ValerieHaynes.
~1 mes después~

—Bienvenida a Long Beach, preciosa.

Bajamos de la limusina y sonreí ampliamente.

—¿Qué opinas?–  me preguntó mientras me miraba.

—Es increíble—sonreí ampliamente sin dejar de ver el lugar.

—Tienes mucho que ver aún.

—¿Y qué estamos esperando?

Él tomó mi mano y entonces comenzamos a caminar mientras el botones llevaba nuestras maletas, las cuales el chofer de Bryce había sacado.

Entramos al hotel luego de que yo tomé unas cuantas fotos del lugar y nos dirigimos con la recepcionista.

—Buenas tardes, bienvenidos al hotel Hyatt, ¿Cómo puedo ayudarlos?

—Buenas tardes—dijo Bryce –Tengo una reservación al nombre de Bryce O’Connor.

—Denme un momento— La mujer comenzó a revisar la computadora, varias teclas sonaron cuando fueron presionadas a una rápida velocidad y luego de unos segundos sonrió mientras asentía —Usted ha reservado una Master Suite, ¿cierto?

—Así es—asintió él mientras entregaba su tarjeta de crédito.

Pasaron varios minutos entonces subimos a nuestra habitación. Ésta era muy linda, muy sofisticada y amplia. Yo no hubiese tenido problema alguno con una habitación sencilla pero bueno, al joven O’Connor le gustaba el lujo.

—¿Esto es una suite?

—Pues si—asentí – ¿Hay algún problema?

—Mi casa es mejor que esto.

—Está bien—lo miré –A mí me gusta—levanté los hombros.

—Tu eres tu.

—¿Eso qué significa?

—Olvídalo.

—Olvidado—dije un tanto molesta.

Tomé mi maleta y la llevé al baño conmigo, me desvestí rápidamente y eché un vistazo a mi cuerpo por el espejo. Mordí mi labio inferior levemente, no era muy fanática de lo que el espejo me mostraba.

Negué con la cabeza levemente, no estaría mal por esto de nuevo.

Abrí mi maleta una vez que la deje sobre la tapa del sanitario y tome un bikini negro con algunos detalles blancos. Me lo puse y asentí.

—Luces bien—dije tratando de convencerme a mi misma.

Me coloqué las gafas de sol y despeiné un poco mi cabello.

Cerré mi maleta y me acerqué a la puerta mientras cargaba ésta.

—¿Puedo salir?

—Sí.

Salí del baño y dejé la maleta en un lugar en donde no estorbara.

Miré a Bryce y reí nerviosamente cuando lo vi observarme.

—¿Qué?

—Luces bien.

Miré su torso desnudo y sonreí.

—Tu también.

—Gracias.

—¿Listo para bajar?

—¿Estás loca?—me miró.

—¿Cuál es el problema?—pregunté luego de quitarme los lentes de sol.

She Saves MeWhere stories live. Discover now